ASOCIACION GNOSTICA DE ESTUDIOS ANTROLOGICOS Y CULTURALES
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1.- Hace muchos años cuando murió mi padre estábamos velándolo otras personas y yo. Dichas personas estaban acompañándome cuando me quedé dormida por un momento y de pronto vi que mi padre entró en el cuarto donde estábamos velándolo, llevaba sus manos metidas en las bolsas de su pantalón y me preguntó que quién se nos había muerto, que quién era aquél que estaba tendido, y yo pensé que era mi padre que acababa de morir y estaba hablándome. ¿Podría decirme a qué se debió este fenómeno?
R.- Es indispensable comprender que las gentes jamás en la vida se preocupan por despertar Conciencia; realmente todas las personas del conglomerado social tienen la Conciencia profundamente dormida.
Es obvio que después de la muerte; el animal intelectual equivocadamente llamado hombre, continúa con su vida ensoñativa; si a algún desencarnado se le dijese que está muerto obviamente no lo creería.
Es ostensible que los desencarnados piensan siempre que están vivos, pues nada extraño encuentran al morir.
Ellos ven siempre el mismo sol, las mismas nubes, las mismas aves ensayando el vuelo desde los tupidos sauces del jardín. Los llamados muertos, después del gran paso, deambulan por las calles de la ciudad o por los distintos sectores del suburbio donde fallecieron. Normalmente continúan con su trabajo cotidiano, y se sientan a la mesa en su casa y hasta se dan el lujo de acostarse en su lecho, jamás pensarían que han pasado al Más Allá. Ellos se sienten viviendo aquí y ahora.
En estas condiciones al ver su cuerpo en el ataúd, suponen que se trata de otra persona, ni remotamente sospechan que se trata de su mismo vehículo fallecido; esa es la cruda realidad de los hechos; por eso no se extrañe en modo alguno de haber tenido esa experiencia íntima.
2.- ¿A qué se debe el temor que sentía mi hermana más pequeña de entrar en la habitación donde fue velado mi abuelo?
R.- Dicho temor tiene mucho de ancestro. Por lo común se transmite de padres a hijos; no hay nadie en la vida que no lo haya sentido; lo mismo sucede cuando penetramos a una caverna tenebrosa o cuando nos encontramos en presencia de un fantasma real. La causa causorum de todo esto estriba en la psiquis subjetiva, mejor dijéramos en la Conciencia dormida. Cuando uno despierta Conciencia es ostensible que tales temores desaparecen radicalmente.
3.- ¿Por qué los niños pueden ver a un desencarnado y los adultos no? Mi hijo el más pequeño vio a mi padre recién desencarnado y platicaba con él.
R.- En nombre de la verdad debemos ser claros y enfatizar ciertas ideas. No está demás decir que todos los niños son clarividentes. Se nos ha dicho que antes de cerrarse la fontanela frontal de los recién nacidos, eso que llaman «mollera», tienen las humanas criaturas el poder de ver lo suprasensible, aquello que no pertenece al mundo físico, eso que es invisible para los adultos.
Si los seres humanos reconquistaran la inocencia en la mente y en el corazón es incuestionable que recobrarían la divina Clarividencia, el poder de ver lo oculto, lo misterioso, lo desconocido.
4.- Cuando morimos, ¿no tenemos el peligro de perdernos? ¿O alguien nos espera?
R.- ¿Qué es eso de perdernos distinguida dama? ¿Qué es eso de perdernos caballeros? ¿Hasta cuándo vais a dejar de tener miedo? ¿Se pierde uno acaso en su casa? Ya he hablado claro y demasiado, ya he dicho que durante los primeros días continuamos viviendo en la misma casa donde fallecimos y de eso hay muchos testimonios.
Al morir nos encontramos a aquellos difuntos queridos que se nos han adelantado, es decir, a nuestros parientes y amigos.
5.- ¿Podemos reconocer a esos parientes y amigos que nos encontramos al desencarnar?
R.- Tú puedes reconocer a tu madre fallecida, a tu padre, a tus amigos y parientes; ¿supones que puede uno desconocer a sus seres queridos?
Tu pregunta es bastante extraña, es obvio que ningún hijo podría desconocer a la autora de sus días, es ostensible que todos tenemos la capacidad para reconocer lo que hemos conocido.
6.- Cuando morimos, ¿no sufrimos de soledad?
R.- Cada cual es cada cual; el egoísta, aquél que se autoencierra, el misántropo, aquél que no ama a nadie, es obvio que ya aquí mismo tendrá que pasar por la amargura de la soledad; después de la muerte resulta patético, claro y definido su doloroso estado solitario en la región de los muertos.
7.- De acuerdo con eso que llaman Destino ¿es cierto que tenemos los días y las horas contadas?
R.- Distinguido caballero, con el mayor placer responderé a su pregunta. Cuando usted sale de viaje es incuestionable que lleva determinada cantidad de dinero para los diversos sistemas de transporte. Obviamente usted debe saber gastar su dinero, porque si lo malgasta su viaje habrá de ser interrumpido.
Quiero que comprenda que al venir al mundo los Angeles del Destino depositan en nuestros tres cerebros determinado capital de valores vitales. Es claro que si los malgastamos, si acabamos con dicha fortuna, el viaje por el camino de la existencia será interrumpido prontamente; mas si los ahorramos, nuestro viaje podrá hacerse largo y así llegaremos hasta la ancianidad.
8.- Me sorprende usted con eso de los tres cerebros, yo siempre he oído que tenemos un cerebro, ¿podría decirme cuales son esos otros dos?
R.- Con que le sorprende a usted lo de los tres cerebros... Compréndame: entre la caja craneana tenemos el cerebro intelectual; en la parte superior de la espina dorsal tenemos el cerebro motor, el centro capital de los movimientos; en el plexo solar y demás centros simpáticos está el cerebro de emociones. Me ha entendido ahora?
9.- ¿Por qué sentimos miedo al pensar en la muerte y por qué nos apegamos a la vida?
R.- El deseo de vivir es muy grande; todos los seres humanos quieren vivir, están apegados a la vida sensual. Es obvio que la adhesión, el apego, el deseo de existencia material nos tienen fascinados; en estas condiciones de ninguna manera queremos morir, tenemos miedo a la muerte, no queremos dejar de existir.
Si las gentes a base de comprensión perdieran el deseo de vida material, entonces el temor a la muerte desaparecería. Uno llega a perder tal temor cuando comprende lo ilusorio de la existencia, cuando ve que nada en este mundo es permanente. Pasan las ideas, las cosas y las personas.
10.- Cuando una persona desencarna ¿Qué hace el Alma? ¿A dónde se encuentra para volver a encarnar?
R.- Hay que hablar claro y comprender; las gentes tienen la mente demasiado dogmatizada; existe deterioro intelectual; ya las personas no son capaces de abrirse a lo nuevo, de ver lo natural, siempre piensan en lo artificioso y lo consideran como patrón de todas las medidas.
En otros tiempos los sentidos humanos no se habían degenerado todavía. En las arcaicas épocas de nuestro mundo, las gentes podían ver a los desencarnados, oírlos, palparlos, etc.
En la Lemuria, por ejemplo, cuando alguien iba a desencarnar, cavaba su propia fosa y se acostaba en ella con la cabeza hacia el Oriente; feliz se despedía de sus parientes y estos sonreían alegres. Quien pasaba al Más Allá no quedaba invisible para sus parientes; bien podía seguir conviviendo con los suyos deliciosamente; el aire parecía transparente; en la atmósfera se veía claramente a los espíritus, a las almas, a las criaturas inocentes de la Naturaleza.
Pero sabemos que en la atmósfera, bajo esas zonas que pertenecen a lo tridimensional, a lo físico, existen regiones metafísicas, a modo de mundos o espacios, donde las almas de los muertos viven antes de volver a tomar nuevo cuerpo.
11.- ¿Por qué siempre que sueño con mis parientes difuntos, platico con ellos y me afirman que no han muerto y que están en perfecto estado de salud?
R.- Distinguido caballero, me place su pregunta y con el mayor gusto le contesto. Ante todo quiero que usted entienda lo que es el proceso del sueño. Es incuestionable que el sueño es una muerte chiquita, como dice el dicho vulgar. Durante las horas en que nuestro cuerpo yace dormido en el lecho, el Alma ambula fuera de él, va a distintos lugares, se pone en contacto con los que han fallecido y hasta se da el lujo de platicar con ellos.
Es claro que los muertos jamás creen que están muertos porque en su vida jamás se preocuparon por despertar Conciencia; ellos siempre piensan de sí mismos que están vivos; ahora se explicará usted el motivo por el cual las almas de sus muertos queridos le hacen tales aseveraciones.
12.- ¿Por qué los espiritualistas tienen especial predilección por llamar o invocar a los difuntos?
R.- Bien, así lo aprendieron ellos de sus maestros, Allan Kardec, Leon Denis, y muchos otros; lo grave es que tales autores no investigaron a fondo el hueso medular de esta cuestión.
Ante todo quiero, mi estimable caballero, que usted sepa que todos los seres humanos tienen dentro un «yo», un Ego, el mí mismo, el sí mismo.
Por favor no piense que el tal «yo» es lo mejor; estudie usted el «Libro de los Muertos» de los antiguos egipcios y comprenderá lo que le estoy diciendo.
¿Usted ha leído el Fausto de Goethe? ¡Ah! Si usted conociera lo que es ese Mefistófeles me daría la razón; es incuestionable el carácter tenebroso de Mefistófeles, el Ego, el «yo» el mí mismo.
Quien se mete en el cuerpo del médium espiritualista es el «yo» del difunto, Ahrimán, Mefistófeles. Es indubitable que tal «yo» personifica a todos nuestros defectos psicológicos, todos nuestros errores.
El Ser del difunto jamás viene a ninguna sesión de espíritus; distinga usted entre el Ser y el «yo»; quien acude a tales sesiones es Satán, el mí mismo. Quiero que usted comprenda lo que es la Ley de Acción y Consecuencia; las personas que prestan su cuerpo, su materia a los «yoes» de los muertos, a Mefistófeles, a Satán, en su futuro nacimiento tendrán que padecer mucho por la epilepsia.
13.- ¿Podría usted decirme que es el Ser?
R.- El Ser es el Ser y la razón de ser del Ser es el mismo Ser; el Ser es Lo Divinal, la Chispa inmortal de todo ser humano, sin principio ni fin, terriblemente divino.
Todavía los seres humanos no poseen esa Chispa dentro de sus cuerpos, mas si nos santificamos y eliminamos el «yo pecador», el Mefistófeles, es claro que un día la Chispa podrá entrar en nuestros cuerpos. Ahora lo invito a usted a comprender lo que es el Ser.
14.- Después de la muerte ¿Recuerda uno toda la vida que acaba de pasar?
R.- Sepa usted señorita, que después de haber abandonado el cuerpo físico todo difunto revive en forma retrospectiva la vida que acaba de pasar.
El desencarnado comenzará reviviendo aquellos instantes que precedieron a su muerte; por tal motivo durante los primeros días, como ya dijimos, vivirá entre los suyos, en su casa, en su aldea, en su pueblo, en su oficina, en su trabajo; después, continuando, vivirá en todos aquellos lugares muy anteriores; en cada faceta de su existencia pasada repetirá los mismos dramas, las mismas palabras, las mismas escenas, etc. La última parte retrospectiva corresponde a los procesos de la infancia; terminada la retrospección tenemos que presentarnos ante los Tribunales de la Justicia Divina; los Angeles de la Ley nos juzgarán por nuestros actos, por nuestras obras.
Tres caminos se abren ante el desencarnado: Primero, unas vacaciones en las regiones luminosas del espacio infinito antes de volver a tomar cuerpo. Segundo, volver a una nueva matriz en forma inmediata o después de algún tiempo. Tercero: entrar en los mundos infiernos dentro del interior del planeta en que vivimos.
15.- ¿Es posible que esa retrospección se haga en vida?
R.- Muchas personas que han estado a punto de morir ahogados, han visto pasar su vida en forma retrospectiva; esto mismo le ha sucedido a gentes que han estado cerca de la muerte por tal o cual motivo.
16.- Cierto día, tramitando asuntos de fosas y criptas para sepultar a familiares, platicando con el administrador del cementerio, de pronto me quedé callado y con los ojos desorbitados durante un buen rato; él siguió hablando y al ver que no le hacía caso, me preguntó si me pasaba algo; al hablarme fuerte, desperté de mi ensimismamiento y le relaté lo que me había acontecido. Resulta que cuando dejé de hablar empecé a sentir la presencia de alguien y al voltear vi junto a mí a mi suegra recién desencarnada por quien estaba yo arreglando los asuntos del cementerio; después ella se sonrió amablemente y me invitó a pasar haciendo un ademán. Como no podía moverme se limitó a despedirse y desaparecer de mi vista. Al terminar mi relato el hombre tenía los pelos de punta y la carne de gallina y nerviosamente me decía que en los años que llevaba en el panteón nunca había tenido una sensación como esa. ¿Podría usted decirme a qué se debió este fenómeno?
R.- Con el mayor placer contestaré a su pregunta, distinguido caballero. En modo alguno debe usted extrañarse por una visión suprasensible; en los tiempos de la Lemuria, ya dije, los muertos eran visibles en la atmósfera para todo el mundo; qué lástima que ahora las gentes se sorprendan con este tipo de visiones.
Nada tiene de raro que un fallecido pueda hacerse visible de cuando en cuando en la atmósfera y eso le consta a usted mismo; es obvio que lo pudo verificar con percepción directa; el administrador del panteón no llegó tan lejos pero sí pudo tener cierta sensibilidad psíquica, lo suficiente para que sus pelos se hubieran puesto de punta y su piel como cuero de gallina.
17.- Siempre que sueño con mi abuela materna y la veo triste, me señala algo que al despertar no recuerdo, pero me he dado cuenta a través de los años que a los ocho días después de haberla soñado, alguien de mi familia se pone en estado de gravedad. ¿Podría usted decirme a qué se debe esto?
R.- Distinguida señorita, ya he dicho mucho en mis conferencias que, durante las horas del sueño normal común y corriente, las almas de los vivos se escapan del cuerpo que duerme en el lecho y entonces se ponen en contacto con las almas de los muertos.
Que se vea usted con su abuelita, eso es normal en la Dimensión Desconocida. La visita ella en instantes de angustia o cuando va a enfermar alguna persona de su familia, ¡ya ve usted como los muertos están tan cerca de nosotros!
1.- En un lugar de la Cordillera Central Colombiana, se encontraba una hacienda de ganado sola, a la que se dirigieron dos trabajadores acompañados de cuatro grandes perros; al aproximarse las horas de la noche, uno de ellos se dirigió a traer agua, pero al salir de la casa dio algunos gritos; el compañero al oírlo le dijo que no lo hiciera porque era peligroso, ya que en esa misma cordillera habitaba «Patasola» y podía responderle y venirse hacia ellos; el hombre no le hizo caso y se dirigió hacia la corriente de agua siempre gritando; cuando hubo recogido el agua, ya de regreso a la casa, volvió a detenerse y comenzó a gritar, entonces le contestaron en las partes altas de las cordilleras.
El compañero hubo de decirle nuevamente que no continuara gritando porque ya había visto el resultado, ya que le había contestado «Patasola» en las partes altas de las cordilleras; el hombre no le hizo caso y continuó gritando y «Patasola» le siguió contestando acercándose cada vez más hacia donde ellos se encontraban. Al ver que se acercaba la «Patasola», los dos hombres tuvieron que refugiarse dentro de la casa y cerrar bien las puertas; al poco rato la «Patasola» llegó a la casa y entonces los cuatro mastines que les acompañaban se tuvieron que enfrentar a una verdadera batalla con la «Patasola». Los hombres encerrados lo único que hacían era sufrir y no hay duda de que su defensa fueron los perros, que después de largas horas de lucha, pusieron en fuga a la «Patasola» quien al retirarse seguía dando gritos semejantes a un alarido. Los hombres al comprender que se había retirado, salieron de la casa y se alejaron en forma rápida sin volver por allí. ¿Podría usted darme una explicación sobre este relato, Maestro?
R.- Las gentes comunes y corrientes viven en este mundo de tres dimensiones ignorando la existencia de una Cuarta Coordenada, de una Cuarta Dimensión.
Es necesario saber que más allá de nuestro mundo tridimensional, está la Dimensión Desconocida, la Región Etérica.
Si cuidadosamente observamos el color de las lejanas montañas, podríamos ver un intenso azul, bastante hermoso.
Es obvio que dicho color es el éter de la Cuarta Dimensión; se nos ha dicho que en un futuro remoto todo el éter será visible en forma plena en el mismo aire que respiramos.
Los científicos modernos niegan enfáticamente el éter y dicen que sólo existe en los campos magnéticos.
Las gentes de la Edad Media negaban la redondez de la Tierra, suponiendo que ésta era plana.
Cuando Galileo afirmó que la Tierra era redonda y que no estaba quieta, estuvo a punto de ser condenado a muerte. Cuando se le exigió jurar que no era redonda y que no se movía, poniendo las manos sobre la Santa Biblia, dijo: «lo juro; pero se mueve, se mueve».
Así también, aunque neguemos la existencia del éter, aunque juremos que no existe, tendremos que decir parodiando a Galileo: «pero existe, existe».
En esa Región Etérica, en esa Cuarta dimensión viven las criaturas Elementales de la Naturaleza, y esto es algo que debemos comprender profundamente. A tales criaturas se les dará el nombre de Elementales, precisamente porque viven en los elementos.
Sepa usted mi querido amigo, que el fuego está poblado de criaturas Elementales; entienda que el aire está también densamente poblado por esa clase de criaturas y que el agua y la tierra, están pobladas por esos mismos Elementales.
A las criaturas del fuego, desde los tiempos más antiguos, se les conocía con el nombre de Salamandras; a los Elementales del aire se les designa con el nombre de Silfos; a los seres del agua se les llama Ondinas, Nereidas, Sirenas, etc., etc.; a las criaturas que viven entre las rocas de la tierra se les bautizó con el nombre de Pigmeos, Gnomos, etc. Es ostensible que la forma de estas criaturas varía muchísimo.
Las criaturas del fuego son delgadas y secas, muy semejantes al chapulín o grillo, aunque de tamaño mucho más grande.
Las criaturas del aire parecen niños pequeños muy hermosos con rostros sonrosados como la aurora.
Los Elementales del agua tienen diversas formas; algunas parecen como damas inefables, felices entre las olas del inmenso mar, otras tienen formas de sirenas-peces, con cabeza de mujer, y por último hay Ondinas que juegan con las nubes o moran en los lagos y ríos que se precipitan entre sus lechos de rocas.
Los Gnomos de la tierra, los Pigmeos, parecen ancianos con su luenga barba blanca y continente ceremonioso. Ellos viven normalmente en las minas de la tierra o cuidan los tesoros que por ahí subyacen escondidos.
Todos estos Elementales de la Naturaleza son útiles en la gran creación; algunos animan el fuego; otros impulsan el aire formando los vientos; aquellos animan las aguas; estos otros trabajan en la alquimia de los metales dentro de las entrañas de la tierra.
Existen muchas otras criaturas que pueblan los bosques, los desiertos, las montañas. Usted distinguido caballero, nos ha hablado de la «Patasola», un Elemental muy particular de alguna región nevada en su país; es obvio que se trata de alguna serie de criaturas Elementales con mucha fuerza y poder. El acontecimiento narrado por usted nos indica claramente que dicho tipo Elemental tiene potencia suficiente para hacerse sentir en el mundo de las tres dimensiones, en el mundo físico; en el citado relato es incuestionable que hubo lucha entre los perros y el ser desconocido; puedo asegurarle en forma enfática que si no hubiese sido por los canes; los dos citados hombres habrían muerto.
Realmente, en el seno profundo de la Naturaleza, en los parajes más lejanos, en el misterio de las selvas, existen Duendes, Hadas, criaturas que las gentes de la ciudad ni remotamente sospechan.
No hace mucho tiempo por el mundo entero corrió la noticia sobre una extraña muerte. Cierto explorador de la Antártida fue encontrado degollado bajo su tienda de campaña en ese continente del Polo Sur. Lo interesante fueron sus palabras halladas en su bitácora de viaje. En esta última se pudieron leer frases como las siguientes: «Ya viene, ya lo veo, se acerca el monstruo, está aquí, ¡Ay, ay, ay¡». ¿Qué clase de monstruo sería ese? Algún guardián de la Cuarta Dimensión, eso es obvio.
Desarrollando la Clarividencia podremos verificar la realidad de la Cuarta Dimensión y de las criaturas Elementales que en ella viven.
2.- A propósito de Duendes Maestro, quisiera relatarle un hecho que aconteció hace 20 años en una población llamada Génova Caldas, Colombia: una niña fue enviada por sus padres en la mañana a una tienda; al regresar a su casa se encontró en el camino a una mujer que tenía cierto parecido a su madre, la cual le convidó a que le siguiera; la niña le siguió, saliendo de la población.
Al llegar las horas de la noche y ver sus padres que la niña no regresaba, pusieron en conocimiento de las autoridades su desaparición; horas más tarde se organizó un grupo que fueron en busca de la citada niña; siguieron por un lugar donde alguien les había informado haberla visto pasar, y al acercarse a la Cordillera Central, una persona les indicó que por ahí había pasado y que ella le había preguntado adonde iba, contestándole la niña que iba con su mamá.
Continuaron la búsqueda a lo largo de la cordillera y después de tres días encontraron a la niña semidesnuda sentada sobre un viejo tronco de un árbol, sin poder hablar; al traerla al pueblo después de que recuperó el habla, explicó que la había conducido una persona muy idéntica a su madre hasta ese lugar y después la había abandonado. ¿Quisiera explicarme a qué se debió esto, y si efectivamente fue un Duende como la gente de ese lugar aseguraba?
R.- Con el mayor placer contestaré a su pregunta. Obviamente la niña fue raptada por un Duende que tomó la misma forma de su madre; las gentes escépticas de las ciudades no creen en estas cosas; empero, las personas sencillas de los bosques dan testimonios vivientes sobre la realidad de los Duendes, los cuales en el fondo no son más que simples Elementales de la Naturaleza, habitantes de la Cuarta Dimensión, de la Cuarta Coordenada, de la Cuarta Vertical.
Nosotros los gnósticos tenemos medios y procedimientos científicos para entrar en esa Cuarta Dimensión a voluntad, conscientemente, positivamente. Así podemos entrevistarnos con tales criaturas de la Naturaleza y platicar con ellas.
3.- ¿Podría usted explicarme de qué manera es posible penetrar con cuerpo de carne y hueso dentro de la Cuarta Dimensión? A mí me gustaría ver esos Duendes, esos Elementales, y si usted tiene el procedimiento, enséñemelo.
R.- Pero, amigo mío, usted me está pidiendo algo sensacional; quiero que sepa que a los gnósticos no nos gusta el egoísmo; tengo la clave y los procedimientos y con el mayor placer le voy a enseñar uno.
Ante todo conviene que usted sepa que la Naturaleza no es algo inconsciente, como muchos suponen; la Naturaleza es realmente la Madre Natura, dispone de poderes psíquicos formidables los cuales podemos utilizar para penetrar en la Cuarta Dimensión voluntariamente, conscientemente, positivamente.
Acuéstese usted del lado del corazón con la cabeza puesta sobre la palma de la mano izquierda, concéntrese intensamente en la Madre Naturaleza, suplíquele, pídale, ruéguele con frases salidas del corazón, con palabras sencillas, que lo transporte, que lo lleve por entre la Cuarta Dimensión a un bosque cualquiera, a algún paraje cercano y cuando usted comience a sentir sus piernas y brazos en estado de lascitud, cuando comience a dormitar, sintiéndose en estado de somnolencia, lleno de fe intensa, levántese de su cama, diciendo:
«Madre mía, en nombre del Cristo te pido que me lleves con mi cuerpo a tal lugar: (diga ahora el lugar a donde usted quiera ir)».
Le aconsejo, mi buen amigo, que antes de salir a la calle, dé primero un saltito con la intención de flotar en el ambiente circundante, para verificar si realmente está en la Cuarta Dimensión.
Es claro que si usted no flota, si no logra quedar suspendido en la atmósfera, es porque todavía no ha penetrado en el mundo de la Cuarta Dimensión; en este último caso, métase entre su cama nuevamente y repita el experimento.
Algunas personas triunfan inmediatamente, otras tardan meses y años enteros en este aprendizaje.
Es urgente saber que cada ser humano tiene su Madre Naturaleza Particular, aquel principio inteligente que creó su propio cuerpo físico, que unió zoospermo y óvulo para la fecundación, que dio forma a cada célula orgánica.
Nuestra Madre Divina Particular puede ayudarnos a condición de una conducta recta. Trabaje usted con esta técnica y cuando logre el éxito, podrá convivir en el mundo de la Cuarta Dimensión con todas las criaturas Elementales de la Naturaleza.
4.- En una selva espesa del Departamento de Huila, en la República de Colombia, le sucedió a un campesino que, estando entre vigilia y el sueño, sintió ruidos cerca de su casa en las horas de la noche y oyó una voz que decía: «prende la candela, prende la candela, prende la candela». El hombre no prestó ninguna atención, pero cuando estaba quedándose dormido, volvió a oir que le repetían las mismas palabras tres veces; en vista de esto, se levantó y prendió la candela, sentándose al pié de ella.
Cuando ya había avanzado la noche, el hombre se volvió a quedar dormido, volviendo a oír otra vez la misma voz que le repetía: «prende la candela, prende la candela, prende la candela». Despertó y vio que la candela se estaba apagando, volvió a avivarla con la leña y, mientras lo hacía, le vino a la memoria en ese momento un sueño que había tenido siete años atrás estando en otra región, en donde vio que se encontraba solo en una selva y que una fiera lo atacaba.
¿Podría usted explicarme quién le daba esas órdenes y qué tenía que ver su sueño de siete años atrás con lo que le estaba sucediendo en esos momentos?
R.- Distinguido señor, me es grato responder a su pregunta. Su relato está interesante. El caballero de tal aventura, soñó siete años antes el evento citado y es claro que su sueño se cumplió al pie de la letra; no hay duda de que su sueño fue profético, se convirtió en realidad.
Incuestionablemente gentes desencarnadas, mejor dijéramos, almas de fallecidos que en otros tiempos vivían en tales selvas como pastores de animales porcinos, le ayudaron al citado señor, vieron el peligro que le acechaba. No hay duda de que en tales selvas hay bestias feroces, tigres, panteras, fieras de toda especie, etc., etc.; los difuntos aquellos le indicaron la necesidad de encender el fuego para conjurar el peligro, para defenderse de esos asaltos nocturnos, posiblemente de tigres, hablando específicamente. ¿Ve usted cómo tenemos amigos invisibles que velan por nosotros y nos ayudan?
5.- Hace dos años en una reunión en que se relataban casos raros, una de las personas que trabajaba en una compañía de artículos eléctricos, nos contaba que en Escocia había muchos Duendes y que a él, en lo particular, le sorprendió mucho el siguiente caso: Un amigo íntimo de él, les narraba que se había hecho amigo de un Duende y que platicaba largas horas con él, relatándole que al Duende le gustaba mucho comer ciertas cerezas agridulces que había en muy escasos lugares del bosque. Como no le creían, pensó hacerles una demostración física, para lo cual le propuso al Duende llevarlo al lugar a donde se encontraban las cerezas que tanto le gustaban; pero como no podían caminar al parejo, le indicó se metiera en una bolsa de manta para poder transportarlo. Una vez que el Duende estuvo dentro de la bolsa, el escocés corrió a la casa de su amigo dando de gritos para demostrarle que era amigo de un Duende y que lo llevaba consigo en la bolsa de manta, pero grande fue su sorpresa al abrirla y ver que ésta estaba vacía; salió desconsolado y avergonzado de la casa, caminando rumbo al lugar donde se encontraban las cerezas agridulces que tanto gustaban al Duende.
Por el camino se dio cuenta que algo se movía dentro de la bolsa de manta que todavía traía en la mano. Al llegar al lugar donde se encontraban las cerezas, saltó de la bolsa un conejito blanco que fue a devorarse las cerezas, transformándose después en el Duende; al verlo el escocés le recriminó diciéndole: «¿Por qué me hiciste esa mala jugada? ¿No ves que quedé por tu culpa en ridículo con mis amigos? Contestándole el Duende que él no se prestaba a esa clase de demostraciones y que si quería seguir siendo buen amigo de él, le prometiera no volverlo a utilizar para convencer a sus amigos de la amistad que les unía. ¿Es posible que los Duendes desaparezcan y aparezcan cambiando de forma?
R.- Con el mayor gusto responderé a su pregunta; se nos ha dicho que tales Duendes asumen formas masculinas muy hermosas con rubios cabellos y sonrosado cutis; algunos hasta afirman que se enamoran de las mujeres jóvenes en los bosques, y que suelen darles deliciosas serenatas. Viejas tradiciones afirman que sólo con una competencia de orquestas, haciendo resonar deliciosa música, pueden ser alejados.
Su relato es muy interesante; ya ve usted cómo alguien puede hacerse amigo de un Duende; desafortunadamente, tal persona cometió el error de querer hacer demostraciones con su amigo invisible; es obvio que los Duendes son enemigos de los exhibicionismos; cuando ofrecen su amistad, lo hacen sinceramente; desgraciadamente las gentes tienen la tendencia exhibicionista y eso es muy grave.
¿Que hubiera tomado aquella criatura la forma de un conejito? Eso no es nada raro. ¿Que hubiera devorado las cerezas? No se extrañe usted de eso. Ellos comen distintas substancias, principios y frutos de la Naturaleza; son criaturas que existen, que tienen vida, viven normalmente en la Cuarta Dimensión, pero en algunos parajes solitarios de los bosques; pueden hacerse visibles y tangibles para el hombre de carne y hueso, cuando así lo desean; las gentes vanas del mundo ya no aceptan nada de esto porque están demasiado sumidas en la barbarie, han degenerado sus sentidos psíquicos y se hallan demasiado materializados.
Nosotros los gnósticos pensamos en forma diferente; tenemos ejercicios y sistemas para desarrollar las facultades psíquicas y, mediante ciertos procedimientos, hasta nos damos el lujo de ponernos en contacto no solamente con los Duendes, sino también con los Devas y Elementales de esta gran creación.
1.- En una hacienda que fue habitada en tiempo de la conquista por los españoles, se oían constantemente ruidos a media noche y se sentía llegar a un hombre a caballo, que desmontaba y entraba a la casa a abrir las puertas de las habitaciones; hasta que un día el administrador decidió salir para ver qué era lo que producía esos ruidos.
Al hacerlo, vio en el patio a un hombre montado a caballo, al cual le dijo: «En nombre de Dios Todopoderoso, decidme ¿qué queréis?» Contestándole el hombre: «Acompañadme». El administrador los siguió hasta un riachuelo cerca de la hacienda, en donde el jinete se paró diciéndole: «en este lugar hay un tesoro enterrado que te suplico saques». El administrador lo sacó e instantáneamente cesaron los ruidos en la hacienda. ¿Podría usted decirme algo acerca de este relato?
R.- No hay duda de que este caso insólito e inusitado tiene fundamentos sólidos. En tratándose de la vida, debemos enfatizar ciertas ideas trascendentales; es ostensible la existencia de las dimensiones superiores del espacio. A todas luces resalta con entera claridad meridiana que en la Dimensión Desconocida viven las almas de los muertos.
Resulta palmaria y manifiesta la materialización de una entidad metafísica.
Es claro que los desencarnados, el difunto que cabalgando en brioso corcel habló así al sorprendido hombre, había dejado enterrado un valioso tesoro; el remordimiento, el apego al vil metal, etc., etc., fue motivo más que suficiente como para lograr la inusitada aparición. Resulta interesante el hecho concreto de tan manifiesta materialización de tipo psíquico.
En esto debemos afirmar en tono severo que aquel difunto abandonó la Dimensión Desconocida para penetrar en el mundo físico donde se hizo visible y tangible.
Es comprensible que al descubrirse tal tesoro, los extraños ruidos metafísicos se hubiesen suspendido.
Casos como estos abundan mucho por todas partes; aquí en México, los Plateados (correligionarios de Pancho Villa) dejaron fabulosos tesoros escondidos, y hasta sé de algún lugar donde han acaecido fenómenos psíquicos extraordinarios; esto sucede en todas las partes del mundo.
2.- Un Jueves Santo, al pasar por la Laguna de Montiver, vieron unas personas a una bellísima mujer de cabellos dorados tan largos que le cubrían su cuerpo, bañándose en medio de la laguna; después de un rato de estarla observando, fue grande su sorpresa al ver que la mujer desaparecía en medio de las aguas. ¿Podría usted decirme qué clase de mujer puede ser ésta?
R.- Con el mayor placer daré al caballero respuesta a su pregunta. Ya hemos hablado claramente sobre los Elementales del fuego, de los aires, de las aguas y de la tierra. No es extraño en modo alguno el que uno de esos Elementales con apariencia de mujer y singular belleza se hiciese visible ante las gentes en las cristalinas aguas del lago; esas Ondinas hacen sus palacios en el fondo de las aguas, y es obvio que resplandecen abrasadoramente en el misterioso paisaje.
Alguna vez también tuve yo mismo una experiencia similar navegando en el océano Atlántico.
Cuando el sol comenzaba a salir de entre las profundas aguas, pues así parecía, vi a dos Nereidas extraordinarias que, caminando entre las aguas, venían en dirección opuesta a nuestro pequeño navío.
La una tenía color violeta, no solamente en su cabeza y en sus ojos, sino también en su túnica y sandalias; la otra, tenía más bien el color de los corales, y su continente era majestuoso y sublime.
Algo me dijeron aquel par de bellezas y nuevo se detuvieron sobre los acantilados, contemplándome profundamente.
No niego que logré establecer amistad con aquellas Nereidas del inmenso mar.
Ellas hacen sus casas con materia etérica en el fondo abismal del borrascoso océano, y hasta dicen que cuando se enamoran de algún hombre, se llevan su Alma para convivir con él en su morada oceánica.
3.- Aquí en México, durante la época de la Inquisición, sucedió un caso insólito de brujerías. Dos mujeres fueron acusadas ante el Santo Oficio, y cuando los clérigos y guardias entraron en la casa de las mujeres sólo vieron en un lecho cuatro piernas, pues los cuerpos no estaban ahí; hallábanse ausentes.
Los clérigos procedieron litúrgicamente con exorcismos y conjuraciones de todo tipo. De pronto algo extraño sucede: dos horribles pajarracos penetran en aquella estancia ante los asombrados clérigos, y luego se precipitan en el lecho donde las piernas yacían.
Los clérigos, horrorizados, sorprendiéronse al ver que aquellas aves de mal agüero asumían humanas formas.
Las piernas aquellas vinieron a formar entonces parte del conjunto de aquellas mujeres que, instantes antes, sólo eran siniestras criaturas aéreas. La Inquisición procesó a estas brujas y se les condenó a morir en la hoguera. ¿Podría darme el Maestro alguna explicación?
R.- El caso que usted ha relatado resulta interesante, y es obvio que tiene su respuesta.
Mucho se ha hablado sobre la brujería, y en la Edad Media murieron muchas mujeres quemadas en la hoguera, acusadas de tal delito.
No hay duda de que éstas son sencillamente magas negras que saben meter su cuerpo físico dentro de la Cuarta Dimensión, ya para volar por los aires, ya para caminar sobre las aguas, o bien asistir a sus horripilantes aquelarres.
Se nos ha dicho que aquí en México esas horripilantes criaturas pueden a voluntad dejar sus piernas físicas para volar en los aires con más comodidad.
Desde el punto de vista rigurosamente clínico, a la luz de la anatomía oficial, es obvio que ningún médico aceptaría tan tremenda afirmación.
En estos instantes me viene a la memoria las brujas de Tesalia y «las metamorfosis» de Ovidio. Cuentan que Apuleyo se transformaba en un asno. ¿No habéis oído hablar sobre la licantropía y sobre el hombre lobo?
El organismo humano tiene infinitas posibilidades que los hombres de ciencia ni remotamente sospechan.
Cuando un cuerpo físico se sumerge dentro de la Cuarta Dimensión puede asumir cualquier figura y hasta abandonar parte de sus miembros. Es incuestionable que los científicos de esta época si escucharan nuestra plástica, indignados rasgarían sus vestiduras tronando y relampagueando y pronunciando palabras terribles contra nosotros, los hermanos del Movimiento Gnóstico.
La ciencia oficial no es toda la ciencia. Día llegará en que los sabios puedan verificar la realidad de la Cuarta Coordenada y todas sus infinitas posibilidades de tipo metafísico.
Que las brujas puedan abandonar sus piernas o transformarse en bestias, no es caso nuevo. Ya Eneas, el troyano, encontró en las islas Estrófadas a esos pajarracos encabezados por la execrable Selene, que tanto daño le causara.
Aquellos que se burlan de nuestras palabras, no está de más que estudien «La Eneida» de Virgilio, el poeta de Mantua.
En modo alguno alabamos a esas siniestras criaturas de la sombra: es obvio que les aguarda horrendo por venir en los mundos infiernos. Quien haya estudiado «La Divina Comedia» del Dante encontrará las brujas del aquelarre en el Averno, martirizando con sus horrendas garras a las humanas plantas. Crueles arpías que aborreciendo a Dios y a la Divina Madre se precipitan asqueantes en el negro precipicio.
4.-Maestro, como usted ha hablado mucho en sus libros de la Cuarta Dimensión, varios me dicen que no creen que exista, porque ellos quieren verlo palpablemente; como yo no he sabido dar la respuesta adecuada, quisiera que usted me explicara en qué forma puedo hacerlo.
R.- ¡Válgame Dios y Santa María! Esto no es cuestión de creencias: estamos hablando de asuntos científicos. Las creencias son para asuntos religiosos, mas la ciencia es algo diferente; por favor póngame atención: la Cuarta Dimensión es el Tiempo, y el que quisiera saber algo sobre esta Cuarta Coordenada que se estudie la Teoría de la Relatividad de Einstein.
La veo a usted sentada en una mesa escribiendo. Si usted observa este mueble verá que tiene tres dimensiones: largo, ancho y alto. Más existe una Cuarta Vertical y ésta es el Tiempo. ¿Cuánto tiempo hace que el carpintero construyó esta mesa?
La Cuarta Dimensión la está viendo todo el mundo, porque no hay persona que no tenga un determinado número de años; habrán gentes que estén recién nacidas, otras que tengan veinte años y muchos ancianos que sólo aguardan la muerte.
El Tiempo en sí mismo tiene dos aspectos: el cronométrico, que es solamente superficial y el espacial, que es el fundamental.
Reflexione usted; no le estoy hablando de creencias, estamos tratando asuntos meramente científicos. Es necesario tener un poquito de madurez para entender.
La conquista del espacio exterior, los viajes cósmicos, serían imposibles mientras no hayamos logrado conquistar el Tiempo, es decir, la Cuarta Coordenada.
Si una nave cósmica pudiera salir de nuestro mundo a la velocidad de la luz (trescientos mil kilómetros por segundo) y si después de varias horas de viaje cósmico regresara a la Tierra conservando la misma velocidad, puede usted estar absolutamente segura de que a su retorno los tripulantes de tal navío no encontrarían el mundo que dejaron, sino un mundo futuro, una Tierra adelantada en muchos millares de años; esto ya lo demostró Einstein con sus cálculos matemáticos. El día en que los hombres de ciencia y inventen naves cósmicas capaces de pasar más allá de la velocidad de la Luz habrán conquistado el Tiempo; en otras palabras, habrán conquistado la Cuarta Dimensión. Eso es todo.
El mundo de tres dimensiones es el resultado de la velocidad de la luz al cuadrado; si pasamos más allá de la velocidad de la luz, entramos en la Cuarta Dimensión. Las brujas del citado relato, con procedimientos tenebrosos, atraviesan instantáneamente la barrera de la velocidad de la luz y penetran en la Cuarta Dimensión. Empero, esto no es nada recomendable.
Existen procedimientos Santos y virtuosos, como los de Pedro, el Apóstol de Jesús, o los del Divino Nazareno, por medio de los cuales podemos entrar en la Cuarta Dimensión.
5.- En una reunión se contaba que las abuelas de varios de los presentes relataban sobre las brujas el siguiente caso: en los tiempos de la Revolución Mexicana algunas gentes encontraron varios pares de piernas entre las cenizas de un fogón o de los grandes braseros que se usaban en las casonas de aquella época; asustadas de tal hallazgo, esperaron para ver qué era lo que sucedía y se sorprendieron de que algún tiempo después regresaban las brujas que venían en sus escobas sin piernas y que se las colocaban nuevamente por arte de magia; celebraban ahí mismo un grito extraño y se iban a sus casas como cualquier gente normal. Estos rumores circulaban de boca en boca entre los vecinos de la región, causando asombro. ¿Sería tan amable de explicarnos si son ciertos estos acontecimientos?
R.- Distinguido señor, ya hemos hablado claramente sobre todo esto y podemos aseverar de que tales cosas son muy ciertas. Este tipo de gentes tenebrosas, aquí en México, abandonan sus piernas cuando entran en la Cuarta Dimensión.
6.-¿Nada más aquí en México?
R.- Sí, quienes hemos explorado en los distintos terrenos de la metafísica sabemos que esto de abandonar las piernas sólo ocurre aquí en nuestra patria.
Hemos explorado distintos países y lugares y la investigación nos ha llevado muy lejos.
Permítanme informarles que en Salamanca, España, existe el Castillo de Klingsor, dentro del cual funciona el Salón de la Brujería; las horripilantes brujas, afiliadas a ese antro de tinieblas, asisten a sus reuniones y sus piernas no las dejan en sus lechos, ni al pie de la chimenea, ni en ninguna parte. Esa clase de gentes se van volviendo cada vez más y más perversas y al fin se precipitan en el abismo tenebroso donde sólo se oye el llanto y el crujir de dientes.
7.- En cierto paraje que conocí en Sudamérica, encontrándome acostado boca arriba, sentí ruidos en la parte del cuarto donde me encontraba. Percibí un olor desagradable que penetraba por debajo de la puerta, y minutos después sentí que una persona se me sentaba sobre el pecho paralizándome todo el cuerpo. No podía ni hablar, ni hacer ningún movimiento muscular.
A los pocos minutos me acordé que podría salvar me haciendo una conjuración, mas como no podía hablar, lo único que pude hacer, mentalmente, fue el signo de la Estrella Flamígera de cinco puntas y la entidad se retiró. ¿Podría usted hacerme el favor de aclararme que clase de entidad fue ésta, Maestro?
R.- Contestaré al distinguido caballero su pregunta. Sabemos por experiencia directa que esas abominables criaturas del aquelarre acostumbran a echarse sobre los cuerpos de sus víctimas, ora para morder les el cuerpo formando horribles máculas en su piel, ora para sacarles de la forma densa el Alma y llevarla a cualquier lugar del mundo, o bien para atormentarlos de cualquier modo. En estos casos, aconsejamos nosotros orar con gran vehemencia, recitar la Conjuración de los Siete del Sabio Salomón, o la Conjuración de los Cuatro; este tipo de oraciones es de eficacia extraordinaria para la defensa mental y física. Con estas conjuraciones huyen las horripilantes arpías dejándonos en paz.
Amigos míos, es urgente aprender a viajar por entre la Cuarta Dimensión. A muchos les parecerá difícil tal aprendizaje, empero esto no es así tan trabajoso, lo que se necesita es fuerza de voluntad, tenacidad incansable y paciencia infinita.
Vienen a mi memoria en estos instantes algunos episodios muy importantes relacionados con los Estados de Jinas. Cuando yo comencé mi aprendizaje, ciertamente tuve que sufrir un poco. Me acostaba tranquilo en el lecho con la cabeza apoyada sobre la palma de la mano izquierda; me concentraba en mi Madre Naturaleza y en el Cristo, rogándole de todo corazón me llevara con cuerpo de carne y hueso a remotos lugares de la Tierra; cuando me sentía ya en cierto estado de lascitud, cuando empezaba a dormitar, suavemente me levantaba de la cama y salía al patio de la casa; allí daba saltos largos con la intención de flotar en el espacio; muchas veces estaba lloviendo y entonces tenía que soportar el agua y el frío; vestido con ropa de dormir y luego al ver que no flotaba, me regresaba a la cama para repetir el experimento una y otra vez incansablemente durante toda la noche; mis desvelos eran enormes, mi cuerpo se estaba adelgazando, mi rostro estaba pálido y mis ojos llenos de grandes ojeras de tanto desvelo, pero yo era terco y un día de esos tantos obtuve el éxito.
En estado de somnolencia me levanté del lecho y grande fue mi asombro al encontrar tres damas dentro de mí recámara; una de ellas me ayudó a levantar de la cama, mientras las otras dos ante una mesa echaban suertes con unos naipes, a ver cuál de ellas se hacía cargo de mi insignificante persona; es ostensible que la suerte recayó sobre la que me levantó del lecho; ella me ayudó a salir del cuarto, me condujo a lo largo de un corredor que conducía hasta la calle, abrió el portón de la casa y me sacó a la calle; entonces vi a muchas otras personas que igualmente estaban ocupadas en la misma labor en aquel poblado, donde a la sazón vivía.
La dama en mención me dijo que podía flotar en el ambiente, y al hacerlo sentí gran alegría; no desconozco que hubo cierta falta de prudencia en mis actos, pues tan pronto lleno de alegría me lanzaba a las nubes como me precipitaba a la tierra para volar sobre las casas, las torres de las iglesias, etc., etc.
1.- ¿Y no lo veía a nadie?
R.- ¿Oh!, distinguida dama, de cierto le digo que nadie me veía porque mi cuerpo se había metido dentro de la Cuarta Dimensión, se había escapado del mundo de tres dimensiones y por eso se había hecho invisible para las gentes de este mundo.
La dama me llevó a Nueva York; allí había un caballero que también estaba trabajando en la misma forma; aquella mujer lo ayudó también y los sacó de su apartamento, de manera que ya fuimos dos los viajeros de la Cuarta Dimensión. Atravesamos el océano Atlántico y luego volamos sobre Europa pasando por distintas ciudades en ruinas, pues estábamos en la Segunda Guerra Mundial. Aquel hombre me dijo: «no sé qué veo en ti, pero lo único que sé es que dentro de ti mismo hay mucho de filosofía y mucho de ocultismo». El caballero me advirtió sobre los peligros que existían en las tierras de Europa; me dijo que tuviéramos mucho cuidado porque si llegábamos a salirnos de la Cuarta Vertical, caeríamos en esos países sin documentación de ninguna especie, por lo cual nos asesinarían o nos meterían en la cárcel. «Tiene usted razón», le respondí; «de ninguna manera debemos abandonar la Cuarta Coordenada».
Durante el trayecto nos detuvimos unos instantes para entrar en una casa de modistas. La dama que nos conducía nos manifestó el deseo de ayudar a algunas personas que allí vivían; entretanto nosotros permanecimos dentro de una habitación contigua, platicando. Cuando salimos de aquella casa con nuestro guía, seguimos flotando sobre el cielo de Europa para llegar hasta el lugar donde nos proponíamos. Una vez hechas las investigaciones requeridas, me despedía de mi guía y del amigo y regresé a casa. Ya ven ustedes, distinguidos amigos y amigas, cómo con voluntad y paciencia pueden ustedes aprender a meter su cuerpo físico dentro de la Cuarta Dimensión; a mí esto me costó como un año de amarguras.
2.-¿Cómo sabía el guía que en esa casa que usted menciona necesitaban ayuda? ¿Y qué tipo de ayuda?
R.- Con el mayor gusto responderé a su pregunta, estimada dama. Es claro que las personas que vivían en tal casa eran amigos del guía; la ayuda que prestó la dama que nos guiaba se relacionaba con los estudios Jinas; tenía por objeto ayudar a una persona a entrar en la Cuarta Dimensión; eso es todo.
3.- ¿Qué tanto tiempo estuvo usted haciendo ese viaje?
R.- Bien, distinguida señora, considero que en ir y venir pudo haber transcurrido un par de horas.
4.- ¿Cómo supo regresar solo?
R.- Esta pregunta es muy interesante y da oportunidad para una hermosa explicación. Sucede que en el mundo de la Cuarta Dimensión todo regresa a su punto de partida original; si abrimos una puerta, ésta se cierra de inmediato por sí misma; si llevamos un objeto de un lugar a otro, este retorna por sí mismo a su lugar. Por ejemplo, en cierta ocasión salí de la casa por entre la Cuarta Dimensión; me situé exactamente en una calle de distancia y luego me quité la camisa de dormir, la tiré al espacio y observé cuidadosamente el curso que ésta seguía; entonces vi con asombro que flotando tal objeto en la atmósfera regresó a casa, penetró por la puerta y fue a dar al lecho. Así pues, no es extraño el que yo me dejara llevar por la fuerza del retorno para regresar en forma, dijéramos instintiva y automática al dormitorio hasta quedar el cuerpo colocado en la posición en que antes estuviera.
5.- En una región nevada de Sudamérica, un hombre que cuidaba ganado, estando cansado se detuvo en una cabaña solitaria acompañado de un perro. Prendió fuego para estar más cómodo. A media noche sintió ruidos extraños y oyó ladrar al perro como si se acercara una persona extraña; al observar qué era lo que sucedía, vio a un nombre cubierto de pelo sin ropa alguna; tomó su fusil para atacar al visitante, el cual le dijo: «amigo mío, no me ataque, no me haga daño, que vengo en son de paz», contándole cómo había llegado hasta aquel estado, por haber hecho una promesa hacía muchos años de vivir lejos de la civilización y no volver a dejarse ver de ninguna mujer. El ganadero le ofreció comida y techo en la cabaña y le indicó que él vivía en una hacienda donde no habitan mujeres, que cuando quisiera, podía ir por allá para platicar con él y ofrecerle de comer lo que a él le apeteciere. Un día cualquiera, el hombre peludo lo visitó en la hacienda y, estando platicando con él, observó que estaban mirando le algunas damas de allí, huyendo sin volver jamás a aparecer por esos lugares. ¿Podría usted explicarnos, Maestro, por qué tomó esta determinación de vivir en la soledad y lejos de las mujeres?
R.- Con el mayor placer responderé a su pregunta, distinguido caballero. Su relato me parece muy interesante. Ciertamente es muy lamentable el caso del peludo. En todo esto veo un poco de ignorancia: huir de las mujeres me parece demasiado absurdo porque sería imposible llegar a la liberación, a la salvación, ya que ellas son un elemento importante en la vida.
El Amor es el fundamento de la liberación, de la salvación, de la iluminación. Sólo amando podemos llegar a Dios, sólo queriendo de verdad podemos conseguir la eterna bienaventuranza. Nosotros hemos escrito muchas obras y bien vale la pena que nuestros lectores las estudien; «El Matrimonio Perfecto», por ejemplo, es uno de esos libros que pueden enseñarle a la gente lo que es el Amor; hay algunos otros textos importantes; por ejemplo: «El Misterio del Aureo Florecer», «El Parsifal Develado», y muchos otros.
No hay duda de que el peludo se convirtió en un auténtico salvaje. En contacto con la Naturaleza le brotó la piel de chango, se convirtió en un hombre mono, involucionó hasta convertirse en un simio; eso es todo.
6.- En el tiempo de la colonia, dos caballeros que cabalgaban hacia la ciudad en un día lluvioso, tratando de descansar y de guarecerse de la lluvia, vieron en los alrededores un mesón en donde parecía que había una fiesta, pues los que estaban ahí bailaban, bebían y reían; entraron y también se quedaron a compartir la fiesta.
Al sentirse cansados, se retiraron a su cuarto a dormir; al otro día, cuando despertaron, grande fue su sorpresa al ver que en aquel lugar sólo había polvo de mucho tiempo y esqueletos diseminados por toda la casa; espantados, huyeron de allí despavoridos. ¿Podría usted decirme a qué se debió este fenómeno?
R.- Interesante su relato, distinguido caballero. He ahí un fenómeno maravilloso de la Cuarta Dimensión. No hay duda de que los viajeros aquellos tuvieron un acceso momentáneo a la Cuarta Dimensión en que pudieron ver y oír a muchas gentes desencarnadas, a difuntos dijéramos, con los cuales departieron amigablemente. Al otro día recibieron la sorpresa al descubrir en tal mesón sólo huesos de muertos.
7.- Un bohemio que acostumbraba a vivir en las tabernas, un día al salir de una cantina para dirigirse a su casa, sintió un ruido extraño que venía detrás de él; al mirar hacia atrás, vio una figura humana sin cabeza que lo seguía a cierta distancia; el hombre echó a correr dando gritos, con los cuales salieron las gentes de sus casas a auxiliarlo; al llegar cerca de su casa, cayó privado del conocimiento. Horas más tarde, cuando despertó, relató lo sucedido. ¿Quisiera a explicarme por qué vio un hombre sin cabeza?
R.- El señor nos habla de un decapitado; muchas gentes que perecieron en la guillotina durante la Revolución Francesa continuaron en el Más Allá, en la Dimensión Desconocida con figura de decapitados; sucede que aquellos que han muerto de esa manera suelen a veces hacerse visibles con tan siniestra figura en el mundo físico.
Amigos míos, es bueno que ustedes sepan que existen tierras encantadas, regiones de las «mil y una noches» y que todo eso pertenece a la Cuarta Dimensión. La Naturaleza tiene maravillas y prodigios; recuerdo que en algunos de mis viajes que hice por tierras de América llegué a la casa de un niño que estaba muy enfermo; los cuervos, zopilotes, gallinazos, zamuros, chulos, tiñosos etc. se paraban sobre el techo de aquella casa; antes los médicos pronosticaron que el niño moriría.
Lo que asombra es que tales aves, que evidentemente se desenvuelven en el Rayo de Saturno, adivinaran con tanto acierto y conocieran con precisión absoluta el lugar a donde iba a fallecer una criatura; no está demás aseverar que en realidad tal niño murió sin que la ciencia médica pudiera salvarlo; no hay duda de que ese tipo de aves del cielo cumplen una misión bellísima, limpiando la Naturaleza de toda podredumbre. Es claro que tienen facultades que les permiten conocer el lugar donde alguien ha de morir. Todo esto nos invita a reflexionar sobre los poderes de la Naturaleza.
Nosotros todos podríamos ponernos en contacto con los Elementales y conocer las maravillas y prodigios de la Naturaleza si aprendiéramos a viajar por entre la Cuarta Dimensión.
Cuando llega la hora de la muerte, concurre al lecho del agonizante el Angel encargado de cortar el Hilo de la Existencia.
En el instante preciso en que exhalamos el último aliento, el Angel de la Muerte saca el Alma del cuerpo y corta con su guadaña el Cordón de Plata, cierto hilo misterioso, plateado, que conecta el Alma con el cuerpo físico. Tal cordón magnético puede alargarse o acortarse hasta el infinito.
El sueño se dice que es una muerte chiquita; sabido es que durante el sueño el Alma no está entre el cuerpo; viaja a remotas distancias y entonces el Hilo de Plata se alarga infinitamente. Gracias a tal hilo puede el Alma regresar al cuerpo físico en el momento del despertar después del sueño.
Los moribundos suelen ver al Angel de la Muerte con una figura espectral, esquelética, ataviado con los trajes funerales. Es claro que esta figura tan siniestra sólo la asumen cuando están trabajando; fuera de su trabajo asumen hermosas figuras, ya de niños, ya de damas o de venerables ancianos. Los Angeles de la Muerte nunca son malos o perversos. Ellos siempre trabajan de acuerdo con la Gran Ley; cada cual nace en su hora y muere exactamente en su tiempo.
Las almas de los muertos recapitulan o repasan en forma detallada la vida que acaba de pasar; este procedimiento se realiza siempre retrospectivamente; durante tal proceso las almas recogen sus pasos, viven en aquellos lugares donde antes vivieron, repiten siempre lo mismo, los mismos hechos, los mismos sucesos.
Cuando llegan a revivir los instantes de la primera infancia parecen niños. Es obvio que una vez repasada la vida tal como sucedió, se presentan ante los Señores del Karma, ante los Tribunales de la Ley, listos para ser juzgados. Esto es lo que se llama presentarse uno ante los tribunales de Dios.
De tal juicio, de tal fallo, resulta el porvenir de cada Alma. Algunas almas suben a las regiones celestes antes de regresar a este mundo; otras entran en los mundos infiernos, situados estos últimos dentro del interior de la Tierra; y otras, finalmente, regresan inmediatamente o mediatamente a este valle de lágrimas.
Esto de retornar o regresar a este mundo suele ser bastante doloroso. Desafortunadamente, siempre nos toca regresar.
Los Angeles de la Vida conectan el Hilo de Plata con el zoospermo que va a ser fecundado en una matriz.
La criatura se gesta en el vientre, pero el Alma que regresa sólo entra realmente en el cuerpo en el instante en que el niño hace la primera inhalación de aire. Comprender esto es vital e indispensable.
Así pues nosotros, antes de esta vida que tenemos actualmente, tuvimos no sólo una pasada existencia, sino muchas otras.
Cada cual nace de acuerdo con su propio destino; unos nacen en familias ricas y muy adineradas, y otros regresan o retornan entre gentes pobres y miserables.
Si hicimos bien en nuestra pasada existencia, recogemos ahora el premio, volvemos a hogares donde nada nos falta y tendremos comodidades de toda especie.
Si hicimos mal, sin malgastamos el dinero, si fuimos avaros, si explotamos al prójimo, si cometimos el error de robar o de arruinar a otros, si hicimos mal uso del dinero, es evidente que nos toca volver entre familias miserables, vestidos con cuerpos de mendigos, infelices, hambrientos y desnutridos. Así cada cual recoge el fruto de sus propias acciones.
Es ostensible que las gentes no recuerdan sus vidas pasadas porque tienen la Conciencia dormida; si las gentes tuvieran la Conciencia despierta, entonces es obvio que recordarían todas sus anteriores existencias.
Uno debe esforzarse en hacer obras de caridad, vestir al desnudo, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, enseñar al que no sabe, etc., etc., etc., para que en su futuro retorno, para que de regreso a la Tierra después de la muerte, renazca en lugares bellos, hermosos, entre gentes de buenas costumbres, con mucha abundancia, paz y prosperidad.
1.-¿Existen Angeles de la Vida y Angeles de la Muerte?
R.- Con el mayor gusto responderé a su pregunta. Los Angeles de la Muerte concurren a los lechos de los agonizantes y viven normalmente en la Quinta Dimensión, en el Mundo Astral del cual nos habla el esoterismo y el ocultismo.
Los Angeles de la Vida tienen figuras de niños, saben mucho de medicina oculta, tienen poder sobre las aguas de la existencia, sobre la matriz, sobre el líquido amniótico, sobre los órganos creadores, y viven normalmente en la Cuarta Dimensión, en el Mundo Etérico.
No hay duda de que los Angeles de la Vida trabajan con las mujeres durante el parto. Ellos pueden abrir toda matriz y ayudar en todo nacimiento; suelen ser médicos asombrosos, realmente ellos son los encargados de conectar el Hilo de la Vida con el zoospermo fecundante; ellos son los agentes secretos que ayudan a toda mujer parturienta.
2.- Entonces, de acuerdo con lo que usted nos explica, ¿existe la predestinación y puede uno llegar a cambiarla?
R.- Distinguida dama, vamos a dar respuesta a tal pregunta. Es ostensible que existe la predestinación. Realmente esta última es el resultado de todas las acciones buenas y malas de nuestras pasadas existencias. Si uno roba, le robarán; si mata, le matarán; etc., etc., etc. Por ejemplo, voy a narrarles ahora un caso muy interesante. Sucedió que un joven y tres compañeros amigos salieron de viaje desde México hacia los Estados Unidos. Empero tuvieron un acontecimiento trágico: El carro en que viajaban fue golpeado por otro y en esto hubo contragolpes con otros vehículos que también circulaban por la carretera con un saldo de dos muertos y dos heridos.
Cuando nosotros investigamos en los mundos superiores pudimos evidenciar lo que es la Ley de la Predestinación. Uno de los muertos, el primero de ellos, fue, dijéramos, instantánea su muerte; pereció en el momento preciso del choque. Otro sufrió quemaduras de tercer grado y después de veinte días exhaló el último aliento. El tercero fue el conductor del coche, el cual sólo tuvo una dislocación del brazo y una pequeña herida en una pierna. Y otro, el cuarto, sufrió tan sólo una leve herida en la cabeza. Nosotros investigamos especialmente a los tres primeros y el resultado fue el siguiente: quien pereció primero había vivido en México durante la época de Don Porfirio Díaz; es claro que había sido un rico poderoso, un gran hacendado déspota, que gozaba atropellando a los pobres trabajadores, echando los caballos sobre los campesinos en los caminos, etc., etc.
Quien muriera de quemaduras graves, había cometido el error de echar gasolina sobre los cuerpos de sus hermanos cuando estos últimos dormían en la noche y luego les había prendido fuego; ese había sido pues su delito más grave en su pasada existencia y ahora perecía entre un carro incendiado, moría con quemaduras de tercer grado.
En cuanto al tercero, había hecho sufrir a un joven en su pasada existencia. Resulta que en pandilla de muchachos lo habían golpeado y le habían dislocado un brazo jalándoselo violentamente; ahora recibía la consecuencia durante el accidente. Así pues cada cual nace con su propio destino.
Podría ser modificado el destino haciendo muchas obras de caridad, dedicándose al bien, practicando las obras de misericordia, etc., etc. Queda pues aclarado el hecho concreto de que el destino también puede ser modificado, porque cuando «una ley inferior es trascendida por una ley superior, la ley superior lava a la ley inferior. Haz buenas obras para que pagues tus deudas».
Amigos míos, existe una ley que se llama Karma; ésta significa en sí misma «causa y efecto», «acción y consecuencia».
Vosotros debéis comprender lo que es la Ley de la Compensación; todo lo que se hace hay que pagarlo, pues no existe causa sin efecto ni efecto sin causa.
Se nos ha dado libertad, libre albedrío y podemos hacer lo que queramos, pero es claro que tenemos que responder ante Dios por todos nuestros actos.
«No solamente se paga Karma por el mal que se hace, sino por el bien que se deja de hacer pudiéndose hacer».
Cuando uno viene a este mundo trae su propio destino; unos nacen en colchón de plumas y otros en la desgracia.
Si en nuestra pasada existencia matamos, ahora nos matan; si herimos, ahora nos hieren; si robamos, ahora nos roban, y «con la vara con que a otros medimos seremos medidos».
Sin embargo, es posible modificar nuestro propio destino, porque cuando «una ley inferior es trascendida por una ley superior, la ley superior lava a la ley inferior».
«Al León de la Ley se combate con la balanza». Si en un platillo de la balanza ponemos nuestras buenas obras y en el otro ponemos las malas, ambos platillos pesarán iguales o habrá algún desequilibrio. Si el platillo de las malas acciones pesa más, debemos poner buenas obras en el platillo de las buenas acciones con el propósito de inclinar la balanza a nuestro favor; así cancelamos Karma. «Haced buenas acciones para que paguéis vuestras deudas «; recordad que no solamente se paga con dolor; también se puede pagar haciendo el bien.
Muchas personas que sufren, sólo se acuerdan de sus amarguras deseando remediarlas, mas no se acuerdan de los sufrimientos ajenos, ni remotamente piensan en remediar las necesidades del prójimo.
Este estado egoísta de su existencia no sirve para nada; así lo único que consiguen realmente es agravar sus sufrimientos.
Si tales personas pensaran en las demás, en servir a sus semejantes, en dar de comer al hambriento, en dar de beber al sediento, en vestir al desnudo, en enseñar al que no sabe, etc., etc., etc., es claro que pondrían buenas acciones en el platillo de la balanza cósmica para inclinar la a su favor; así alterarían su destino y vendría la suerte en su favor. Es decir quedarían remediadas todas sus necesidades; mas la gente es muy egoísta y por eso es que sufre; nadie se acuerda de Dios ni de sus semejantes sino cuando están en la desesperación, y esto es algo que todo el mundo ha podido comprobar por sí mismo; así es la humanidad.
1.- Las buenas obras de que nos habla usted, ¿deben hacerse desinteresadamente o se nos toman en cuenta aún haciéndolas con el interés de obtener algo a cambio?
R.- Se debe trabajar siempre desinteresadamente, con infinito Amor por la humanidad; así alteramos aquellas malas causas que originaron los malos efectos; no olvide usted que alterando la causa se altera el efecto.
¿Quieres sanar? Sanad a otros ¿Algunos de vuestros parientes están en la cárcel? Trabajad por la libertad de otros. ¿Tenéis hambre? Compartir el pan con los que están peor que tú; etc., etc., etc.
2.- Maestro, ¿podría decirme si todas las enfermedades son kármicas?
R.- No todas las enfermedades son kármicas. La máquina humana puede ser dañada por múltiples motivos; pueden ser de orden kármico o simplemente accidental; eso es todo.
3.- Maestro, al estar en meditación pude recordar algo de mi vida pasada cuando pasé por México en viaje Acapulco, tal como usted me había informado. ¿Quisiera explicarme si fue correcta mi meditación o si fue una fantasía?
R.- Por la forma de la pregunta tal como ha sido hecha, puedo evidenciar claramente que tú todavía tienes la Conciencia dormida, pues si la tuvieras despierta, la palabra «fantasía» habría quedado excluida de tu pregunta; lo que uno sabe bien, nada tiene de fantástico; lo que ignora, o aquello que entrevé ligeramente, aunque sea real, es tomado como fantástico; despertar Conciencia es vital cuando se trata de investigar vidas anteriores. Es claro que estuviste en la pasada reencarnación aquí en México, que me acompañaste también en tu pasada existencia hasta el Puerto de Acapulco; esto sucedió en la época de Don Porfirio Díaz, y ahora es obvio que lo repetiste de acuerdo con la Ley de Recurrencia. Todo vuelve a suceder como sucedió, todo se repite. Así trabaja la Gran Ley del Karma.
4.- Maestro, de acuerdo con lo que usted me dice comprendo que estoy bien dormido; sin embargo estos pequeños recuerdos que tengo de la vida pasada, así como de otra en tierras españolas y cuyos recuerdos he podido traer, ¿no indican un pequeño despertar de Conciencia?
R.- Indudablemente ha habido un pequeño despertar de la Conciencia; ha aumentado el porcentaje. Las gentes comunes y corrientes tienen un tres por ciento de Conciencia despierta, pero en este caso podemos evidenciar un diez por ciento, y eso es bastante; difícilmente encontraríamos una persona que tuviera un cien por ciento de Conciencia despierta; dese usted por satisfecho detener siquiera ese porcentaje de Conciencia superior al de todos sus semejantes.
5.- En meditaciones he tenido experiencias de ver que en mi vida anterior cometí muchos errores, ya que era un latifundista que tenía una hacienda en Cuautla, Morelos, en la que tenía muchos empleados a los que trataba a latigazos, cometiendo adulterios y violaciones, hasta que llegó la Revolución en la que perdí todas mis posesiones.
Me alisté en la Revolución al lado de Pancho Villa, sufriendo hambres y todos los horrores de la guerra, y aunque morí viejo y al lado de mi familia, desde entonces hasta la fecha he venido sufriendo amarguras y sinsabores; he pensado que estoy pagando mi Karma. ¿Qué podría usted decirme al respecto, Maestro?
R.- Distinguido frater, mucho me alegra que usted recuerde su pasada existencia; tengo que informarle que precisamente yo le conocí a usted en su vida anterior; es obvio que usted está hablándome la verdad y nada más que la verdad. Como usted también estuvo entre las filas del general Francisco Villa, es natural que no podría dejar de conocerle personalmente.
Que como propietario de una hacienda antes de la revolución hubiese cometido errores dando de latigazos a sus trabajadores y etc., etc., etc., contrajo Karma, eso es obvio; ahora podrá explicarse usted el porqué ha tenido tantos sufrimientos en su vida actual. A otros usted hizo sufrir y ahora ha sufrido; a otros hizo trabajar intensivamente y ahora ha sido explotado por los amos en ciertos empleos en los que le ha tocado trabajar para ganarse el pan de cada día; así es como pagamos lo que debemos; «ley es ley y la ley se cumple».
6.- Maestro, quiero relatarle un acontecimiento que me sucedió cuando tenía seis años de edad. Vi en un sueño que caían bolas de fuego sobre la Tierra y la gente corría y clamaba a Dios desesperadamente, como si fuera el fin del mundo. Más tarde ya siendo grande, vi una Biblia ilustrada en la que aparecía un cuadro exactamente como yo lo había soñado. ¿Quisiera usted decirme si esto fue un anuncio?
R.- Distinguido Caballero, me es muy grato dar respuesta a su pregunta; no hay duda de que así como existe el Karma humano, también existe el Karma de las naciones y del mundo; estamos hablando de Karma y creo que usted me comprende.
Su visión corresponde al Karma mundial, el cual se halla condensado en muchos versículos bíblicos y del Corán, así como en multitud de libros sagrados del oriente y del occidente del mundo.
«El mal del mundo es tan grande que ya llegó al cielo y es obvio que esta perversa civilización de víboras será destruida y no quedará piedra sobre piedra».
Una serie de terremotos se han desencadenado en todas las regiones de la Tierra, mas esto no es sino el principio del fin; habrá guerras atómicas, hambre y pestilencias en toda la redondez de la Tierra y morirán los seres humanos por millones, tan numerosos como las arenas del mar y no habrá remedio.
El abuso de la energía nuclear será muy grave; día llegará en que vendrá la descomposición del átomo en cadena, y entonces se intensificarán los maremotos y terremotos. Olas gigantescas nunca antes vistas azotarán las arenosas playas y un sonido extraño y misterioso saldrá de entre las profundidades abismales del océano.
Quiero que usted sepa, amigo mío, quiero que entiendan todos mis amigos que un mundo viene viajando a través del espacio infinito y que un día chocará magnéticamente con éste afligido planeta en que vivimos. Lo que usted ha visto, lo que usted pudo comprobar en la Santa Biblia, corresponde exactamente a tal acontecimiento cósmico. Es necesario que usted entienda que las dos masas planetarias al chocar magnéticamente se mezclarán entre sí formando un mundo nuevo; entonces sólo habrá fuego y vapor de agua; y de toda esta perversa civilización no quedarán vestigios de ninguna especie. Así quedará sellado todo el «Apocalipsis» de San Juan. Después, poco a poco, de entre las aguas caóticas de la vida, surgirá un nuevo continente, nuevas tierras, nuevos cielos, para que se cumpla lo que ya está escrito en el «Apocalipsis y en la epístola segunda de Pedro a los romanos».
Usted ha visto, pues, algo extraordinario, algo que está por suceder; no olvide que ya los científicos están informados sobre aquel mundo que viaja precisamente rumbo a la órbita de nuestro planeta Tierra; hasta he oído decir que lo llaman el «Planeta Rojo»; quieren desviarlo a base de explosiones atómicas, mas todo será inútil, aquel mundo chocará con el nuestro precisamente en el año 2.500; así terminará esta Edad de Hierro llamada Kali Yuga.
Es bueno que usted sepa que esta horripilante Edad comenzó con el ciclo electroquímico durante la cultura greco-romana y que terminará con dicho ciclo exactamente el año 2.500; así es el Karma de las naciones, amigo mío.
Lo invito a seguir la senda de perfección, si es que no quiere ingresar con los perdidos en los mundos infiernos donde sólo se oye el llanto y el crujir de dientes.
7.- En relación al llamado Planeta Rojo, es sabido que existe un libro de ese nombre donde los científicos narran el hecho de que un planeta se está acercando hacia la órbita de la Tierra y que llegará un momento en que ambos planetas choquen haciendo una fusión de masa, pero que antes de chocar, en el proceso de acercamiento, habrá una gran cantidad de calor y radiaciones que empezarán a esterilizar plantas, animales y toda clase de vida hasta llegar a secarse en ríos y lagos, faltando el agua, al irse acercando el planeta, por atracción magnética; los lugares donde hay grandes cantidades de agua, empezarán a salirse de su cauce provocando grandes cataclismos y que esto sucederá alrededor del año 2.400 y tantos. ¿Qué nos puede usted decir al respecto?
R- Distinguido amigo, muy interesante lo que usted dice. Ya ve usted que los científicos no ignoran ya la futura colisión que nos aguarda; permítaseme disentir en cuanto a la fecha; la Logia Blanca informó que dicho acontecimiento cósmico, como ya dije, vendrá a realizarse exactamente en el año 2.500; por aquella época ya la Torre de Babel (los cohetes cósmicos) estará levantada en forma total; entonces muchas gentes podrán viajar a la Luna, Mercurio, Venus, y en general a todos los planetas del sistema solar. Con el choque planetario, la Torre de Babel será fulminada y la Tierra quedará convertida en fuego y vapor de agua; eso es todo.
8.- También en la época de niño tuve la visión acerca de que empezaban a resplandecer en el cielo unas naves que descendían hacia la Tierra, bajando de ellas unos hombres blancos muy altos y de mirada profunda, los cuales informaron que iba a haber una serie de cataclismos que terminarían con la humanidad, creyéndoles solo unas cuántas gentes, las cuales pidieron que se las llevaran con ellos a su planeta, contándoles que sólo se podían llevar a los que se lo merecieran de acuerdo con sus obras.
Entonces empezaron a hacer una selección en forma de Clarividencia y de cientos de gentes que llegaron a escoger únicamente seis o siete que a juicio de ellos lo merecían.
Cuando estaban cerrando las puertas de las naves, muchos pretendieron subirse por la fuerza, pero esto no fue posible y partieron hacia sus planetas. ¿Qué nos podría usted decir a cerca de esta visión?
R- Permítame decir que estas percepciones estuvieron maravillosas; es ostensible de que a usted le revelaron lo que está por venir.
De la Tierra será sacada la semilla; quiero referirme a los seres humanos selectos que habrán de servir en un futuro por la formación de la futura sexta gran raza.
Es claro que después del gran cataclismo que se avecina surgirán nuevas tierras de entre el caos, de entre las aguas de la vida, y en ella ha de vivir un pueblo nuevo.
Ahora comprenderá usted por qué habrá de salvarse la semilla; esto es indispensable, y no hay duda de que antes del cataclismo final será llevada en naves cósmicas a otros mundos del espacio infinito; más tarde, a su tiempo y a su hora, cuando la Tierra vuelva a estar en condiciones de estar habitada, tal humana semilla será traída de regreso a este planeta, para la formación de la futura raza; y de ésta, nuestra presente humanidad, sólo quedarán los recuerdos entre los Registros Akásicos de la Naturaleza.
Amigos míos, vamos a comentar esta noche cierto artículo muy interesante que visto por ahí en una revista y que se titula: «duda sobre el apagón de Nueva York»; y a continuación transcribiremos algunos aportes del citado artículo.
«Exactamente a las cinco de la tarde con veintiocho minutos del día 9 de noviembre de 1965, ocurrió la falla técnica más grande e inexplicable de la historia».
«A esa hora y en esa fecha, doce millones de neoyorquinos sufrieron las consecuencias de una total interrupción en el suministro de energía eléctrica».
«Pero lo que ignoraban los habitantes de Nueva York era que, además de la ciudad donde vivían, había otras más sumidas en las tinieblas. Haga funcionar las luces de emergencia, nos exponemos a un robo».
«Pertenecientes a territorio norteamericano: Albani, Rochester, Boston y Providence estaban a oscuras; situados en Canadá: Quebec y Ottawa padecían la misma falla técnica.»
«En una inmensa área de 207.184 kilómetros cuadrados, que comprendía a los estados de Quebec, Ontario, Vermont, parte de New Hampshire, Massachustts, Rhode Island, Connecticut, Nueva York, Nueva Jersey y Pensylvania, ningún aparato que dependiera de la electricidad funcionaba.»
36 millones de personas, o sea, más que la población de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay ¡juntas!, quedaron a oscuras.»
«Elevadores, semáforos radio, televisión y rotativas dejaron de funcionar. Hornos eléctricos, estufas eléctricas, refrigeradores, licuadoras, tostadoras de pan, pulmones de acero e incluso fresadoras de dentistas se volvieron inservibles. En las calles se produjeron embotellamientos espantosos».
«La situación se agravó aún más por el hecho de que los vehículos que se quedaron sin gasolina no pudieron en las estaciones de servicio surtirse. Las bombas eléctricas no funcionaban, y los automóviles eran abandonados. En las estaciones del metro habría casi un millón de personas imposibilitadas de usar el transporte. Vivo a treinta millas de aquí y mi hijo está enfermo. No podemos movernos. La ciudad está congestionada con el apagón. Los aviones que iban a aterrizar o despegar tuvieron dificultades al apagarse momentáneamente la iluminación de las pistas. ¡Es urgente que aterricemos! ¡Ya casi no nos queda combustible!»
«La anarquía iba en aumento. Hubo muertos por accidente, ladrones y gente enloquecida por las tinieblas. La situación fue tan grave e imprevista que en el Palacio de Cristal de las Naciones Unidas en Nueva York, se tuvieron que suspender las sesiones que se estaban celebrando».
«Conforme la duración del apagón se prolongaba, las más altas autoridades eran conscientes que se enfrentaban a una peligrosa alteración del orden».
«Los reportes de última hora indican que el pánico y el desorden aumenta en las calles. ¡Es el caos! Sólo cuentan con luz eléctrica edificios como éste, que tienen planta de luz propia. ¡Pero sólo unos cuantos!»
«Pero lo verdaderamente grave, es que unidos al pánico y al caos de este momento en esta inmensa zona de 207.184 kilómetros cuadrados...»
«Los sistemas de radar no funcionan, ¡Están ciegos! Cualquier proyectil aéreo puede cruzar nuestro cielo en este preciso momento. ¡No podríamos detectar su presencia!»
«Es más, ni siquiera podríamos enviar uno de nuestros proyectiles que le dirigidos a interceptarlo, porque «los botones de mando con los que se les ordena despegar dependen de la electricidad para su funcionamiento». ¡Es inútil este inmenso aparato, no sirve para nada!»
«Señores, somos uno de los países más poderosos de la Tierra; gastamos cada año miles de millones de dólares en armamento y en fortalecer nuestros sistemas de seguridad, pero ante una situación como ésta, somos impotentes. Una civilización tan tecnificada y poderosa como la nuestra tiene un talón de Aquiles, una gran debilidad, «la electricidad;» se han preguntado todos ustedes...»
«¿De qué nos sirve el radar, los proyectiles teledirigidos, el telégrafo, el teléfono y la televisión? ¡De nada! ¡Absolutamente de nada! ¡Claro! ¡Tiene razón el general! ¡No podemos transmitir una orden! ¡No podemos recibir información!»
«¡Esta es la quiebra de nuestro poderío militar e industrial: todo está paralizado!»
«Señores, por favor, un poco de cordura. No es por de más que les recuerde que el gobierno al que todos nosotros pertenecemos es totalmente consciente de la terrible importancia de la electricidad».
«En cada central eléctrica existen grandes cerebros electrónicos y computadoras encargadas de vigilar cada centímetro de los grandes cables que conducen el fluido eléctrico. Cuando uno de los cerebros electrónicos descubre, por ejemplo, que uno de los cables está siendo sobrecargado de electricidad y que hay el peligro de que se funda... la línea cinco está peligrando.»
«Automáticamente esa carga es repartida entre otros ramales del sistema. La sobrecarga se repartió entre las líneas siete y ocho.» Así mismo, las computadoras indican cuando un gran fusible se ha quemado, a qué línea pertenece y el lugar exacto de la avería. Es el tercer cable del ramal de Albany; la avería se localiza entre la torre 17-B y la 18-B. Salimos de inmediato para allá.»
«Incluso, si en una zona se llegara a producir una avería que no hubiera sido captada por las centrales electrónicas, esa zona se aísla de las demás para que no cause daños en otros sistemas de conducción eléctrica. Hemos aislado la zona de Montgomery y procedemos a hacer la reparación.»
«Cada relevador, cada fusible, cada switch y cada conexión son cuidadosamente revisadas cada instante. Estoy seguro que de un momento a otro se corregirá la falla que hubo y tendremos nuevamente electricidad. El apagón sólo lleva una hora de duración.»
«Desgraciadamente esos optimistas cálculos no fueron confirmados por la realidad. ¡Mi hijo, mi hijo! No lo vi en esta oscuridad, salió corriendo del callejón.»
«El gran apagón duraría exactamente doce horas. ¡Ni un décimo de segundo más! ¡Frank, ven ya tenemos luz! Los más precisos cronógrafos eléctricos, al recibir la descarga de la electricidad no tuvieron que ser tocados en sus manecillas para que siguieran indicando la hora con gran exactitud. ¡Está marcando la hora que es!»
Debemos exigir una investigación. De la misma misteriosa manera que se había interrumpido la luz, comenzaba a fluir por cada cable. Un apagón de la duración inusitada que había tenido éste y que «curiosamente» había durado doce horas, provocó incertidumbre en un gran sector de Norteamérica.»
«Que se deslinden responsabilidades. Ciudadanos comunes y corrientes, hombres de empresa y periodistas pidieron del gobierno de Estados Unidos una explicación sobre lo ocurrido. Siguen llegando telegramas, señor. Nos exigen que aclaremos lo ocurrido.»
Hasta aquí las palabras del mencionado artículo. No hay duda de que unos pocos Hombres extraterrestres fueron capaces por sí mismos de paralizar todo el sistema eléctrico de Nueva York y muchas otras ciudades, tal como ya está dicho.
Veamos pues la diferencia fundamental entre el Hombre y el animal intelectual; es obvio que toda las gentes se consideran dentro del reino hominal o humano, para ser más claros.
Diógenes con su linterna anduvo por las calles de Atenas con una lámpara encendida buscando un Hombre y no lo halló.
Pilatos presenta al Cristo diciendo: «Exce Homo», «he aquí al Hombre».
¡Cuán difícil es alcanzar el Estado Humano! Y sin embargo, todos se creen Hombres. El Hombre es el verdadero rey de la creación y puede hacer maravillas tan grandes como las del apagón de Nueva York.
Estamos seguros de que una media docena de Hombres podría paralizar no solamente el sistema eléctrico de Estados Unidos, sino además, todas las actividades del mundo entero.
Media docena de Hombres auténticos, legítimos y verdaderos podrían tomarse el planeta Tierra sin disparar un solo tiro y en cuestión de minutos.
1.-¿Cómo podría ser que media docena de Hombres pudieran lograr esto?
R.- ¡Oh!, distinguida señorita, ¿Se asombra usted de mis palabras? Es necesario que comprenda que el Hombre auténtico es el rey de la creación; un solo Hombre podría en cuestión de segundos desintegrar el planeta Tierra, convertirlo en fragmentos que girarían alrededor del Sol.
2.- ¿Esta clase de Hombre podría realizar tanto sin estar auto-realizado?
R.- ¿Cuándo me va a entender, distinguida dama? No es posible que exista un Hombre sin autorrealizarse; lo que sucede es que usted piensa equivocadamente, supone que los animales intelectuales que pueblan la faz de la Tierra son Hombres; he ahí su error.
Dentro del animal intelectual existen posibilidades sorprendentes; el homúnculo racional comúnmente llamado hombre es una crisálida dentro de la cual puede formarse el Hombre, ¿me ha entendido usted?
3.- ¿Y qué podríamos hacer para que se formara el Hombre dentro de esa crisálida?
R.- ¡Oh! Distinguida señorita en este libro elemental no podría darle a usted estas explicaciones; venga a nuestros estudios gnósticos; estúdiese nuestros libros; léase «El Matrimonio Perfecto», «El Misterio del Aureo Florecer», «Las Tres Montañas», «El Parsifal Develado», etc., etc., etc.
4.- Entonces, de acuerdo con lo que usted nos dice, ¿son peligrosos los Hombres verdaderos?
R.- Escúcheme, noble dama; estos Hombres legítimos, en el más completo sentido de la palabra, realmente no son tan peligrosos como usted los supone; si ellos hubieran querido hacer saltar en pedazos el Planeta tierra, ya lo hubieran hecho; si hubieran querido invadirnos y esclavizarnos, hace muchos siglos ya lo hubieran podido hacer; los Hombres auténticos no asesinan, ni esclavizan, ni invaden naciones, ni mundos. Lo que sucede es que ellos nos visitan para ayudarnos; son compasivos; y ellos nos asistirán en la hora suprema del gran cataclismo; ellos, después de la tremenda catástrofe que nos aguarda, cuando la Tierra esté en condiciones de volver a tener vida, fundarán en este planeta, por entonces transformado, una nueva civilización y una nueva cultura.
Los animales intelectuales se extrañan por el hecho concreto de que estos extraterrestres no encajen mucho con nuestro ambiente, ni se sometan a este orden de cosas caduco y degenerado.
5.- Con lo que usted nos dice, ¿entonces en este planeta no existen Hombres verdaderos? ¿Todos son extraterrestres?
R.- Distinguida señorita, escúcheme, en nuestro mundo también hay Hombres, pero hay que buscarlos con la linterna de Diógenes; es muy difícil hallarlos y sin embargo, ya ve usted, todos presumen de Hombres.
6.- ¿Cuál es el objeto que tiene para nosotros ser un auténtico Hombre?
R.- Oigame, distinguida señorita. De la crisálida sale la mariposa que dichosa vuela sobre la luz del sol; así también de la crisálida humanoide puede salir el Hombre auténtico, legítimo, verdadero; ese es el propósito original de la Divinidad. Caso contrario, estaría usted en contra de los propósitos de Dios. El quiere que cada uno de nosotros se convierta en un rey de la creación; sólo así podríamos ingresar al Reino de Melquisedek; sólo así podríamos ir al Paraíso; por eso fue que vino Jesús el Cristo al mundo; se propuso auxiliarnos, quería que cada uno de nosotros fuera un rey de la Naturaleza; ahora comprenderá usted el motivo por el cual debemos preocuparnos.
7.- ¿Qué se supone que ocasionó realmente el apagón de Nueva York?
R.- Daré respuesta al señor. Escúcheme, si ellos hubieran querido reducir a cenizas a Nueva York lo habrían podido hacer en cuestión de segundos, más ellos no son perversos; miran a esta raza de animales intelectuales con infinita compasión. Se les persiguió con aviones de caza, se les quiso destruir; no se les dio, por cierto una hermosa bienvenida; no se les recibió como a hermanos y, sin embargo, lo único que hicieron para demostrar al animal intelectual el estado de inconsciencia y debilidad en que se encuentra, fue darle una demostración, paralizando todo el sistema eléctrico de Nueva York, tratar de hacerles comprender a las bestias racionales el vergonzoso estado en que estos se encuentran.
Ya a estas horas, el animal racional, después de tal evento debería estar estudiándose a sí mismo, eliminando sus pasiones y sus vicios, purificándose y santificándose arrepentido.
9.- ¿Usted considera que lo hayamos entendido así los seres terrestres?
R.- Distinguido amigo, es obvio que este reino de animales tienen la Conciencia dormida, y por tal motivo está más lejos de comprender la enseñanza que se le ha dado.
Los animales racionales no son Hombres, mas se creen así mismos omnipotentes, poderosos, supercivilizados, superdesarrollados, etc., etc., etc.
10.- ¿Podría explicarnos usted científicamente qué hicieron para poder producir el apagón?
R.- ¡Oh!, distinguido señor, esto ya es una ciencia de tipo eléctrico superior. Creo firmemente que es posible desviar la electricidad orientando la corriente en forma diferente, alterar las polaridades, hacer cargas a la inversa, y entonces es ostensible que cualquier ciudad queda en tinieblas.
Estudiar esto en forma detenida y exponer luego públicamente la enseñanza sería tanto como entregarle las armas del Hombre a las bestias racionales. ¿Qué harían tales bestias con este tipo de conocimientos? Póngase usted la mano el corazón y contésteme la pregunta, ¿entendido?
Bien, amigos, vamos a al comentar ahora algo sobre los Hombres Glaciales. Es urgente comprender el proceso de revolución de los ejes de la Tierra, los cuales acarrean distintas glaciaciones.
Se nos ha dicho que antes de la pasada glaciación, los Polos de la Tierra se encontraban en la zona que hoy corresponde a la línea ecuatorial, en forma tal que lo que era Ecuador se convirtió en Polos y viceversa; esto originó el hundimiento de la Atlántida; es claro que por tal motivo cambió la geografía terrestre.
Se ha encontrado en el Polo Norte carbón vegetal, y en la Siberia, a orillas de los grandes ríos, se han descubierto animales antediluvianos que perecieron por el frío y el hielo; tales criaturas, completamente tropicales, fueron de un momento a otro sorprendidas por el hielo y la nieve, y entonces perecieron.
La primera raza humana que existió en el mundo vivió en el casquete polar del Norte, en la Isla Secreta. Tal región fue tropical y estuvo, como ya dijimos, en la zona ecuatorial, aunque más tarde, debido a la revolución de los ejes de la Tierra, viniese a ocupar el lugar que actualmente tiene.
La primera raza que vivió, pues, en esa región, fue completamente protoplasmática.
Los cuerpos de las gentes eran dúctiles, elásticos, podían agigantarse a voluntad o empequeñecerse; no tenían la consistencia física de la humanidad actual.
Sin embargo, las personas de tal raza eran felices, percibían el mundo y las cosas en forma íntegra, completa. No sólo veían lo meramente físico, sino que también además podían ver el Alma y el Espíritu de todos los seres y las cosas.
La Tierra entera tenía entonces un bellísimo color azul intenso con sus mares y montañas.
Aunque parezca increíble, la primera raza que existió en el mundo fue de un bellísimo color negro. Empero, resulta un poco difícil comprender a las gentes actuales que en los pómulos de aquellas gentes y en sus rostros en general, a pesar de ser de raza de color, pudiese brillar cierto color y cierto matiz semejante al del fuego.
El sistema de reproducción era completamente diferente al actual; los seres humanos se reproducían en una forma muy parecida a la de la división de las células orgánicas. Ya sabemos que una célula se divide en dos y que las dos se dividen en cuatro y las cuatro en ocho, etc., etc. Así también el organismo del padre-madre, totalmente andrógino, pues no era masculino ni femenino, sino tenía ambas polaridades a la vez, en determinado momento se dividía en dos. Del padre-madre se desprendía, por decirlo así, el hijo, y éste era un acontecimiento profundamente religioso.
A muchas personas podrá parecerles extraño una raza de andróginos, mas es obvio que la primera raza humana fue así.
Las gentes de la Raza Protoplasmática tuvieron templos maravillosos, grandiosas ciudades y riquísima sabiduría divina.
Por entonces vivió en la Tierra el Angel Uriel, quien tuvo cuerpo físico humano. El escribió un grandioso libro con caracteres rúnicos, nórdicos, y cumplió una bellísima misión enseñando a la humanidad de aquella época.
Esta Raza Protoplasmática es el Adam-Solus del que habla la Biblia; ese Adán del cual no se había extraído la Eva de la mitología hebraica.
Han pasado los siglos, muchísimos millones de años y sin embargo, aquella raza, a pesar de haberse transformado en otras, se conserva todavía en formas muy originales, y esto es algo que puede sorprender al auditorio.
Quiero decir que no todos los individuos de aquella raza desaparecieron de la faz de la Tierra; hay cierto grupo de tales gentes primigenias que todavía viven aquí en la Tierra.
Ese misterioso grupo reside actualmente en una ciudad secreta subterránea ubicada exactamente en el Polo Norte. Esos son los Hombres Glaciales que, para bien de esta pobre humanidad doliente, aún existen.
Lo que más asombra es que dichos individuos o dicho grupo correspondiente a la primera raza, a pesar de haberse aislado para evitar todas esas transformaciones orgánicas que dieron origen a los millones de seres humanos que pueblan la faz de la Tierra, no sólo hayan conservado su pureza original, sino que además, y esto es lo más notable lograron una metamorfosis única, especial, extraordinaria.
Actualmente los miembros de tal grupo tienen hermosas presencias de tamaño humano semejante al nuestro, cuerpos perfectos de carne y hueso y gran sabiduría.
Ellos son realmente el prototipo viviente de lo que deberían ser todas las gentes de la Tierra.
No hay duda de que su ciudad subterránea bajo los hielos polares es formidable, maravillosa; poseen una alta tecnología ultramoderna; cuentan con aparatos mecánicos que corresponden a un remoto futuro; están pues, adelantados en el tiempo.
Es ostensible que tales Hombres Glaciales habrán de auxiliarnos muy especialmente en las guerras futuras, ya a través de la medicina, curando enfermos, sanando heridas, ya través de la ciencia atómica, química, procurando servir a las víctimas de las bombas microbianas o de la energía nuclear, etc., etc., etc.
Ellos pueden asistir a las gentes y pasar desapercibidos por doquier.
1.-¿Cuál es la razón de que se haya conservado esa raza sin mezclarse con la nuestra?
R.- Con el mayor placer responderé al caballero. Es claro que los hombres de la primera raza pasaron por muchas transformaciones antes de convertirse en Hiperbóreos; estas almas, aunque también fueron andróginos, se reprodujeron por medio de algo que podría llamarse brotación. Tal sistema es muy semejante al de las brotaciones de las plantas. Cualquier brote vegetal desprendido de su tronco original puede transformarse en otra planta. Así también, del cuerpo de aquéllos Hiperbóreos se desprendían esporas oviformes. Tales esporas se convertían en nuevos organismos independientes.
Después de los Hiperbóreos vinieron los Lemures: gentes hermafroditas de carne y hueso que se reproducían por gemación. De tal ovario se desprendía un huevo que después de cierto tiempo se abría para salir de ahí una criatura que se alimentaba con los pechos del padre-madre.
Tal Raza Lemur se dividió en sexos opuestos después de muchos millones de años; ese acontecimiento está simbolizado en la Biblia con la alegoría aquella en que Jehová extrae una costilla de Adán a Eva. Es claro que después de haberse dividido los seres humanos en sexos opuestos, la reproducción se realizó entonces por cooperación sexual; ese es el sistema que tenemos actualmente.
Como van ustedes escuchando, la raza primitiva original se transformó en otras razas a través del tiempo y de los siglos; pasó por incesantes metamorfosis, evoluciones e involuciones, etc., etc., etc., empero hubo cierto grupo, repito, de aquella raza primitiva original, que se apartó de todas esas sucesivas metamorfosis, y que se conservó pura y virginal hasta nuestros días. Eso son los Hombres Glaciales.
2.- ¿Es posible visitar a esos Hombres Glaciales?
R.- Ya en una pasada plática registrada en este libro dijimos que es posible meter el cuerpo físico dentro de la Cuarta Dimensión; entonces enseñamos la clave, explicamos que cada individuo tiene su Madre Naturaleza particular y que si nos concentramos profundamente en ella en instantes de estarnos adormeciendo, rogándole y suplicándole el favor de meter nuestro cuerpo físico dentro de la Dimensión Desconocida, ella nos ayudaría en este sentido; entonces afirmamos que sólo nos restaba levantarnos del lecho cuidadosamente, conservando el sueño como si fuésemos sonámbulos, pero eso sí, con la Conciencia bien despierta.
En estas circunstancias, flotando en el medio ambiente circundante de la Cuarta Dimensión, podríamos visitar la ciudad de los Hombres Glaciales. Es claro que se necesita fe, mucha fe, amor al Cristo, anhelo verdadero. Sólo así es posible el triunfo.
3.- ¿Podremos visitarlos sin el permiso de ellos?
R.- Bondadosa señorita, permítame decirle en tono enfático que para el indigno todas puertas están cerradas, menos una: la del arrepentimiento.
Amigos míos, desde el siglo pasado se están presentando el caso de muchísimas desapariciones misteriosas, y esto es algo que nosotros debemos estudiar.
En el siglo pasado se registró el caso espectacular de la desaparición de toda una tripulación marítima.
Cierto barco que navegaba rumbo a España fue hallado en alta mar en perfecto estado, cargado de joyas, mercancías y cosas de gran valor, pero sin tripulación.
Tal nave se hallaba completamente solitaria; nunca se supo absolutamente nada sobre sus marinos.
Quienes encontraron tal navío no hallaron síntomas de violencia: quedó pues, descartada la posibilidad de cualquier motín a bordo.
Los enseres de cocina, los valores en joyas, los pinos se hallaron completos, quedando por tal motivo descartada la posibilidad de cualquier acto de piratería.
Esto nos invita a pensar, mis caros amigos. ¿Qué se hizo de esa gente? ¿Quién se la raptó en pleno alta mar? He a ahí un tremendo misterio que hasta ahora no se ha podido resolver.
El pasado siglo desaparecieron algunos ejércitos en pleno campo de batalla. ¿Quién se los llevó? ¡Misterio, misterio!
En las épocas de Napoleón Bonaparte, un gran embajador desapareció en presencia de la servidumbre. ¿Qué mano misteriosa le arrebató?
Tony Maldonado, el esposo de una hija mía, vio a un cadete en Guatemala que al atravesar la calle desapareció instantáneamente, sumergiéndose dentro de la Dimensión Desconocida. ¿Qué mano lo arrebató?
Aviones llenos de pasajeros y tripulación han desaparecido en pleno vuelo sin dejar el menor rastro. ¿Quién los ha arrebatado?
Reflexionando cuidadosamente llegamos a la conclusión lógica de que en estos precisos momentos, en los tubos de ensayo de la Naturaleza se están haciendo experimentos para la creación de la futura gran raza, que vivirá en la Tierra transformada del mañana, después del gigantesco cataclismo que se avecina.
Es evidente que la semilla más selecta de la especie humana está siendo sacada de la Tierra y llevada a otros planetas del espacio infinito. No cabe la menor duda de que los extraterrestres realizan esta magnífica labor.
Es evidente que ya se está creando esa futura raza.
Recuerden ustedes, mis amigos, que la primera raza fue la de los Hombres Glaciales; la segunda, la de los Hiperbóreos; la tercera, la de los Lemures; la cuarta, la de los Atlantes; la quinta, la nuestra, empero ya se está creando, repito, la futura sexta gran raza.
Habrá también una séptima que será la final de nuestro mundo, pero eso está todavía más lejos; hablemos de la sexta.
Mujeres extraterrestres han venido y seguirán viniendo con el propósito de ser fecundadas: hombres de los nuestros serán llevados a otros mundos para fecundar y después se les traerá de regreso.
No está de más recordar ahora el insólito caso del Brasil. Cierta nave cósmica descendió en un campo solitario; un pobre campesino que por ahí andaba fue metido a la fuerza dentro del OVNI. Se le extrajo sangre, se analizó tal sangre; fue estudiado en detalle aquel trabajador del campo y, después, vino a él una mujer extraterrestre semejante a una china, pero con cabellos rubios, quien le sedujera sexualmente. Aquel buen hombre tuvo, pues, relaciones sexuales con ella; luego se le sacó de la nave y esta última partió hacia el espacio infinito; no hay duda de que aquella mujer vino para ser fecundada, se llevó la semilla humana terrestre. ¿Objetivo? Lograr cierta mezcla muy especial.
Es obvio que muchos otros habitantes de la Tierra han tenido experiencias semejantes; algunos han preferido callar por temor a la burla de nuestros semejantes.
Analizando cuidadosamente todo esto, podemos verificar que los extraterrestres hacen en estos tiempos ensayos muy especiales, cuyos resultados finales aparecerán en la Tierra transformada del mañana, mucho después de la colisión planetaria que habrá de acaecer en el año 2.500.
La semilla humana será traída de regreso a la Tierra; la sexta raza estará, pues, formada por mezclas muy importantes.
Tengo entendido que las gentes de la sexta raza serán muy hermosas y de tamaño más pequeño; es obvio que serán el producto de cruces entre terrestres y extraterrestres. No es, por lo tanto, extraño el que desaparezcan por estos tiempos muchas gentes.
Conforme los años vayan transcurriendo, estas misteriosas desapariciones aumentarán notablemente.
Distinguidos amigos, preparaos; no olvidéis que vivimos momentos extraordinarios; no sería raro el que cualquiera de vosotros también fuera transportado a cualquier planeta del espacio infinito.
1.-¿Cómo es que, si ya nos tienen prácticamente invadidos, no han dado su mensaje en forma general a la humanidad? ¿Por qué ese misterio?
R.- Distinguido amigo, con el mayor placer daré respuesta a su pregunta. Permítaseme informarle que dentro de algún tiempo estos extraterrestres hablarán a través de los distintos satélites que Rusia y Estados Unidos tienen en órbita alrededor de la Tierra; entonces harán también llegar hasta nosotros deliciosas melodías cósmicas. No está de más decirles que actualmente hay en órbita laboratorios cósmicos extraterrestres tripulados donde se registran nuestras ideas, costumbres, lenguaje, etc., etc., etc.
La Sibila de Praga hace ya varios siglos profetizó todas estas cosas, y hasta aseveró en forma enfática que en un no lejano día se escucharía la voz de Dios en toda la redondez de la Tierra, el Verbo, dijéramos, de los extraterrestres; y toda rodilla se doblaría para oír la palabra venida de lo alto. No hay duda de que ese instante se acerca, y entonces conoceremos el mensaje de los extraterrestres.
Antes de eso habrán insólitos acontecimientos. Algunos cohetes norteamericanos o rusos serán raptados y llevados a otros mundos; también es cierto que los astronautas de la Torre de babel verán naves cósmicas extraterrestres, pero callarán: la soberbia de los científicos de tal Torre es terrible; ellos desean ser los amos de todo el infinito, pero serán fulminados en su día y en su hora.
Permítaseme decirle al caballero que ha hecho la pregunta que la Tierra no ha sido invadida por extraterrestres; ellos saben respetar el libre albedrío de nuestros semejantes; pero para bien de la Gran Causa, ciertos sujetos son llevados a otros planetas con propósitos evidentemente científicos; empero estas gentes son respetadas recibiendo además magnífico trato.
2.- Estimado Maestro, ¿podría decirnos si estos seres extraterrestres son de la misma naturaleza humana que nosotros?
R.- Gran amigo, su pregunta es bastante interesante. Séame permitido decirle con infinito pesar que todavía nosotros no somos verdaderamente humanos en el sentido más completo de la palabra. Es obvio que hoy por hoy tan sólo somos humanoides intelectuales, y esto es diferente.
Los extraterrestres que nos visitan son Hombres en el sentido más completo de la palabra, humanos verdaderos, gentes que ya conquistaron el espacio infinito; he ahí la diferencia.
Esas gentes están dotadas de una gran sabiduría, poseen conocimientos que ni remotamente sospechamos, son inmensamente superiores a nosotros; eso es todo.
3.- ¿Podría decirnos, Maestro, si estos Hombres extraterrestres habitan en el planeta Marte o en Venus?
R.- Noble dama, debo decirle a usted que los OVNIS provienen de distintos planetas del infinito. No hay duda de que en Venus existe una humanidad de tipo muy superior y de que en Marte también hay habitantes, aunque se obstinan en negarlo los hombres de ciencia moderna.
Los aparatos de fotografía terrestre enviados en satélites artificiales de ninguna manera podrían informarnos sobre la vida existente en planetas como Venus y Marte. Empero no está de más asegurarle que en un futuro los terrícolas podrán verificar, por experiencias directas, la existencia real de los venusinos y marcianos.
Muy amigos míos, en nuestra reunión de hoy vamos a platicar un poco sobre los Hombres Peces. Os suena esto un poco extraño, ¿verdad?
Ante todo quiero recordarles que nosotros, los gnósticos, tenemos métodos y medios especiales para investigar todo esto en forma, dijéramos, espiritual.
¿Habéis oído hablar alguna vez sobre el desdoblamiento? El Alma de cualquier persona puede desdoblarse, es decir, salir del cuerpo y trasladarse a cualquier rincón del universo con el propósito de ver, oír, tocar y palpar aquello que más le interese. Séame pues permitido decirles que conocemos el secreto, las claves, para realizar tales viajes incorpóreos.
Yo siempre presentía que existían en el fondo de los océanos Hombres Peces, criaturas inteligentes y hasta me parece que esto está relacionado en alguna forma con el famoso Pez Oannes de los caldeos. No quiero quitarle al tal pez otras alegorías más profundas; sólo quiero enfatizar la idea de que tal símbolo se corresponde también con el misterio profundo de los Hombres Peces.
Dejando este pequeño preámbulo, vamos al grano, a los hechos.
En profunda meditación mi esposa sacerdotisa y yo resolvimos hacer un Viaje Anímico, Espiritual, con el propósito de investigar todo lo relacionado con los Hombres Peces; es obvio que lo logramos y que al confrontar las percepciones de tipo metafísico dieron evidentemente idénticos resultados.
Fuera de la forma densa, nuestras almas se sumergieron profundamente en el océano Atlántico, muy lejos de toda tierra firme. En nombre de la verdad debo decir que ciertamente entramos en contacto directo con los Hombres Peces.
Si me preguntáis qué clase de figura tienen dichos Hombres, habría de contestar claramente que poseen forma de peces con tamaños muy semejantes a la de cualquier persona humana, unos más grandes, otros más chicos, otros medianos, etc., etc., etc.
Hasta esta parte de mi relato creo que vosotros todavía no veis bien claro esto de los Hombres Peces; seguidme con paciencia, por favor, escuchad mi relato.
Hallamos en el fondo vivo del océano la ciudad de los Hombres Peces. ¿Enigma? Me temo que si ponéis atención no entenderéis mi relato. Es obvio que la citada ciudad no es de tipo físico, ni corresponde al mundo de tres dimensiones, se trata de una población situada en la Dimensión Desconocida.
Las casas, los templos, las tiendas, los restaurantes, calles y cosas, etc., han sido creados por los Hombres Peces en la Cuarta Dimensión; en eso que podríamos llamar Espacio Etérico.
Los animales intelectuales que viven en este mundo físico han degenerado tanto su vista que realmente ya no son capaces de ver la Cuarta Dimensión, empero los Hombres Peces son diferentes, distintos; poseen la Vista Etérica y por ello, la Dimensión Desconocida resulta para ellos tan familiar como el aire que nosotros respiramos o los alimentos que comemos.
Ciertamente esas criaturas no se han degenerado y por ello es ostensible que poseen la Vista Etérica.
En nombre de la verdad hemos de decir que ellos viven simultáneamente en el mundo físico y en la Región Etérica.
Es claro que el Alma de los Hombres Peces sabe que tiene cuerpo de pez, más como quiera que también viven en la Dimensión Desconocida, no ignoran que son Hombres, pudiendo vivir como tales en la Cuarta Dimensión a tiempo que se mueven simultáneamente entre las aguas como simples peces.
Hay, pues, en ellos una doble vida: la primera como peces, la segunda como Hombres; empero se combinan ambas, se procesan en forma simultánea y armoniosa, bellamente coordinadas.
Un rey muy sabio gobierna a estas criaturas; se trata de un Hombre Pez muy venerable. Es claro que ese anciano rey es amado por todos sus súbditos y que no necesita de ejércitos ni de policía para hacerse obedecer. Es un ser inefable de las Dinastías Solares.
Al hacer la exposición que ustedes, mis amigos, están escuchando, quiero que por momento siquiera en la vida se identifiquen con esta clase de criaturas tridimensionales y tetradimensionales. Voy hablando en forma íntegra, unitotal, coordinando íntimamente lo físico con lo metafísico.
Mi esposa sacerdotisa pasó el umbral de una de esas tiendas etéricas del misterioso pueblo ubicado en la Dimensión Desconocida; yo la observé, mas no entré; algo vio ella o miró en la profundidad; al salir le pregunté interrogándole sobre aquello que hubiese visto; la respuesta fue: «vi un grupo de Hombres Peces sentados ante las mesas de un hermoso restaurante; platicaban sobre diversos temas», explicó. Almas de Hombres Peces viven como hombres realmente en una ciudad etérica, invisible para la gentes degeneradas de nuestro mundo, pero visibles para los hermosos sentidos de esas criaturas.
Sin embargo, asombra que al mismo tiempo tengan cuerpos físicos y de peces; vean ustedes esta extraña combinación de hombres y peces.
1.- ¿Estos seres tienen la cara de hombres o de peces?
R.- Distinguida señorita, permítaseme responderle que en ese Mundo Etérico del que estoy hablando, dichas criaturas tienen fisonomías de hombres, pero en el mundo meramente físico, material, su rostro y su cuerpo todo es de peces.
2.- ¿Podríamos entender, Maestro, que estos hombres tienen forma exclusivamente de pez o tienen aspecto humano?
R.- Buen amigo, con el mayor gusto daré respuesta a su pregunta. En el mundo meramente físico, material, estas criaturas poseen forma exclusiva de peces; cualquiera podría confundirlos; afortunadamente son muy inteligentes y por tal motivo resulta palmario y manifiesto que jamás se dejarían pescar. Repito, solamente en la Dimensión Desconocida asumen humanas formas; es precisamente en la Cuarta Dimensión donde viven vida de hombres; no es exagerado decir que también tienen sus negocios, etc., etc., etc.; esto es claro que parece imposible a cualquiera que no haya ahondado en nuestros estudios.
3.- ¿Y son felices, Maestro, viviendo esa doble vida?
R.- ¡Oh!, mi estimada señorita, puedo asegurarle a usted que ellos son infinitamente más dichosos que nosotros; no llevan dentro el «yo pecador»; son puros en pensamiento, palabra y obra; en ellos está el recto sentir y el recto obrar. En ellos hallamos el pensamiento justo, la palabra justa, la acción justa.
4.- Estimado Maestro, ¿Podría decirnos si estos hombres tienen relaciones con los Hombres Glaciales, los Hombres Azules y los extraterrestres que nos ha mencionado antes?
R.- Noble caballero, gran amigo, séame permitido informarle que los Hombres Peces, como quiera que sea están limpios del pecado original, se hallan en íntima relación con los Hombres Glaciales, con los hombres venidos de la Galaxia Azul, y con las humanidades de otros mundos.
Quiero decirle a usted con gran énfasis que los Hombres Peces vivieron entre los mares profundos del planeta Venus; fueron traídos a la Tierra en naves cósmicas por los venusinos y depositados en el fondo de nuestros mares. Empero muy pronto serán rescatados por los navieros de Venus y regresados a su mundo de origen. Le diré que este acontecimiento sucederá antes de la Tercera Guerra Mundial. Es evidente que las explosiones nucleares contaminarán las aguas y pondrán en peligro sus vidas, si no se les regresa a las aguas marítimas del planeta Venus.
Con el Sexto Sentido me adelanté en el tiempo para ver tal acontecimiento, y entonces percibí naves anfibias de origen venusino, sumergiéndose entre el océano Atlántico para rescatar a los Hombres Peces; a mis oídos llegaron en ese instante lamentos psíquicos, llanto y congoja de esas misteriosa criaturas; se les llevó lejos de este planeta Tierra porque esta raza de animales intelectuales que pueblan la faz de nuestro mundo no está preparado realmente para entender a tan sublimes seres; en otras palabras debo decir que nosotros no los merecemos.
Ellos tienen algunos objetos muy extraños en la Dimensión Desconocida; contemplé algo parecido a un círculo, una especie de brazalete tan misterioso que francamente no pude entender.
Uno de ellos, uno de esos hombres maravillosos, dirigiéndose a mi esposa sacerdotisa le dijo lo siguiente: «dichosa tú que estás siempre cerca del Maestro»; es obvio que quedé conmovido.
En su pueblo metafísico, etérico, se respira la paz solemne en las grandes profundidades oceánicas; se siente uno limpio, puro infinitamente feliz. ¡Cuán lejos están las gentes de comprender todo esto! Amigos míos, después de haceros este relato no estoy seguro de que me hayáis entendido; sé que tenéis la Conciencia completamente dormida y por ello eso es obvio que estáis muy lejos de captar la honda significación de mi relato.
5.- En la Dimensión Desconocida, cuando asumen la figura de hombres, ¿no viven entre el agua?
R.- Distinguida señorita, debo decirle o mejor dijera repetirle que la hermosa ciudad de estos Hombres Peces, vista por nosotros en forma anímica, está ubicada en el fondo profundo del océano Atlántico; así pues, el ambiente en que estos seres se mueven es esencialmente etérico y acuático.
6.- ¿Cuál fue el objeto de que los hayan traído del planeta Venus para habitar aquí en la Tierra?
R.- Distinguida dama, nuestros hermanos del espacio quieren siempre lo mejor para nosotros, y es obvio que se les extrajo para nuestro bien; se les colocó en el fondo de los mares para que un día nos ayudaran e instruyeran; desafortunadamente, las gentes de nuestro mundo se degeneraron tanto, y por ese motivo no llegaron al contacto psíquico con tan hermosas criaturas.
Una bella oportunidad. Las gentes ni remotamente sospechan lo que perdieron; muchos hubieran podido ingresar a esa especie de las delicias por las puertas de la reencarnación. Dentro de poco tiempo, los mares mostrarán a las gentes muchas cosas secretas, y se descubrirá una especie de peces extraordinarios y muy inteligentes; mas quiero que me escuchéis: no os confundáis, esos no serán los Hombres Peces, pues aquellos, como ya dije, serán llevados de regreso a los mares profundos del planeta Venus.
7.- ¿Podría existir otra clase de hombres como éstos en el reino animal, vegetal o mineral, Maestro?
R.- Bien amigo, me permito informarle para su bien que los Hombres Peces son una excepción, y por cierto traídos del planeta Venus; fuera de esta clase de criaturas tan singulares, sabemos que en nuestro mundo las piedras son piedras, las plantas son lo que son, y los animales, incluyendo a los que tienen intelecto, son lo que son y nada más de lo que son.
Los Hombres Peces son Hombres en el sentido más completo de la palabra, porque tienen dentro al Ser, porque lo tienen encarnado y saben que lo tienen.
1.- Cuando tenía siete años, en una ocasión soñé con una iglesia de un pueblecito donde cerca había un circo, ferias y puestos donde vendían cosas típicas del lugar; visualizaba todo claramente, a tal grado que hablaba con una señora que iba vestida de rojo; después me perdía entre las gentes y me iba. Cinco años después visité aquel pueblo y vi exactamente la escena que había soñado, pero no me di cuenta de ello, hasta que me habló la señora vestida de rojo; extrañándome que después de tanto tiempo me sucediera todo tal como lo había soñado.
Maestro, ¿Podría explicarme a qué se debe este tipo de fenómeno?
R.- Con el mayor placer voy a dar respuesta a esta pregunta. Permítaseme la libertad de hablar en forma muy sencilla debido a que este es un libro elemental para aspirantes a la Gnosis.
Es incuestionable que durante las horas del sueño, el Alma se escapa del cuerpo físico para transportarse a distintos lugares del mundo o del espacio infinito. Explicado esto será fácil entender que el caballero que hace la pregunta, fuera de su cuerpo denso, viajaba al lugar que varios años después reconoció ya físicamente. Es claro y resulta palmario y manifiesto que viviera con mucha anticipación el suceso que más tarde se convirtiera en realidad física. Esto significa que uno durante el sueño puede vivir acontecimientos antes de que estos sucedan.
No hay duda que la persona que reconociera después de varios años y en el lugar mencionado, ya había estado en contacto con él, precisamente, durante las horas mismas del sueño. Estas son cosas que todavía ignoran aquellas gentes que se dedican a la Parapsicología.
2.- Hace mucho tiempo me contaba una tía que, cuando era dueña de una tienda de abarrotes, una noche muy lluviosa llegó un señor muy misterioso, a lo cual no le veía la cara ya que traía un sombrero de ala muy ancha y venía cubierto por un abrigo negro de solapas muy grandes y levantadas. Dicho señor le pidió que le hiciera el favor de guardarle un pequeño cofre, ya que en ese momento no iba para su casa y estaba lloviendo, que él lo recogería al otro día por la mañana. Mi tía tomó el cofre y lo puso en la estantería de la tienda. Al salir nuevamente el misterioso señor, observó que no se veían los pies y que momentáneamente desaparecía como una sombra en la noche. Inmediatamente sintió un escalofrío y le dio la corazonada de que no era nada normal todo lo que le estaba aconteciendo.
Al día siguiente, les relató a otras personas tal suceso y dado que en un año y medio el tal señor no se presentó a recoger el cofre, dichas personas que sabían del caso, le recomendaron que lo abriera porque podía tratarse de un difunto. Así lo hizo y al abrirlo se dieron cuenta de que efectivamente contenía la osamenta de un muerto, pero en el fondo tenía una cantidad no despreciable de monedas de oro; dado el estado de nervios en que se encontraba ella, determinó regalar dicho cofre a otras personas, ya que no quería saber más del asunto. ¿Sería tan amable, Maestro, de explicarnos algo sobre este acontecimiento?
R.- Con el mayor gusto voy a dar explicación sobre este asunto. Ciertamente el personaje tan extrañamente vestido que en aquel lugar se presentara, era, fuera de toda duda un desencarnado, el fantasma de un difunto.
Resalta con plena claridad meridiana el hecho concreto de que el fantasma abandonó por un instante la Dimensión Desconocida para entrar en este mundo físico de tres dimensiones. Es incuestionable que tal fantasma le regaló ese cofre a la persona del relato. Lamentablemente la citada dama no fue capaz de comprender el hecho en sí mismo y, llena de pavor, regaló a otros lo que para sí misma había sido destinado. Vea usted lo que significa el miedo; tal señora hubiera podido mejorar su situación con tan bonita fortuna; desafortunadamente no supo aprovechar la bella oportunidad que se le presentara.
Resulta interesante comprender que dicho fantasma, además de materializarse en el mundo físico, pudo hacer lo que llamaríamos un aporte, pasando tal cofre del lugar donde se hallaba hasta ponerlo en manos de aquella señora. Este tipo de materializaciones son realmente sensacionales.
3.- Entonces Maestro, ¿no debe uno desaprovechar estas oportunidades cuando se presenten, a pesar de tener miedo?
R.- Distinguida dama, permítaseme decirle que el miedo es algo execrable: las naciones se arman por miedo, se lanzan a la guerra por miedo; los hombres se ponen pistola al cinto por miedo y asesinan por miedo. ¿Por qué temer? Todos tenemos que morirnos tarde o temprano. Lo mejor que hubiera podido hacer aquella señora del relato era devolver los huesos al panteón y aprovechar el dinero haciendo muchas obras de caridad y beneficiándose también a sí misma.
Distinguidos señores y señoras, en el mundo suceden muchos acontecimientos insólitos, extraños, metafísicos.
Alguien me contó algo sobre un caso muy interesante: cuentan que en una fiesta, cierta dama supo distinguirse por su inmensa alegría, pues obviamente destacaba entre todos los invitados por su carácter jovial y por su belleza física.
Muchos jóvenes danzaron con ella hasta las tres de la mañana, hora ésta en que la dama manifestó tener mucho frío; uno de sus admiradores le prestó una chamarra, chompa o chaqueta, para que se abrigara. Luego, como un cumplido caballero, se ofreció para acompañarla hasta su casa. La dama no declinó tal atención caballeresca y salió, pues, de la sala del festín.
En veloz automóvil, la dama acompañada por el joven que le ofreciera su compañía y por algunos otros varones amigos de este último, llegó hasta la puerta de su casa.
El personal de compañía se despidió de la susodicha dama al tiempo que ésta penetró en su morada.
Al día siguiente, el caballero dueño de la prenda de vestir prestada a la dama, junto con sus amigos, tocó a la puerta de aquella mansión con el evidente propósito de recuperar la prenda.
Una anciana abrió la puerta a tiempo que preguntara: «¿Qué desean ustedes, señores?» «Venimos» -dijo uno de los jóvenes- «por una chamarra que le presté anoche a la señorita fulana de tal.» «¡Oh!,» -dijo la anciana- «si ustedes quieren esa prenda de vestir deben ir a buscarla en el panteón; la hallarán sobre la tumba de mi nieta; ella fue la dama que con ustedes anoche bailó; hace muchos años murió.»
Los jóvenes alarmados se dirigieron ciertamente al panteón, buscaron el sepulcro de la dama y lo hallaron, y sobre este último encontraron la chamarra.
Vean ustedes, mis amigos, un caso extraordinario de materialización. Ante todo quiero que me escuchen la explicación; sólo así podrán entender cómo se produjo este fenómeno de tipo metafísico.
Quiero que sepan que al morir van al sepulcro tres cosas: primero, el cuerpo físico; segundo, el Fondo Vital de nuestro organismo, una especie de Doble Etérico que se va descomponiendo lentamente junto a la tumba; tercero, la personalidad. Esta última es energética, permanece en el sepulcro, pero a veces sale de él y hasta se da el lujo de andar por diversos lugares.
De acuerdo con el relato, creo que ustedes podrán entender que eso que se hizo visible en el baile, que ese fantasma que pidió prestada la prenda de vestir, era la personalidad de la muerta. Sólo así podemos explicarnos el motivo por el cual tal prenda fuera hallada precisamente sobre la fosa sepulcral.
4.- Bueno Maestro, ese fantasma era el Alma de la muerta, ¿cómo debo entender este fenómeno?
R.- Distinguida señorita, no se extrañe usted de lo que estoy diciendo; escúcheme con confianza, el Alma de la muerta no podría estar metida en un sepulcro; lo que se apareció fue la personalidad de la difunta, y esto ya es diferente. No hay duda de que la personalidad poco a poco se va desintegrando hasta desaparecer o aniquilarse. El Alma es algo distinto, es algo divino, que no puede ser encerrado dentro de un sepulcro.
5.- Muy interesante nos parecen estos relatos, Maestro; nos gustaría que nos contara algún otro suceso de apariciones de ultratumba.
R.- Con el mayor placer voy a relatar a la honorable concurrencia otro caso, por cierto, muy interesante.
Esta vez se trata de una dama que tomó un taxi a la medianoche en la ciudad de Guatemala; al preguntarle el chófer sobre el domicilio a donde debería llevarla, ésta le dio ciertas señas que vinieron a coincidir ciertamente con el panteón de la ciudad. Un poco extrañado el chófer, dejó a la dama exactamente en la puerta funeral, no sin antes exigirle el correspondiente pago, valor del transporte.
La señora aquella le manifestó que en ese instante no tenía dinero, pero que le daba una prenda de oro con la cual garantizaba el pago; después le rogó que al día siguiente fuese a su casa situada en la calle tal, número tal, etc., etc., que tocara en aquella casa y que entregara la cadena a su mamá reclamando el dinero, valor del pasaje.
Un poco confundido, aquél chófer se alejó de la puerta funeral, y al otro día muy de mañana, llegó a la casa indicada por la dama, de la que salió una señora de avanzada edad, preguntándole qué deseaba.
El chófer, sacando la cadenita de entre la bolsa donde la llevaba, la mostró a la señora, contándole el caso y rogándole le entregara el dinero, valor del pasaje de su hija fulana de tal.
Al ver aquella cadena de oro con su hermoso medallón, la anciana madre reconoció la prenda de oro con que fuera enterrada su hija muerta hacía algún tiempo. Es obvio que la anciana palideció llena de infinito terror.
Después invitó al chófer a penetrar en su domicilio con el propósito de que tratara de identificar a su hija: para tal efecto le enseñó una fotografía ampliada que bellamente enmarcada se hallara en la sala. Es ostensible que el chófer la reconoció de inmediato. No hay duda que esta madre quedó en un estado de confusión espantoso y hasta se dice que el chófer más tarde la volvió a ver en otra parte de la ciudad.
Este es otro caso de materialización de la personalidad o expersonalidad de un difunto. En los antiguos tiempos había más comprensión de las gentes; entonces se enterraba a los difuntos junto con todas sus pertenencias, incluyendo comidas, bebidas y otras clases de enseres con las que el difunto estaba familiarizado en vida.
Así es como la personalidad del difunto se siente en su ambiente, como si estuviera en su casa.
Debemos tener caridad por los muertos y entender también con amor a esas sombras del panteón; debemos llevarles flores, amor, oraciones y también aquellos alimentos que en vida solían comer. Nosotros aquí en México damos el ejemplo el día de los muertos, el 2 de noviembre, poniendo sobre los sepulcros los alimentos y bebidas que a ellos tanto les gustaran; ojalá muchas gentes de otros países sigan este ejemplo.
CASOS INSOLITOS
1.- Cuando era niño oía de mis padres y familiares los relatos de la muy conocida «Llorona», la cual se manifestaba periódicamente a los hombres que atravesaban llanuras o lugares solitarios en el transcurso de la noche. Estos hombres eran seducidos por una bella mujer que les salía al paso y que los incitaba al amor, pero al corresponder ellos a su invitación, ella soltaba una carcajada muy penetrante, escuchándose después un llanto muy amargo que helaba la sangre, desapareciendo como un velo blanco que se perdía en las sombras de la noche. ¿Nos podría explicar esta manifestación, Maestro, que es muy conocida en muchos lugares de diferentes países?
R.- Distinguido amigo, créame que siento gran placer al responderle. Su relato me parece bastante interesante.
Ciertamente debo decirle que esto de la «Llorona» es leyenda popular en todos los países del mundo.
No quiero subestimar la palabra «leyenda»; realmente tal término sirve de vehículo a muchas tradiciones que suelen escaparse a la historia.
En los relatos hay muchas veces más realidades de las que la gente supone. Después de esta pequeña descripción necesaria para aclarar términos, me permito decirle que no hay lugar en el planeta Tierra donde no se haya oído hablar alguna vez sobre la «Llorona».
En lo que a mí cabe como investigador ocultista, le diré lo siguiente: en cierta ocasión, por allá en algún pueblo, las gentes me informaron sobre las insólitas apariciones de la «Llorona» a la orilla de un riachuelo. No está de más contarle con cierto énfasis que yo me propuse investigar el caso personalmente.
Para tal efecto, hube de trasladarme al lugar de referencia, al sitio indicado por las gentes y en altas horas de la noche. Es obvio que debía hacer las investigaciones de rigor, y eso lo sabe cualquier esoterista y por ello procedí según arte.
La consabida mujer metafísica vino a mí; eso es ostensible. La interrogué en la siguiente forma: «¿Es usted la «Llorona?» «Sí, lo soy», respondió la aludida, y luego intentó dar sus famosos alaridos o gritos dolorosos con aquellas tan conocidas exclamaciones: «¡Ay, mis hijos!» ¡Ay, mis hijos!» Pero yo estaba en guardia y es claro que no consiguió atemorizarme, pues dice el dicho que soldado avisado no muere en guerra.
«¿Es usted bruja?», -le pregunté- «Sí soy», -me respondió- «¿Pertenece usted al salón de la brujería?» «Sí» -respondió de nuevo-.
La mujer aquella estaba vestida toda de negro y un largo manto del mismo color envolvía su cuerpo de cabeza a pies; usaba sandalias y era como una sombra entre las sombras mismas de la noche.
El rostro de aquella aparición era pálido, sus ojos negros y penetrantes, su nariz roma, su labio más o menos vulgar.
Sintiéndose vencida, aquel fantasma de la noche se alejó por la rivera del riachuelo, caminando despacito, despacito.
2.- ¿Entonces esta mujer sólo era un fantasma?
R.- Estimable señorita, me permito decirle que en cierto sentido sí, eso era, pero tenía una tremenda realidad; era una bruja ciertamente de esas que concurren al salón de la brujería de Salamanca, España.
3.- Voy a relatar un caso que me sucedió en mi niñez, cuando todavía no había luz eléctrica; nosotros vivíamos en una casa que tenía un gran patio; por lo tanto, para alumbrarse usaban velas y quinqué de petróleo; alrededor del patio estaban construidas las piezas y en un extremo, una gran cocina de estilo colonial, donde había grandes muebles de madera llamados trasteros; también teníamos diferentes clases de animales, tales como cerdos, aves, vacas, etc.
Muy a menudo daban en robar los animales y todo el mundo estaba siempre a la expectativa; cierta noche oímos gran barullo en la cocina y el ruido de algunos cerdos y gallinas como si las hubiesen sacado, oyéndose además que uno de los trasteros se venía abajo rompiéndose toda la loza que tenía; fue tan grande el estruendo que nos despertamos todos los miembros de la familia, saliendo a medio vestir, a ver qué pasaba, con velas y quinqués en las manos. Al llegar a la cocina y checar donde estaban los animales, nos sorprendió el hecho de que todo estaba en calma y los trastes de la cocina en perfecto estado, sin haberse movido nada; esta misma situación se repitió no menos de cinco veces, hasta que decidimos no hacer más caso. Automáticamente desapareció tal fenómeno, el cual al principio nos atemorizaba, llegándose a decir que dicha cocina estaba embrujada. ¿sería tan amable el Maestro de darnos alguna explicación al respecto?
R.- Bastante interesante su pregunta, y créame que siento gran alegría al responderle.
Estos son los casos de casas encantadas y de hechos fantasmales muy conocidos desde la remota antigüedad. Es claro que en esto intervienen criaturas del Más Allá, espectros, fantasmas de los fallecidos, etc.
A todas luces resalta con entera claridad meridiana la existencia de factores psíquicos capaces de producir fenómenos físicos.
Es incuestionable que no existen efectos sin causa, ni causas sin efectos. Obviamente el fantasma de algún fallecido producía tales fenómenos. El Doble Etérico de aquel trastero o mueble donde se ponía la vajilla caía ciertamente produciendo tales sonidos en la noche; esto no significa que la parte meramente física del citado mueble se precipitase al suelo.
Es bueno que usted entienda, distinguido caballero, que cualquier objeto físico tiene un doble de tipo etérico, incluyendo como es notable el mencionado trastero de la cocina; ahora comprenderá usted mejor qué es lo que caía y el origen del sonido de platos, ollas y demás arcilla o porcelana destruida.
El fantasma del muerto actuaba sobre la parte etérica del mueble físico y se producían fenómenos similares a lo meramente material. Desde los antiguos tiempos se sabía que en tales lugares habían tesoros ocultos y las gentes los buscaban con afán hasta dar con ellos.
4.- Me complace mucho verificar o reafirmar su respuesta en relación con que efectivamente en ese lugar fueron encontradas dos ollas con monedas de oro, las cuales se quedaron en poder de los albañiles cuando esa cocina fue demolida, e inclusive se hicieron muchos comentarios al respecto y algunas gentes coincidieron en que era ése el motivo por el cual se había observado varios casos sobrenaturales.
R.- Amigos míos, sé de un caso similar muy extraordinario. Dentro de una antigua recámara de una vieja casona señorial, donde habitaban patriarcalmente personas de cierta edad, escuchábanse múltiples ruidos en el silencio profundo de la noche.
Una bella dama que durmiera tranquila en su lecho, acostumbraba a cubrirse totalmente con sus cobijas o sarapes, de pies a cabeza, cuando escuchaba los mencionados sonidos metafísicos dentro de su alcoba.
En tratándose de todos estos casos, no siempre resultan tan ingenuas protecciones como lo son las inocentes cobijas o sarapes.
Cuenta la susodicha dama que alguna vez logró con sus pies tocar el cuerpo de un fantasma que parecía de niño. Dice aquella mujer que el infante metafísico lentamente le fue halando los sarapes hasta dejarla totalmente sin ellos, y luego los colocó todos juntos sobre determinado lugar de la alcoba.
Pasaron los tiempos y mucho más tarde, cuando aquella familia se retirara de esa morada, otras personas que allí pasaron a vivir hubieron de hacer algunas reparaciones a la casa, y en el lugar exacto donde el fantasma colocara los sarapes o cobijas fue hallado, un poco profundo, un riquísimo tesoro de oro macizo.
Vamos a seguir ahora con otro relato muy similar y bastante interesante. Recuerdo el caso de un caballero de cierta edad, quien tuviera extraños sueños: se vio llevado en visión, de noche, a un terreno baldío.
Aquel que lo guiara, indicándole cierto lugar desértico, en forma enfática le dijo: «Aquí enterré un gran tesoro y es para ti; puedes sacarlo; todo lo que se necesita es escarbar, hacer hoyo; te voy a poner una señal para que vengas mañana; donde encuentres la señal, es el lugar donde está la fortuna».
Cuenta el señor de tal relato que el fantasma que ahí lo condujera en sueños, puso dos huesos de muerto en forma de cruz y luego, poniendo mucho énfasis, le repitió: «Esta es la señal, no la olvides.»
Cuenta el caballero que cuando se despertó de su extraño sueño, muy de mañana y antes del desayuno, se dirigió al sitio indicado, y ciertamente ahí encontró los dos huesos de muerto en cruz; entonces, tomándolos con sus dos manos, dijo: «De parte de Dios o de parte del diablo, sea lo que sea, ahí van más chispas.» Después arrojó los dos huesos a distancia y lleno de gran indignación regresó a su casa. Es obvio que aquel bueno hombre perdió una rica fortuna.
5.- En relación con los relatos anteriores, quisiera narrar otro caso en el que varias gentes observaban un perro blanco que salía detrás de una nopalera y caminaba aproximadamente unos 100 metros, perdiéndose en un aparente agujero, dándoles a unos curiosidad y a otros gran temor, porque durante el día no había dicho agujero. Uno de los que habían observado el fenómeno decidió balacear al perro que caminaba noche a noche, y grande fue su sorpresa al ver que las balas no lo mataban, siguiendo su normal recorrido hasta perderse en el sobredicho agujero.
Después de hacer una especie de junta con las personas que lo habían visto, a alguien se le ocurrió que en el agujero donde se perdía ese perro blanco podría ser la indicación de que ahí se encontraba un tesoro. Al escarbar, efectivamente encontraron una respetable fortuna, la cual se dividieron en partes iguales.
¿Qué nos podría usted explicar sobre este relato, Maestro?
R.- Mi caro amigo, su relato es magnífico y merece una buena explicación.
Quiero que usted sepa que todos estos tesoros escondidos están custodiados por los Gnomos de la Naturaleza. Las gentes les dan a todas estas criaturas Elementales diversos nombres; algunas personas simplemente los califican como Duendes y eso es todo.
No hay duda de que tales Elementales son los fieles custodios de tan ricas fortunas minerales ocultas bajo la epidermis de la tierra.
El perro fantasma del relato era simplemente un Gnomo encargado de vigilar el tesoro. Normalmente esas criaturas metafísicas tienen la forma de pequeños hombrecillos enanos, parecen mas bien viejecitos venerables; empero pueden asumir cualquier figura, incluyendo la del citado perro. Ahora se explicará usted, por sí mismo, todo lo relacionado con ese fenómeno.
Queridos amigos, esta clase de relatos son muy interesantes, sin embargo es bueno saber que el mejor tesoro es el Espíritu; no nos dejemos llevar de ambiciones, codicia, ansias de fortuna, etc., etc., etc.
Nosotros estudiamos todos estos distintos aspectos psíquicos porque resultan bastante interesantes, pero es claro que no estamos dedicados a buscar fortunas escondidas; eso es todo.
¿PIEDRAS O QUE?
1.- Hace mucho tiempo, en el pueblecillo donde vivíamos, la casa en que habitábamos nos dio muestras de fenómenos raros tales como el siguiente:
En este lugar se distribuían víveres de todo tipo, dado que era una especie de tienda del pueblo, donde había de todo y se les prestaban los víveres a la gente muy pobre que no podía pagar diariamente lo consumido. Les otorgaban unos vales que se supone que deberían pagar cada semana, pero debido a que los hombres en su mayoría, tomaban mucho alcohol, se bebían el dinero que ganaban, ocasionando un drama para sus familias, dado que en muchos casos debían varias semanas de pago. Uno de los deudores que se negaba rotundamente a pagar, tenía fama de practicar actos de brujería y en algunas ocasiones se enorgullecía de ello y amenazó a que no le cobraran más porque lo iban a lamentar.
Cierta noche, se paró aproximadamente a unos 100 metros de distancia de la tienda, y en nuestra casa, que estaba junto a la tienda, se empezaron a oír pedradas sobre paredes y techos como si hubiera una gran multitud aventando enormes piedras con mucha fuerza, al grado tal que la casa parecía que se iba a derrumbar.
Uno de los familiares se atrevió a asomarse por una ventana, y únicamente observó al brujo aquel que, con la mirada fija hacia la casa, parecía que le salía fuego por los ojos y que con una sonrisa irónica y grandes ademanes pronunciaba unas palabras ininteligibles.
Después de un rato, pareció que se iba acumulando una gran cantidad de piedras y que iba a ser cosa imposible salir de la casa.
Al retirarse dicho individuo, cesaron los ruidos y todo quedó en tranquilidad y calma.
Tiempo después salimos a ver qué había sucedido, encontrándonos con que no había ni siquiera un grano de arena; esto causó cierto espanto entre las gentes del pueblo tomándole miedo a este señor.
¿Nos podría explicar el Maestro qué fue lo que realmente sucedió?
R.- Con mucho gusto daré respuesta a su pregunta. Obviamente se trata de un mago negro, sujeto con poderes peligrosos. Ostensiblemente pronunciaba palabras mágicas mediante las cuales mandaba a ciertos tenebrosos.
Es claro que el fenómeno de piedras atemorizaba a las gentes. Los fantasmas desconocidos ciertamente pueden arrojar tales piedras. Estas piedras en sí mismas viajaban por entre la Cuarta Dimensión y hasta podían hacerse visibles momentáneamente para luego desaparecer y regresar al punto de partida original.
No olvide usted que en la Cuarta dimensión todo regresa a su punto de partida; si un fantasma ahí arroja una piedra con el propósito de hacerla visible en el mundo físico, ésta regresa después al lugar de donde provino.
En estos instantes me viene a la memoria el caso de cierto caballero, cuyo nombre no menciono, hechicero también; eso es obvio. Cargaba en la bolsa siempre una moneda de cincuenta centavos, y con tal moneda podía pasar toda una noche bebiendo de cantina en cantina.
Cuentan las gentes que andan por ahí, que el sujeto aquel entraba a cualquier tienda y pedía cerveza, pan, y todo lo que quisiera y después pagaba con la moneda aquella. Lo curioso es que en determinado instante y en el momento de salir del establecimiento, llamaba a su moneda pronunciando un nombre femenino X, X, que en estos momentos no recuerdo, y la moneda regresaba a su bolsa otra vez.
Este caballero de marras era un mago negro que sólo necesitaba de una moneda para poder vivir.
No hay duda de que poseía terribles poderes psíquicos y que podía mandar a determinados demonios que lo obedecían.
2.- En el pueblo donde vivíamos había un viejecito que me contaba todos los acontecimientos raros que habían sucedido en los alrededores.
En una ocasión me relató el caso de un campesino que traía pleito con uno de los guarda-ríos del lugar, y que tal pleito acabó en una lucha a machetazos, muriendo el guarda-ríos, al cual el campesino había ocultado entre los carrizales que se encontraban en el río.
Poco tiempo después, los vecinos empezaron a saber que el campesino todos los días era arrastrado por el muerto, según decía él, en la noche, y que algunas personas llegaron a oír que dialogaba con el difunto, clamándole piedad y perdón por el asesinato cometido. Los vecinos decidieron interrogarlo sobre el crimen mencionado, confesando este que se trataba del guarda-ríos desaparecido, indicándoles que el cadáver lo hallarían entre los carrizales de aquel lugar. Efectivamente, más tarde lo hallaron en estado de putrefacción.
Tiempo después, el campesino mandó a decirle misas, con lo cual lo dejó de molestar para siempre. ¿Es posible que esto sucediera según el relato, Maestro?
R.- Extraordinario este relato, gran amigo. Creo firmemente que la expersonalidad del muerto pudo hacerse visible y tangible en algunos lugares antes de su disolución final.
Me permito ahora repetir que no es el Alma ni el Espíritu de los difuntos los que se hacen visibles o se manifiestan de alguna manera en el mundo físico, sino sus expersonalidades. Estas mismas, por ser de naturaleza casi física, pueden manifestarse en este mundo de tres dimensiones muy especialmente en los primeros días de su fallecimiento. Así es como debemos entender el caso por usted relatado. Es claro que con las oraciones y rituales pudo alejarse el fantasma vengador.
No hay duda de que la sangre tiene un poder magnético muy especial. Con justa razón dijo Goethe: «este es un fluido muy peculiar». El autor del «Zaratustra», Federico Nietzsche, dijo: «escribe con sangre y aprenderás que la sangre es Espíritu».
Existe cierta relación entre el asesino y su víctima, debido a la sangre. Con el derramamiento de ese fluido vital, la víctima gracias a tal agente puede hacerse visible y hasta tangible delante de su asesino.
En el mundo oriental existen ciertas sectas de magia negra donde se invocan a los fallecidos: los fanáticos danzan en forma cada vez más frenética hiriéndose mutuamente con puñales. Es obvio que la sangre es vertida y mediante tal agente fluídico, los demonios invocados se materializan haciéndose totalmente visibles y tangibles en el mundo físico.
Es claro que tales hechiceros danzarines son candidatos seguros para el abismo y la muerte segunda.
He conocido casos muy extraordinarios de materialización. Hace ya algunos años, cuando estuvo por estas tierras mexicanas el Maestro Gargha Kuichines (Julio Medina), fuimos testigos de un caso de estos realmente insólitos. Sucede que ambos caminábamos por la avenida 5 de Mayo, cuando en una esquina vimos a un licenciado amigo, cuyo nombre no menciono, quien se dedicaba a las prácticas de Hata-Yoga.
Nosotros nos acercamos hasta él. Yo personalmente estrechándole su mano muy atentamente lo saludé, pues éramos amigos. Los tres estuvimos platicando en tal esquina; las gentes para no tropezar con el licenciado aquel, daban un pequeño rodeo. Nos despedimos; el licenciado siguió por la citada avenida, yendo hacia la Alameda Central. Como cosa extraña llevaba un sombrero blanco con cinta negra, cosa que no dejó de llamarnos la atención, pues él en su vida jamás usaba sombrero.
Yo expliqué a Julio Medina que no le había presentado al citado amigo debido a que consideraba que, como quiera que tal señor se dedicaba a la Hata-Yoga, no podría haber afinidad ninguna con ese sujeto.
Le aclaré diciendo que tal licenciado ocupaba la posición de juez y que alguna vez estuvo con nosotros estudiando Gnosis.
Luego continuamos nuestro camino.
Días más tarde, me encontré con mi amigo Salas Linares en el pueblo de Santiago de Tepalcatlalpan y le conté lo ocurrido.
Grande fue mi sorpresa cuando mi amigo me hizo saber que el mencionado licenciado con el cual me había encontrado en la avenida 5 de mayo, hacía ya varios días que había fallecido.
Luego puso cierto énfasis con el propósito de explicarme el caso. «Te encontraste con un muerto, -me dijo Alejandro-, hablaste con un fallecido»; cuando eso sucedió, el día de tal encuentro, ese difunto había muerto en un accidente automovilístico fuera de la ciudad de México, en el norte del país.
Como verán ustedes se trata de otra materialización y pienso que la expersonalidad de ese difunto fue realmente lo que se hizo visible y tangible al mediodía delante de todas las gentes y a la luz del sol.
3.- Usted, Maestro, ¿no podría distinguir al darle la mano si esa persona estaba viva o muerta?
R.- Distinguida señorita, quiero decirle a usted que la expersonalidad de un muerto es tan exacta a la persona física que vivía, que francamente no se nota ninguna diferencia entre vivos y muertos. Lo único que sí sentí un poco extraño fue la frialdad de aquella mano, frío propio de sepulcro, es claro, frío de cadáver. Hablaba aquel hombre con cierto tono un poco mortuorio y presentí algo sobre la muerte; sentí como si estuviera muerto, y en esto no me equivocaba.
Cuando yo enfatizo la idea de que es la expersonalidad de los difuntos lo que se hace visible y tangible, no descarto la posibilidad de que los desencarnados en sí mismos pueden también, en algunas ocasiones, materializarse en este mundo de tres dimensiones, en ausencia total de la expersonalidad funeraria.
4.- Cierta señora amiga mía un día me contó que cuando su padre falleció, su hermana se encontraba en la ciudad de los Angeles de California, llegando a casa de su padre cuando ya éste estaba sepultado, por lo que no logró verlo.
Desde ese día, su hermana todas las noches se acostaba en la recámara de su padre y le pedía que se materializara para que lo pudiera ver.
Cierta noche, estando ella acostada, vio una mano que se posaba sobre uno de los muebles de la recámara, pegando un grito de espanto en el mismo momento que oía una voz que le decía: «No te asustes, María; soy yo, tu padre, que quise ver si podías soportar el verme totalmente, pero como veo que no es así, me voy y te suplico que no me llames más y me dejes en paz».
Podría usted explicarme Maestro, si fue el Alma o la expersonalidad del difunto la que se hizo visible y tangible?
R.- La pregunta de la dama aquí presente me parece ciertamente muy interesante. Quiero decirles a ustedes, mis amigos, que la expersonalidad de los difuntos normalmente vive en el panteón, aun cuando a veces se escapa de la fosa sepulcral para hacerse visible en algún lugar o simplemente para visitar a alguien.
Es incuestionable que en este caso del relato, no fue propiamente la expersonalidad del fallecido lo que se hiciera visible y tangible en parte, sino el fantasma del difunto, el Alma del fallecido. Así lo indica el discernimiento de aquel, sus palabras, su prudencia, etc.
EL DESDOBLAMIENTO
Amigos míos, es necesario que ustedes comprendan la necesidad de aprender a salir del cuerpo físico a voluntad; quiero que entiendan que el cuerpo físico es una casa en la que no tenemos por qué estar prisioneros.
Es indispensable entrar en la región de los muertos a voluntad, visitar las regiones celestes, conocer otros mundos del espacio infinito.
Fuera del cuerpo físico uno puede darse el lujo de invocar a los seres queridos que ya pasaron por las puertas de la muerte. Estos concurrirán a nuestro llamado y podremos entonces platicar con ellos personalmente.
Hay magos nigromantes que saben invocar a los fallecidos para hacerlos visibles y tangibles en este mundo físico, pero nosotros preferimos penetrar en la región donde ellos viven, visitarlos, conocer allá en qué estado se encuentran, etc., etc., etc.
Fuera del cuerpo físico podemos adquirir pleno conocimiento sobre los Misterios de la Vida y de la Muerte.
Fuera del cuerpo físico podemos invocar a los ángeles para conversar con ellos cara a cara, personalmente.
Es bueno que ustedes entiendan que en el pasado nosotros tuvimos otros cuerpos, otras existencias; y fuera del cuerpo físico podremos recordarlos, revivirlos con entera exactitud.
La clave para salir fuera de la forma densa, fuera de este cuerpo carnal, es muy sencilla: Oiganme bien, escúchenme. En esos instantes de transición que existe entre la vigilia y el sueño, uno puede escaparse del cuerpo de carne y hueso a voluntad.
Me viene en estos momentos a la memoria un caso muy especial. Alguna vez llegué a un pueblo y busqué un hotel; empero todos los hoteles estaban llenos, no había hospitalidad para nadie; sin embargo, conseguí un alojamiento en un salón de huéspedes.
Ahí habían muchas camas donde dormían muchos hospedados. Yo pagué por el último de estos lechos que quedaban libres y en él me acosté a dormir.
Empero sucedió que, por ahí a la media noche, un hombre golpeó en aquella casa solicitando también alojamiento. La dueña de aquel negocio lo llevó a nuestro salón, diciéndole: «no tengo camas, vea, vea; todas están ocupadas». El pasajero protestó diciendo: «En ninguna parte hay hospitalidad, me resolveré a dormir en este salón, aunque sea en el suelo; póngame usted en el piso un petate, alfombra o estera y una almohada para mi cabeza porque estoy muy cansado».
La dueña de aquella casa de huéspedes, conmovida accedió gustosa a lo que el hombre le pidiera.
Yo me encontraba despierto viendo y oyendo todo aquello. El citado pasajero, acostándose en el suelo, se propuso conciliar el sueño.
Observé detalles: mientras el hombre estaba en vigilia, se movía a uno y otro lado, como queriendo acomodarse al duro piso.
De pronto dejó de moverse y entonces veo, con asombro, una nube grisácea ovoide que fue saliendo de entre sus poros por todo el cuerpo.
Tal nubecilla flotó por unos instantes sobre aquel cansando cuerpo y por último, colocándose en posición vertical, asumió la forma del peregrino. Me miró fijamente y luego salió de aquel salón caminando normalmente.
He aquí, amigos míos, lo que sucede siempre en ese estado de transición existente entre vigilia y sueño.
Tal peregrino se alejó de su forma densa; ustedes todos hacen lo mismo, pero en forma inconsciente. No quiero decirles con esto que aquel caballero de marras hubiera realizado una salida consciente; sin embargo, eso mismo se puede hacer a voluntad positivamente consciente.
Realmente, este es un proceso natural: darse uno cuenta de sus propios procesos naturales jamás puede ser perjudicial; realizar uno todas sus funciones conscientemente, en vez de hacerlo en forma inconsciente e involuntaria, de ninguna manera es peligroso y, por ello, pongo cierto énfasis en la necesidad de aprovechar el instante de transición entre la vigilia y el sueño para abandonar el cuerpo de carne y entrar en la región de los misterios.
Hay gentes incrédulas que dicen: «¿Qué puede usted saber del Más Allá? ¿Qué puede saber sobre lo que hay de tejas para arriba? ¿Acaso usted ha ido al otro mundo y ha vuelto?», etc., etc., etc.
Estimables amigos, con este procedimiento les aseguro que ustedes pueden ir al otro mundo y volver; puedo jurarles a ustedes por lo que más quiero yo en la vida que yo voy al otro mundo cada vez que quiero, y que ustedes también pueden ir; lo importante es que no tengan miedo.
Cuando yo quiero salir del cuerpo físico a voluntad, aprovecho el instante de estar dormitando, el momento aquel en que uno no está ni dormido del todo, ni despierto del todo.
En ese preciso momento hago lo que hizo aquel peregrino de mi historia: me levanto suavemente, como sintiéndome vaporoso, fluídico, gaseoso; después salgo del cuarto lo mismo que aquel consabido pasajero de la casa de huéspedes y me dirijo a la calle.
El espacio es infinito, y volando puedo viajar a todos los lugares de la Tierra o del Infinito. Ustedes pueden hacer lo mismo, mis caros amigos; todo es que se lo propongan.
Ante todo no debe uno identificarse con el cuerpo material. En el preciso momento de hacer el experimento, deben pensar que ustedes no son el cuerpo, deben comprender que ustedes son almas; deben sentirse como almas, fluídicas, sutiles; después, sintiéndose así, en tal estado, levantarse simplemente de la cama.
Lo que estoy diciéndoles tradúzcase en hechos, mis caros amigos. Oiganme bien, no se trata de pensar que se están levantando, porque ahí se quedarían pensando y entonces no realizarían el experimento.
Repito: tradúzcase en hechos lo que estoy enfatizando. Hagan lo que hizo aquel peregrino de nuestra historia; él no se puso a pensar que iba a salir del cuerpo; sencillamente actuó, se levantó del duro piso donde estaba acostado.
Repito con entera claridad: se levantó sutil, vaporoso, y salió de aquel lugar.
¿Hasta cuándo será que me van a entender ustedes? ¿En qué época de la historia de sus vidas van a aprender a salirse del cuerpo a voluntad? ¿Quieren saber algo del Más Allá? ¿Quieren platicar con los seres divinos cara a cara? Invóquenlos, llámenlos a gritos cuando estén fuera del cuerpo; es claro que ellos concurrirán por amor hacia ustedes, con el propósito de instruirlos.
Todo lo que se necesita es dejar la pereza y poner atención en el proceso del sueño; las frazadas con que uno se cubre, las cobijas o sarapes resultan muy agradables; le cuesta a uno trabajo dejar la flojera, la inercia. Recuerden que la voluntad es indispensable y si ustedes de verdad se proponen a salir del cuerpo a voluntad, lo conseguirán si siguen con exactitud mis indicaciones.
Todos los hombres sabios del pasado abandonan la densa forma para viajar consciente y positivamente en el espacio infinito; entonces platicaban con los dioses santos y recibían maravillosas instrucciones.
Fuera de este mundo físico, podemos experimentar en forma directa todos los Misterios de la Vida y de la Muerte. Ahora comprenderán ustedes por qué pongo tanto énfasis en la necesidad de aprender a salir del cuerpo físico a voluntad.
1.- Maestro, para salir del cuerpo físico ¿se necesita algún aprendizaje antes, o hay alguien que lo sabe hacer de nacimiento? Porque yo he oído a muchas personas que dicen: «yo sé viajar en Astral» ¿Podría explicarme si es lo mismo?
R.- Mi respetable amiga, me parece muy a propósito su pregunta. En nombre de la verdad, debo decirle que a mí nadie me tuvo que enseñar a salir en Astral. Nací con esa facultad, por eso es que conozco los Misterios de la Vida y de la Muerte.
Ahora se explicará usted por sí misma, de dónde saco todos estos conocimientos que escribo en mis libros.
Sin embargo, mi caso no es una excepción; mi esposa Litelantes también sabe salir del cuerpo físico a voluntad; salimos juntos, visitamos los templos de misterios, ayudamos a muchas gentes de remotos lugares, investigamos misterios, hablamos con los dioses, los ángeles y con los Devas inefables y regresamos al cuerpo físico trayendo los mismos recuerdos.
Esto es similar a cuando dos personas salen de casa a dar un paseo en día domingo y regresan hablando sobre las distintas ocurrencias del camino.
En los distintos rincones del planeta Tierra hay muchas gentes que saben salir del cuerpo a voluntad; es necesario que ustedes también aprendan a hacerlo para que conozcan las grandes maravillas de la Naturaleza y del Cosmos y para que sepan qué es lo que hay más allá de la muerte.
2.- Maestro, usted nos dice que para salir en Astral hay que aprovechar el momento en que uno está entre vigilia y sueño. ¿En otros momentos no puede uno hacerlo?
R.- Distinguida señorita, quiero que usted sepa que cuando ya se está práctico en esto de la salida en Astral, puede escaparse del cuerpo físico a voluntad, aun cuando el cuerpo carnal esté sentado o esté de pie; empero, repito, esto último es para gentes muy prácticas. Lo normal, lo natural, es acostarse uno en su cama para desdoblarse.
3.- Maestro, ¿se puede invocar a algún Maestro en especial para que nos ayude a salir en Astral?
R.- Bien, amiga, permítame decirle que hay seres invisibles que nos ayudan; sin embargo, ustedes pueden pedirle auxilio a su propia Madre Divina Particular.
Me refiero a su Madre Naturaleza propia, porque es obvio que cada cual tiene la suya, ustedes deben suplicarle en nombre del Cristo que los saque del cuerpo en aquel preciso instante en que se hallen en estado de transición entre vigilia y sueño.
4.- Maestro, ¿existe alguna oración especial para llamar a nuestra Madre Naturaleza Particular? ¿Podría usted enseñárnosla?
R.- Bondadosa discípula que me está escuchando, voy a darle un consejo que le servirá a todo el mundo. Acuéstese usted boca arriba en su cama con el cuerpo bien relajado y adormézcase recitando con su pensamiento y con su corazón la siguiente plegaria:
«Creo en Dios, creo en mi Madre Divina y creo en la Magia Blanca, Madre mía, sacadme de mi cuerpo.»
Recite usted con toda devoción y con intensiva fe esta oración mágica. Récela millones de veces, si hay necesidad, adormeciéndose.
Empero recuerde usted aquel dicho que dice: «A Dios rogando y con el mazo dando.»
Cuando ya se sienta en ese estado de lascitud propia del sueño, al empezar en su mente las primeras imágenes ensoñativas, venza la pereza, por favor se lo ruego, y sintiéndose como un fantasma sutil y delicado, haga lo del peregrino de nuestra historia en el salón de huéspedes: levántese de su cama y salga de su casa, ¿entendido?
5.- Maestro, ¿le podemos pedir a nuestra Madre Naturaleza Particular que nos lleve a determinado lugar, o ella nos lleva a donde debemos ir de acuerdo con nuestra preparación?
R.- Está bien la pregunta que usted ha hecho. La Madre Divina sabe a dónde debe llevarnos a cada uno; sin embargo, también podemos solicitarle que nos lleve a tal o cual lugar y si ella quiere hacerlo está bien.
Empero, si ella no quiere llevarnos a donde nosotros deseamos, sino que más bien nos transporta a otro lugar diferente, debemos acoger con gusto su decisión, porque es claro que nuestra Madre sabe lo que necesitamos, lo que más nos conviene.
LOS HOMBRES AZULES
1.- En una revista que encontramos en circulación dentro del Distrito Federal, hallamos el siguiente relato:
«En 1960, una revista científica soviética, apoyándose en los relatos del historiador egipcio Maneton y del griego Herodoto, así como en las inscripciones al enigma de la Atlántida y a la venida de seres extraterrestres, la pregunta que se hacían era ésta: «¿Fueron los atlantes un pueblo de tez azulada?» Dicen algunas tradiciones que los atlantes fundaron la civilización egipcia y que los jefes más antiguos de las dinastías eran atlantes de raza pura. Los artistas egipcios, que reprodujeron cuidadosamente los objetos en sus murales y respetaron los colores, ¿cómo pintaron a sus dioses?
«Osiris tenía el rostro verde (por ser Dios de la vegetación que renace); Thot estaba pigmentado de verde o de azul pálido, y Ammón y Shu eran francamente azules. ¿Por qué formaba este color parte de los dioses egipcios? Sólo puede contestarse de una manera: eran descendientes de un pueblo de piel azul»
«Deberíamos creer que Osiris y Thot, que llegaron a Egipto procedentes de un país de altas montañas, hallaron un llano con clima cálido y mucho sol, y vieron su tez modificada por el sol, que terminó por darles una piel olivácea (azul más amarillo, igual a verde), como suelen tenerla en nuestros días los habitantes del Mediterráneo.»
¿Podría explicarnos usted algo al respecto, Maestro?
R.- Resulta dicho artículo un poco vago y oscuro. Habla sobre la Raza Azul; supone que esta viene de la Atlántida; no niega el origen de la Cultura Egipcia (es obvio que los Hombres Azules son los antiguos constructores de las pirámides).
Sin embargo, algo falla en el artículo (renglones arriba citados y puestos entre comillas). Permítasenos la libertad de disentir. Necesitamos enfatizar el hecho concreto de que los Hombres Azules jamás vinieron del continente atlante.
Algunos suponen que los Hombres Azules vinieron de Venus, y no está de más citar otro aparte del citado artículo: «recordemos los extraordinarios acontecimientos sucedidos en tiempos remotos en Venus, que fueron anotados por los astrónomos de la antigüedad. El propio San Agustín afirma que Castor, el Rodio, dejó escrito el relato de un prodigio asombroso sucedido en ese planeta, que de pronto cambió de tamaño, de color y hasta de órbita en torno al sol, al mismo tiempo que perdía satélites. Este hecho sin precedentes debió suceder en tiempos del rey Ogygés, fundador de Tebas, como aseguran Adrasto, Cyzicenio y Dies, notables matemáticos de Nápoles».
«¿Qué sucedió en Venus para que parte de su población huyera precipitadamente rumbo a la Tierra? ¿Una colisión? ¿Una explosión nuclear? No podemos decir nada, pero de ser cierta cualquiera de estas hipótesis, tendremos que creer que Venus estuvo ligado a la historia de nuestro planeta, y resulta curioso que los sabios soviéticos insistan en relacionar el misterio de Venus con el de la Atlántida y el Tiahuanaco.»
Como usted verá, querido lector, el autor del artículo mencionado y cuyos apartes fueron transcritos con el propósito de refutarlos, tiene dos opiniones diferentes y ninguna de ellas es verdadera. Aquí en México conocimos el caso de Salvador Villanueva Medina, autor de un libro que titula «yo estuve en el planeta Venus.»
Conozco personalmente a este hombre y sé que es sincero, no se trata de ningún charlatán o fantaseador; ha sido rigurosamente examinado por los psiquiatras y los resultados obviamente fueron los de un hombre serio y totalmente equilibrado.
Tal caballero escribió para bien de la humanidad; narró a sus semejantes lo que sucedió; como quiera que era un simple chófer, conduciendo un carro hasta Estados Unidos, hubo de pasar por alguna de esas peripecias. El automóvil se dañó; y los norteamericanos que viajaban con él bajaron del coche abandonándolo, para dirigirse a un pueblo cercano con el propósito de pedir auxilio.
Villanueva Medina quedó solo; se metió debajo del carro con el propósito de observarlo y arreglarlo; sintió pasos en la arena; salió de debajo del coche y se encontró con un venusino que platicó con él.
Lo que sucedió después es muy interesante. Lo invitaron y él aceptó. Fue llevado en una nave hasta el planeta Venus, donde conoció una civilización extraordinaria. Después de cinco días fue traído otra vez a la Tierra.
La descripción que da Villanueva Medina sobre los hombres de Venus concuerda con la que sobre ellos da Adamski, famoso científico norteamericano.
Estatura de los venusinos, promedio, 1.10 mts.; piel blanca rosada; cabellos plateados; hermoso rostro, etc., etc.
No vio pues Villanueva Medina, Hombres Azules en el planeta Venus. Así pues, tal hipótesis también queda descartada.
¿De dónde vinieron entonces los Hombres Azules? Existieron, es ostensible; muchas personas así lo afirman, mas las gentes desconocen su origen.
Nosotros aseveramos solemnemente diciendo: los Hombres Azules vinieron de la Galaxia Azul. No hay duda de que ellos crearon las poderosas civilizaciones de Egipto, Caldea, Asiria, Babilonia, etc., etc.
2.- ¿Podría usted decirme a qué vinieron, con qué finalidades y para qué vinieron?
R.- Con el mayor placer daré respuesta al caballero; mucho me agrada su pregunta. Permítaseme informarle sobre la Fraternidad Cósmica Universal; así como existe ayuda mutua entre personas buenas, así también la hay entre planeta y planeta y entre galaxia y galaxia. Los Maestros de la Galaxia Azul, llevados por el Amor Universal, se han preocupado muchísimo por nuestra humanidad terrícola, ayudándonos incesantemente desde la noche más profunda de los siglos.
Repito: ellos fueron realmente los que instruyeron a los arquitectos de las pirámides, los que enseñaron la Doctrina Secreta a los atlantes y a los egipcios, los que establecieron los misterios gloriosos de las poderosas civilizaciones de Caldea y de Asiria.
Su labor ha sido maravillosa, formidable; nos han amado de verdad y todavía nos siguen amando, pues aunque parezca increíble, viven en este afligido mundo con el propósito de ayudarnos en la hora crítica que precede al gran cataclismo.
3.- Me sorprende usted con su relato. ¿Podría decirme, si viven en este planeta, en qué lugar habitan?
R.- La pregunta que la dama hace es por cierto bastante interesante y bien vale la pena que le demos una respuesta concreta.
Tengo que informarle para su conocimiento de que los Hombres Azules viven en una ciudad subterránea bajo los hielos del Polo Sur.
4.- ¿Cómo es posible que puedan subsistir a tan bajas temperaturas? ¿Su organismo es diferente al nuestro? ¿Cómo se las arreglan para vivir?
R.- Vamos a contestar las preguntas del caballero. Ruego mayor atención del auditorio. Los organismos de los Hombres Azules son similares a los nuestros; eso es obvio. Quiero que todos ustedes me entiendan; los hombres provenientes de la Galaxia Azul no tienen casa de hielo como los esquimales, ni nada por el estilo; resultaría absurdo pensar que tales criaturas vivieran entre los témpanos de hielo; mejor es comprender que ellos poseen una ciudad subterránea, hecha entre las entrañas mismas de la Tierra. Si hay hielos encima de las rocas y de la tierra en general, no afectan en nada a la ciudad sumergida. El problema climatológico no existe para los Hombres Azules. Es ostensible que si pudieron conquistar el espacio infinito, poseen adelantos técnicos formidables; no es difícil comprender que ellos han podido crear su propio clima dentro de su misteriosa ciudad.
5.- ¿Por qué habiendo otros lugares dentro de nuestro planeta con mejor clima y vegetación escogieron un lugar tan inaccesible?
R.- Doy respuesta al caballero. Las tierras del Polo Norte y del Polo Sur, hoy cubiertas de hielo después de la pasada glaciación, en otro tiempo tuvieron poderosas civilizaciones, magníficos climas ecuatoriales y espléndidas ciudades.
No se extrañe el caballero de lo que afirmo. Esta ciudad subterránea donde ahora viven los Hombres Azules es antiquísima; fue hecha antes de la pasada glaciación. Esto significa que tal ciudad tiene muchos millones de años de existencia, que deviene de las épocas arcaicas de la Tierra, que siempre fue la morada secreta de los hombres azules.
Como quiera que sea que ellos tienen naves cósmicas con las cuales pueden viajar a través del espacio infinito, es algo palmario y manifiesto el que no sufren por problemas de abastecimiento.
6.- Estos hombres azules, Maestro, ¿han llegado alguna vez a salir de su ciudad para convivir con los terrícolas?
R.- Vamos a responderle a la distinguida dama. Permítaseme decirle, señorita, que en las épocas de Egipto, Asiria y Babilonia, tales hombres fueron recibidos como verdaderos dioses. Desafortunadamente estamos en la Edad de Hierro, en la época de la degeneración mundial, y por ese motivo, ellos rara vez se mezclan con las multitudes.
Sin embargo, no está de más afirmar que de cuando en cuando alguno de estos hombres extraordinarios conviven con las gentes; cierta dama me contó el hecho concreto de que ella había visto a un hombre de tez azul en Buenos Aires, Argentina.
7.- Maestro, ¿estos Hombres Azules tienen alguna misión que cumplir en esta época o en el futuro?
R.- Veo que quien ha hecho la pregunta es un misionero gnóstico internacional y es claro que con el mayor gusto daré respuesta. Los Hombres Azules están auxiliando a la humanidad con procedimientos telepáticos favorables para algunos, y es evidente que dentro de algunos años estos hombres extraordinarios tendrán que lanzarse a la calle públicamente para amonestar a las gentes, para llamarlos al arrepentimiento, para hacerles ver el cataclismo espantoso que se avecina.
8.- Maestro, ¿podría usted decirme qué cantidad aproximada de habitantes existen en esa ciudad azul?
R.- Bien, distinguido caballero, daré respuesta a su pregunta. Permítaseme decirle que yo no los he contado; puedo asegurarle que es una ciudad bastante grande, muy semejante en tamaño a la ciudad de México, con varios millones de personas y muchas casas y calles y avenidas y amplio campo para guardar sus naves. Mas exactamente no sé qué cantidad de gentes viven ahí; por lo menos no se lo he preguntado al rey de la ciudad.
9.- Me asombra mucho que tengan un gobierno monárquico, pero ¿podría usted decirme, dado que ellos son seres iluminados, si el rey que los gobierna es divino?
R.- Distinguida señorita, su pregunta es inquietante. Me alegra responderle. A su majestad lo conozco y solemnemente le digo que él pertenece a las Dinastías Solares; se trata de un auténtico iluminado Maestro de perfección, que no necesita de gendarmes ni de soldadesca armada para hacerse obedecer de su pueblo. Todo el mundo lo respeta pues es terriblemente divino.
10.- Maestro, ¿podría decirnos cómo ha hecho usted para ponerse en contacto con dicho monarca? ¿Acaso tiene usted alguna nave cósmica, o qué medio ha utilizado para poder llegar a la Ciudad Azul donde habitan estos seres?
R.- Amable caballero, voy a responder con claridad a su anhelo de inquirir e investigar. Existen procedimientos telepáticos; nadie ignora que mediante la Telepatía uno puede ponerse en contacto con personas que viven en distintos lugares del mundo, aun a remotas distancias; sin embargo, nosotros vamos más lejos todavía en esta cuestión. Tenemos procedimientos secretos por medio de los cuales podemos transportarnos espiritualmente a cualquier lugar secreto, incluyendo, como es lógico, a la ciudad subterránea de los Hombres Azules.
Yo he visitado tal ciudad, no lo niego, y usted y ustedes también pueden hacerlo si conocen nuestros procedimientos; lo interesante es que ingresen a nuestros estudios gnósticos, que estudien nuestros libros, etc.
Es claro que al visitar espiritualmente aquella misteriosa ciudad, hube de pedir primero el permiso a su majestad el rey. Sin el permiso de aquel monarca que gobierna la ciudad, no hubiera podido pasearme tranquilamente por las calles maravillosas de aquella misteriosa urbe.
11.- ¿Podría explicarnos algo sobre ella? ¿Cómo es y qué tipo de construcción tienen?
R.- Es claro, estimado señor, que aquella ciudad espléndida, construida entre las entrañas mismas de la tierra, es muy diferente a todas las que conocemos actualmente en este afligido mundo en que vivimos.
Un camino serpenteado conduce hasta las puertas de la ciudad. Las calles y avenidas están iluminadas, como es natural, por lámparas maravillosas que hacen de aquella gigantesca caverna algo luminoso y radiante, pues parece aquello un día espléndido. Podría decir que manejan ellos la luz y las tinieblas en forma perfecta. Tienen 70 espléndidas salas distribuidas en los distintos lugares de la ciudad; en tales recintos celebran sus asambleas, o realizan sus estudios.
12.- ¿Qué clase de estudios hacen estos seres?
R.- Es natural, distinguida señorita, que sus estudios son de tipo avanzado. Se trata de ciencias cósmicas, elevados asuntos espirituales, naturaleza, etc., etc.
No está de más decirle que dentro de esa gran urbe mística e inefable resplandece la Esfinge, símbolo viviente de la sabiduría iniciática.
13.- ¿Podría decirme cómo se visten, y cuál es su medio de transporte dentro de la ciudad?
R.- Quiero informarle a usted, buen amigo, que los miembros de aquella raza azul visten ciertamente con elegancia y distinción. Usan hermosas túnicas de estilo antiguo, bellos mantos, sandalias de estilo muy clásico, etc., van y vienen por las calles de la ciudad a lo largo de las aceras o banquetas; son de mediana estatura y hermoso continente. Se transportan a pie o en carros distintos a los que nosotros conocemos, propulsados por energía eléctrica.
14.- ¿Nos podría explicar, Maestro, qué tipo de alimentación tienen y de dónde la consiguen?
R.- Su pregunta es ciertamente muy interesante. Es obvio que ellos tienen que comer para vivir; su alimento básico son las algas marinas; las recogen del fondo de los océanos de todo el planeta Tierra; sus naves les permiten transportarse a donde quieran en el tiempo y en el espacio; empero, es claro que de su galaxia traen muchos otros alimentos con los cuales se nutren; téngase en cuenta que ellos no están presos dentro de la ciudad, que poseen libertad para viajar en sus naves a donde quieran; eso es todo.
15.- ¿Podría usted decirnos qué clase de moneda usan o si no tienen?
R.- ¡Oh! Señorita, los hombres auténticos, los hombres cósmicos no necesitan de dinero para poder vivir. Ellos tienen sistemas, métodos económicos inmensamente superiores a los de nosotros, pobres animales intelectuales de la Tierra.
16.- ¿Cuál es el mensaje que tienen para la humanidad terrícola, en la época actual, los Hombres Azules?
R.- Bondadoso caballero, su pregunta es formidable, y es claro que paso a responderle. Una dama azul que permanece siempre junto al rey me dijo lo siguiente: «El planeta Tierra va a ser destruido; las gentes que habitan en la superficie de la Tierra creen que todas esas ciudades y cosas materiales que poseen les van a durar toda la vida; se apegan a las cosas y eso es absurdo, porque todo lo que tienen va a ser destruido.»
17.- De acuerdo a lo que nos acaba de comunicar, ¿sería preferible ya no dedicarnos a conseguir ningún objeto material?
R.- Su pregunta es inquietante. Permítame, buen amigo, decirle que debemos vivir de acuerdo con la Ley de la Balanza; no revolcarnos entre el lodo de la riqueza ni tampoco entre el lodo de la miseria. Debemos tener las cosas necesarias para la vida, pero no apegarnos jamás a ellas, recuerde usted los últimos días de Pompeya; las gentes entonces trataban de huir con sus tesoros, apegados a todas sus propiedades, y perecieron. Las excavaciones demuestran que los habitantes de Pompeya, en su mayoría, fueron aplastados por las ruinas de la ciudad o por las piedras del Vesubio.
Los Hombres Azules cumplirán una gigantesca misión mundial en los momentos más espantosos que se avecinan; ellos lucharán por hacernos volver a la divinidad; ellos se preocuparán por mostrarnos el camino de salvación.
Amigos míos, vamos hoy a platicar un poco sobre los Nahuales. Esto resulta muy interesante porque pertenece a viejas tradiciones de nuestro pueblo mexicano.
Quiero que me escuchéis con infinita paciencia, anhelando comprender profundamente todas y cada una de mis palabras.
Vienen a mi memoria, en estos instantes, múltiples casos extraordinarios que bien vale la pena estudiar.
Oaxaca es siempre un pueblo de místicas leyendas ocultistas que muchos esoteristas deberían conocer.
Cuando un niño nace en aquella región es debidamente relacionado con los famosos Nahuales.
Sea que la criatura nazca de noche o de día, los familiares en todo caso harán un círculo con cenizas alrededor de la casa.
Se nos ha dicho que al amanecer se observará en las cenizas huellas que hubiesen dejado los animales del lugar.
Es incuestionable que si tales huellas corresponden, por ejemplo, a una zorra del monte, ésta sería el Nahual de la criatura, mas si los rastros fueren de otro animal cualquiera, indudablemente sería este Elemental, el Nahual del recién nacido.
Pasemos ahora a los Nahuales vegetales. Desde los antiguos tiempos, el ombligo del recién nacido se entierra junto con el retoño de cualquier árbol. Obviamente, aquel árbol queda correlacionado con la criatura y creciendo con este Elemental vegetal en el tiempo simultáneamente. Saben muy bien las gentes del lugar que el Elemental de tal árbol puede ayudarle a la criatura que con él se relaciona en muchos aspectos de la vida.
Antiguos aborígenes de América trabajaron siempre con los Elementales maravillosos de las plantas; con éstos realizaron infinitos fenómenos mágicos, curaciones a distancia, conjuración de tempestades, etc., etc., etc.
Es bueno recordar ahora que los Elementales de la Naturaleza son las criaturas angélicas que animan a todo lo que es, a todo lo que ha sido y a todo lo que será. Cada átomo mineral es el cuerpo físico de un Elemental inferior; cada planta es el cuerpo físico de un Elemental vegetal inteligente; cada criatura animal es el vehículo material de un Elemental de ese reino.
En antiguos tiempos, antes de que nosotros empezáramos el ciclo de humanas existencias, es obvio que fuimos Elementales; ahora se explicarán ustedes por qué nos hallamos relacionados con tales o cuales plantas o con tales o cuales piedras o animales.
Ya ven ustedes como en Oaxaca no se han perdido estas tradiciones milenarias, y no hay duda de que muchos nativos son debidamente protegidos por aquellos Elementales con los cuales se les relaciona en el nacimiento. Los Nahuales son, pues, Elementales ideales cuando los amamos realmente.
Un Nahual muy extraordinario es indudablemente el gato negro. Voy a relatar a continuación un experimento que hiciera con tal Elemental.
En casa teníamos un pequeño gatito de color negro; me propuse ganarme su cariño y es ostensible que lo logré.
Una noche cualquiera quise hacer un experimento metafísico trascendental; acostado en mi lecho coloqué a mi lado al inocente animal.
Relajé mi cuerpo en forma correcta y después me concentré profundamente en el citado felino, rogándole que me sacase de mi cuerpo físico.
Confieso sin ambages que tal concentración fue larga y muy honda, posiblemente se prolongó por el espacio de una hora.
Me adormecí ligeramente mediante la intensiva concentración, más ciertamente hube de pasar por una extraordinaria sorpresa.
Aquella criatura pareció aumentar de tamaño y luego se convirtió en un gigante de enormes proporciones acostado a la orilla de mi cama.
Le toqué con la diestra y me pareció de acero; irradiaba electricidad y su rostro era negro como la noche.
No hay duda de que todo su cuerpo era del mismo color, empero había dejado la forma animalesca, asumiendo en vez de esta la figura humana, a excepción del rostro que, aunque gigantesco, continuaba siendo de gato.
Esto fue algo insólito que no esperaba, me sorprendí terriblemente y, un poco espantado, lo conjuré con la Conjuración de los Siete del Sabio Salomón.
El resultado fue que aquel encanto cesó; instantes después, junto a mí, estaba otra vez la inocente criatura en su forma de gatito.
Muy preocupado anduve el otro día por las calles de la ciudad; yo creía que el miedo había sido eliminado de mi naturaleza, y he aquí que, ahora, el Nahual éste me había dado tremendo susto.
Sin embargo, en modo alguno me resignaba a perder la batalla y me di ánimo a mí mismo, aguardando ansioso la noche para repetir el experimento.
Coloqué otra vez a la pequeña criatura en mi cama y a la diestra, como la noche anterior.
Relajé mi cuerpo físico, no dejando ningún músculo en tensión, y después me concentré profundamente en el felino, guardando allá en lo profundo de mi corazón la intención de no dejarme espantar nuevamente.
«Soldado avisado no muere en guerra», y yo ya estaba obviamente informado sobre lo que debería suceder. Así pues, el temor había sido francamente eliminado de mi interior.
Transcurrida una hora poco más o menos, en muy honda concentración, se repitió exactamente el mismo fenómeno de la noche anterior.
El Elemental del gatito aquel es obvio que se salió del cuerpo para tomar humana figura gigantesca y terrible.
Acostado en mi lecho, lo miré; era espantoso en gran manera, terrorífico. Ciertamente su cuerpo tan enorme no cabía del todo en la cama por lo cual sus piernas y sus pies rebasaban mi humilde lecho. Lo que más me asombró es que tal Elemental, al abandonar su cuerpo denso, pudiera materializarse físicamente, hacerse visible y tangible para nuestros sentidos, pues podía tocarlo con mis manos físicas y parecía de hierro; podía verlo con mis ojos físicos y su rostro era tremendo.
Empero esta vez sí no tuve miedo. Me propuse ejercer completo control sobre mí mismo y es claro que lo logré. Entonces, hablándole con voz pausada y firme le exigía que me sacara del cuerpo físico diciéndole: «Levántate gatito de esta cama (al decir esto el gigante aquel se puso de pie).»
Después continué ordenándole. «Sácame ahora de este cuerpo físico; llévame en Astral;» al decir esto último, aquel gigante extraordinario me contestó con las siguientes palabras; «dame tus manos;» es claro que yo levanté mis manos, momento que aprovechó el Elemental para jalarme y sacarme del cuerpo físico.
Aquel extraño ser estaba dotado de una fuerza terrible, pero irradiaba amor y es ostensible que quería servirme; así son los Elementales de la Naturaleza.
Ya de pie en mi Astral, junto al lecho y teniendo por compañero a ese misterioso ser, tomé nuevamente la palabra para ordenarle así: «Llévame al centro de la ciudad de México». «Seguidme», fue la respuesta de aquel coloso. El salió de casa caminando lentamente, y yo paso a paso tras de él.
Anduvimos por distintos lugares de la ciudad hasta llegar a San Juan de Letrán, y por ahí, en una esquina cualquiera, nos detuvimos un momento.
Era la media noche y anhelaba llevar a feliz término el experimento. Vi a un grupo de caballeros en una esquina platicando; ellos estaban en cuerpo físico y por lo tanto es incuestionable que no me percibían; sin embargo, yo quería hacerme visible y tangible ante ellos; tal era mi propósito.
Dirigiéndome, pues, al gigante aquel, el Nahual éste de las maravillas y prodigios, en tono dulce pero imperativo le di una nueva orden: «Pasadme ahora al mundo de tres dimensiones, al mundo físico».
El Nahual Elemental puso entonces sus dos manos sobre mis hombros a tiempo que hizo sobre estos cierta presión.
Sentí que abandonaba el Mundo Astral y que penetraba en el mundo físico; quedé visible y tangible ante el grupo aquel de caballeros que en ese lugar se encontraba.
Acercándome a ellos, pregunté así: «¿Qué horas tienen, señores?» «Son las doce y media de la noche.» «Gracias, señores; quiero decirles ahora a ustedes que yo vengo de las regiones invisibles y que he querido hacerme visible y tangible para ustedes; palabras raras, ¿verdad?». Aquellos hombres me miraron extrañados; yo continué diciéndoles: «Hasta luego, señores; regreso ahora nuevamente para el mundo invisible;» rogué al Elemental aquel me pasara otra vez a las regiones suprasensibles y es incuestionable que la criatura aquella obedeció en el acto.
Alcancé a ver el asombro de todos aquellos señores. Sintieron horror, pavor y se alejaron presurosos de aquel lugar.
Nuevas órdenes dadas al gigante Elemental fueron suficientes para que él me trajese de regreso a la casa.
Al volver a la habitación, al penetrar en la recámara, vi que aquel señor misterioso perdía su gigantesco tamaño y penetraba dentro del pequeño cuerpo felino que yacía en el lecho, precisamente por la glándula pineal, situada, como es sabido, en la parte superior del cerebro.
Yo hice lo mismo, puse mis pies astrales sobre la citada glandulita del cerebro físico y me sentí luego dentro de mi cuerpo denso para despertar entre el lecho.
Miré al gatito, le hice algunas caricias, le di las gracias y le dije: «Te agradezco el servicio prestado; tú y yo somos amigos.»
Desde entonces, mis caros amigos, he pensado que los gatitos, que estos Elementales felinos, pueden ser ideales a todos los aspirantes a la vida superior. Con esta clase de Nahuales cualquier ocultista puede aprender a salir en Astral consciente y positivamente. Lo importante es no tener miedo; se necesita muchísimo valor.
No está de más decir que para esta clase de experimentos psíquicos se requiere que el color del gato sea negro.
Muchos ignorantes ilustrados pueden darse el lujo de reírse de todas estas declaraciones esotéricas, pero eso a nosotros no nos importa; estamos escribiendo para gente de inquietudes espirituales; estamos hablando para personas que realmente anhelan el despertar de la Conciencia.
1.- Maestro, ¿podría explicarme qué es un Elemental?
R.- Amigo mío, quiero que usted comprenda que todo átomo es un trío de materia, energía y Conciencia. Obviamente, el aspecto conscientivo de cualquier átomo es un Elemental.
Amplíe usted ahora un poco más esta idea; piense en el gatito de nuestro experimento; allí verá usted un organismo físico. Es obvio que este último está constituido por órganos y por células.
Piense ahora que cada célula es una suma de átomos; descomponga cualquier átomo y liberará energía. Claramente, todo organismo en última síntesis se reduce a distintos tipos y subtipos de energía.
Empero hay algo más en la criatura o en las criaturas; existe inteligencia y Conciencia.
Incuestionablemente, la Conciencia del gatito de nuestro experimento (o de cualquier criatura animal), es el Elemental inferior, el Nahual, que dicen los nativos de Oaxaca. Indudablemente, tal Conciencia está ataviada con un Cuerpo Etérico, lo que le permite hacerse visible y tangible en cualquier lugar y manifestarse en diversas formas, tal como usted lo habrá podido observar en mi relato.
Pensemos en las plantas. En cada una de estas vemos también el trío de materia, energía y Conciencia; esta última es siempre el Elemental.
Hay Elementales en el fuego, los hay en el aire y existen también en las aguas y en la tierra; los antiguos sabios aprendieron a manejar los Elementales.
Los magos de los tiempos arcaicos ordenaban a los Elementales de los aires y estos obedecían retirando las nubes o alejándolas según la voluntad del mago; mandaban a las Salamandras del fuego y entonces podían tales magos actuar sobre los volcanes de la tierra a voluntad. Ordenaban a los Elementales de las aguas y es obvio que podían así aplacar las tempestades o hacer desbordar los ríos y lagunas; conjuraban a los Elementales del reino mineral para realizar operaciones de alquimia o para hacer temblar la tierra, o simplemente para conjurar los terremotos, y el resultado era siempre maravilloso. Creo que ahora podrá el caballero comprender mejor lo que son los Elementales. Le aconsejo que se estudie la obra titulada «Los Elementales» de don Francisco Hartmann, el gran iniciado alemán.
2.- He oído decir que con los gatos negros hacen magia negra, invocan a los demonios, etc. ¿Qué me dice usted de esto, Maestro?
R.- Distinguida señorita, todo en la Naturaleza tiene doble uso. Hay la planta que cura y la planta que mata. Ya ve usted lo magnífico que es la electricidad; cuántas máquinas se mueven con la energía eléctrica, qué variados servicios nos produce; sin embargo, sirve también para la silla eléctrica; creo que nadie ignora que la electricidad en manos de los verdugos es causa de muerte.
El gato negro es usado criminalmente por los perversos de la magia negra, más también puede ser utilizado por los santos de la magia blanca. Los Elementales en sí mismos no son buenos ni malos; todo depende del uso que hagamos de ellos. Si los empleamos para el bien, buena obra hacemos, mas si los empleamos para el mal, mala obra haremos.
Creo que ninguno de los amigos aquí presentes está dedicado a la magia negra; me parece que todos pueden utilizar los servicios del gato negro (que es especialmente mágico) para aprender a salir en Cuerpo Astral consciente y positivamente. Trabajar para el despertar de la Conciencia no es un delito.
FENOMENOS JINAS
1.- En tiempos de nuestra revolución mexicana, le sucedió a un familiar el siguiente acontecimiento: resulta que en una batalla del estado de Sonora, se perdieron en el desierto, él y un amigo. Después de varios días de caminata, sin tener agua ni alimento alguno, falleció su amigo, a quien al caer la noche sepultó, quedando solo en medio del inmenso desierto. Después de caminar, cerca de una hora, desde el lugar donde lo había sepultado, se acostó cansado a dormir, pero al día siguiente su sorpresa fue muy grande, al ver a su lado el cadáver de su amigo, lleno de arena. Sin poder entender este fenómeno, volvió a darle cristiana sepultura. Siguió caminando durante el día, y al caer la noche se volvió a dormir y nuevamente se encontró al despertar, al día siguiente, con el cadáver a su lado. Esto mismo le sucedió durante tres ocasiones. Al tercer día, oró profundamente a Dios para que ya no le sucediera más tal fenómeno, y ese último día empezó a encontrar qué comer, hasta que llegó a una población; espantado, narró tal suceso medio muerto de sed y de hambre. ¿Podría usted ser tan amable, Maestro y de darnos una explicación al respecto?
R.- Con mucho gusto voy a dar respuesta a la pregunta del caballero.
Fuera de toda duda, podemos catalogar tal fenómeno como un hecho de la Cuarta Dimensión. Ostensiblemente, tanto la personalidad energética como el «yo psicológico» del difunto, se metían dentro de su cadáver, sacándolo de entre la fosa sepulcral mediante el agente de la Cuarta Dimensión, de la Cuarta Coordenada, de la Cuarta Vertical.
Supe de un caso símil, relacionado con un brujo auténtico, de esos que saben meter, en la Cuarta Dimensión, su cuerpo físico. Después de haber sido sepultado, se le encontró una y otra vez, acostado en decúbito dorsal, sobre la lápida de su tumba. Es obvio que, en cada caso, el sepulturero volvía nuevamente a meter tal cuerpo dentro de su fosa, más siempre se repetía lo mismo.
Cualquiera de esos tantos días, en que el sepulturero repitiera su ya consabido trabajo, tuvo un instante de descuido que fue lo suficiente como para que aquel cuerpo desapareciera definitivamente, sin dejar rastro alguno. Es incuestionable que se trataba de un brujo muy bien disciplinado: extraño personaje que, en vida, había enfatizado muchas veces (por cierto entre grupos de amigos), que él se escaparía del sepulcro, con cuerpo y todo, después de haber sido enterrado.
Cumplió su palabra, es claro, y esto resulta ciertamente prodigioso. Empero, no se confunda esto con el «vampirismo». Es ostensible que los vampiros también se escapan del sepulcro para cometer fechorías y vampirizar a las gentes vivas, pero regresan siempre al punto de partida original.
Recuerden ustedes, señores, el caso auténtico del conde Drácula. Este vivió en Rusia, realmente; era el alcalde de un pueblo. Estaba casado, más aborrecía a su esposa; constantemente la azotaba.
Después de su defunción, el conde Drácula se escapaba del sepulcro y venía a casa para repetir siempre las mismas azotáinas, esas que tanta amargura le dieran a la infeliz mujer.
La pobre, exasperada hasta el máximo, puso el caso en conocimiento de las autoridades civiles y religiosas de su época, causando, como es natural, estupor general.
Dicen las tradiciones que varios obispos y clérigos de «misa y olla», crucifijo en mano y con muchas «camándulas» y agua bendita, resolvieron violentamente interceptar el paso del izquierdo y tenebroso carruaje que siempre salía del panteón, transportando al conde Drácula.
Los clérigos irrumpieron en el puente, intentando detener al izquierdo y fatídico coche nocturno y funeral.
Incuestionablemente, de nada valió todo esto: el carruaje del conde atropelló a aquellos religiosos espantados.
Como lo saben muchas gentes, las autoridades resolvieron abrir aquel sepulcro. Grande fue su asombro, al encontrar el ataúd lleno de sangre y dentro de tal caja mortuoria yacía el cadáver del conde Drácula, completamente conservado. Es obvio que se alimentaba de humana sangre; eso se sabe por las tradiciones, y muy pocas gentes lo ignoran.
Los pies del cadáver estaban llenos de lodo, lo que indicaba, plenamente, el hecho concreto de que aquel muerto se escapaba, precisamente en altas horas de la noche. Todo esto terminó cuando se le clavó una estaca en el corazón.
Con todos estos relatos y explicaciones, en modo alguno quiero afirmar que todos los estados Jinas, o fenómenos tetra-dimensionales, sean de carácter tenebroso.
Es bueno que ustedes, mis amigos, sepan que existen Jinas Blancos y Jinas Negros. Indubitablemente, los poderes de la luz y de las tinieblas, se combaten mutuamente.
Viene a propósito decir, ahora, que hay gentes que saben salir del cuerpo físico a voluntad, tal como lo hemos enseñado anteriormente.
Existen sujetos que fuera de su cuerpo físico, pueden invocar o llamar al cuerpo, aun en el caso de encontrarse ya muy lejos de este último.
Para mayor comprensión de mis lectores, explicaré esto con otras palabras. Pensad, por un momento, que estáis en la recámara donde normalmente conciliáis el sueño. Imaginad que vuestra Alma se ha transportado, de pronto, al lugar más céntrico del pueblo o ciudad donde habitáis. Incuestionablemente, esa Alma ya está lejos del cuerpo, pues el cuerpo está en la cama y el Alma ha viajado hacia el centro de la ciudad. Y aunque a vosotros os parezca imposible, esa Alma podría, desde el centro del poblado o ciudad donde está, llamar al cuerpo que, dormido, quedó entre el lecho.
Podrá pareceros extraño lo que estoy diciendo; podrá pareceros imposible que tal cuerpo concurra a vuestro llamado, que abandonara el lecho, que saliera de casa, que caminando despacito, fuera exactamente a dar con su Alma, que en esos instantes ansiosa le esperara en el centro de la ciudad.
Vosotros podéis responderme que sólo un perrito muy amigo, dejado en casa, podría ir en vuestra búsqueda. Os parecerá algo insólita la noticia de que un cuerpo pudiera ir en busca de su Alma, más eso es así, no os sorprendáis. Comprendo que ignoráis todo esto, y por eso tal noticia os parece algo inusitada y hasta imposible. Para ilustrar mejor lo que quiero decir, voy a relataros un caso muy interesante.
En cierta ocasión, hube de salirme del cuerpo físico a voluntad. Es claro que yo me sé desdoblar y por lo tanto, esto no es un problema para mí.
Me trasladé a la Orden Secreta del Tíbet, esta congregación tiene su Monasterio en la Cuarta Dimensión. Allí estaba ocupado en el trabajo esotérico, junto con otros hermanos de la Orden. Empero sucedió que el cuerpo físico, que había dejado dormido entre el lecho, aquí en la ciudad capital de México, D. F., como quiera que hacía muchas horas que dormía, agotó en forma muy natural su estado de sueño profundo, quedando despierto. Sin embargo, yo no podía regresarme al cuerpo físico porque en modo alguno quería interrumpir mis labores en el monasterio. Estaba muy ocupado; continué sosteniéndome allá en el Tíbet, a base de fuerza de voluntad, pues es obvio que el cuerpo despierto atrae al Alma.
Como quiera que la situación aquella me resultaba un poco embarazosa, pues no dejaba de interferir con mis actividades dentro del monasterio, no me quedó más remedio que concentrarme en mi Madre Naturaleza y suplicarle sacara a mi cuerpo físico, que yacía en México y me lo trajese a la Orden Secreta del Tíbet.
Mi Madre accedió a mis ruegos, sacando el cuerpo físico de entre el lecho y metiéndolo dentro de la Cuarta Dimensión, transportándomelo al monasterio del Tíbet.
En esos instantes, en Cuerpo Astral me encontraba platicando con otros hermanos de la Orden, cuando comencé a sentir sobre mis hombros una extraña presión. Esta fue para mí la señal de que mi cuerpo físico se aproximaba, y ciertamente, así fue.
Tal experimento lo hice con el propósito de no ser estorbado en mi trabajo esotérico, mientras actuaba en el lejano oriente.
Quien aprende a desdoblarse a voluntad, puede realizar este experimento por sí mismo: alejarse de su cuerpo físico y luego invocarlo, desde cualquier lugar donde se encontrare.
La Madre Naturaleza siempre nos ayuda, cuando nosotros sabemos amarla realmente.
2.- Maestro, ¿no existe alguna oración para llamar a nuestra Madre Naturaleza, cuando estamos en Astral para que nos traiga el cuerpo físico al lugar a donde nos encontramos en esos instantes anímicamente? ¿Podría usted enseñárnosla?
R.- Con mucho gusto voy a enseñarles, ahora, una invocación mágica preciosa, para que con ella puedan llamar a su Divina Madre, quien se encargará de llevarles el cuerpo al lugar donde ustedes se encuentren en estado anímico:
«Creo en Dios,
Creo en mi Madre Naturaleza,
Creo en la Magia Blanca.
¡Madre mía: traedme mi cuerpo!»
Esta invocación se repite millares de veces.
Cuando sintáis cierta presión sobre los hombros, es porque el cuerpo físico ya se acerca, ya viene, y cuando lo veáis, ordenadle en forma imperativa, que penetre dentro de vosotros. Podéis estar seguros de que el cuerpo flotará en la Cuarta Dimensión y que penetrará dentro de vosotros por la parte superior de vuestra cabeza anímica, astral o sideral.
Ya en posesión de vuestro cuerpo, flotando en el ambiente mágico de la Cuarta Dimensión, podéis transportaros a cualquier lugar del mundo, ya sea al Tíbet, o a los templos sagrados de Egipto, India, etc.
3.- ¿Es posible regresar a voluntad, con todo y cuerpo, Maestro?
R.- Existe una ley en el Mundo de la Cuarta Dimensión, y es que todas las cosas regresan a su punto de partida original. Muchas gentes Jinas pasan la noche entera lejos de su casa, con cuerpo de carne y hueso, y flotando en la atmósfera, regresan a su hogar cuando ya está rayando la aurora, cuando ya está amaneciendo.
Lo interesante del caso es que, al volver a su cama, el cuerpo vuelve a quedar en la misma posición que tenía, antes de levantarse.
En cierta ocasión, al salir yo de mi casa con el cuerpo físico metido dentro de la Cuarta Dimensión, hube de abrir la puerta para salir a la calle. Normalmente, esta última debería haber quedado herméticamente cerrada, mas como caso excepcional, tal puerta quedó abierta, todavía no me he explicado el motivo. En otra ocasión, saqué de casa una «maceta», en la cual había una hermosa planta. La «maceta» regresó, por sí sola, al punto de partida original.
Quiero que ustedes sean prácticos mis estimables amigos; quiero que se conviertan en gentes Jinas, quiero que sean ocultistas verdaderos, no simples teorizantes.
4.- Con el relato que usted nos acaba de hacer, Maestro, me ha surgido una duda con respecto a los Estados de Jinas. He leído y oído que en los bosques de Irlanda, aparecían poblados enteros de la Cuarta Dimensión a la tercera, haciéndose visibles y tangibles para los leñadores y cazadores de dichos bosques. Con otras palabras quiero decir que existía una magnífica convivencia, entre los moradores de aquellos lugares y los seres del misterio. ¿Podría explicarme qué significa todo esto, Maestro? Sobre todo, me interesa demasiado saber cómo podían pasar tan fácilmente de la Cuarta a la tercera, y viceversa. Toda esta explicación, es lo que yo pido.
R.- Amigos míos, en la Lemuria, las gentes vivían normalmente en la Cuarta Dimensión. Por eso se dice que Adán y Eva habitaban en el Paraíso Terrenal. Cuando la humanidad se entregó a la fornicación, cuando se desataron las pasiones animales, los seres humanos salieron del Paraíso, abandonaron la Cuarta Vertical.
Sin embargo, es bueno saber que los poderes para pasar de una dimensión a otra, de la tercera a la Cuarta, o viceversa, están latentes en todos los seres humanos y sin embargo pueden manifestarse, hacerse activos, ya en forma esporádica o en forma permanente.
Las gentes Jinas citadas por usted, en Irlanda, así como en otros lugares del mundo, tienen esos poderes activos, pueden pasar de una dimensión a otra a voluntad y sin esfuerzo alguno.
Empero, es obvio que mientras más sencilla sea la persona, mientras menos complicada tenga la mente, más fácilmente puede realizar tales maravillas.
No está de más, ahora, recordar a la famosa Isla Nontrabada, la cual fue visible en otros tiempos para la humanidad.
Cuentan las tradiciones que esa Isla fue exorcisada por un religioso, que equivocadamente la consideraba como «cosa del diablo».
La Nontrabada o Encubierta, no se ha vuelto a ver por los mortales, desde el siglo XVIII hasta la fecha, debido al escepticismo agresivo que desde esa época infectó toda la atmósfera de la Tierra, dañando los sentidos psíquicos de la humanidad.
Sin embargo tal isla existe, aunque permanezca invisible para nuestros contemporáneos, que no saben ni entienden estas cosas.
1.- A fines de la segunda guerra mundial, se dio el caso, en la ciudad de México, de que una niña de escasos cinco años, de nombre María, hija de padres de ínfimos recursos económicos. En una ocasión en que la madre se encontraba enferma, la niña hizo aparecer, delante de tres vecinas, un hermoso ramo de rosas rojas, diciendo que eran para ponérselas a la Virgen, para que aliviara a su mamá. El hecho fue muy comentado, en los alrededores y dentro de la vecindad donde vivía.
En otra ocasión, cayendo en un verdadero estado de éxtasis, balbuceando ciertas palabras que sólo ella conocía, hizo aparecer dos gruesas piedras de oro puro, que ayudaron enormemente a mejorar las condiciones de vida de sus padres.
Después de este asombroso suceso, dio muestras de Clarividencia y profecías. Cierta ocasión, un matrimonio la fue a consultar, por enfermedad del señor. Ella se concentró, cerró los ojos, e instantes después apareció entre sus manos un muñeco de trapo con varios alfileres metidos en el cuerpo. Procedió la niña a sacarlos y luego tiró el muñeco en medio de un conjuro, en un brasero donde quemaba azufre, sanando definitivamente el hombre embrujado.
Cuando la niña fue creciendo, tuvo el poder de curar mediante pases magnéticos, teniendo largas colas de enfermos que demandaban ayuda y consuelo, y a los cuales sanaba. Pero cuando llegó a tener quince años y se fue interesando por las cosas mundanas, poco a poco degeneró sus costumbres, hasta convertirse en un ser humano común y corriente. ¿Me podría decir el Maestro a qué se debió este caso?
R.- Esta pregunta resulta ciertamente muy interesante, y bien vale la pena contestarla.
Obviamente, aquella niña estaba dotada de Poderes Jinas; incuestionablemente, podía hacer aportes: traer rosas, pasarlas del Mundo Astral al mundo físico, hacer venir, desde distancia, objetos como ese tal muñeco con alfileres, etc., etc., etc.
Resulta patente y manifiesto el hecho concreto de que cuando se interesó por las cosas materiales, cuando se alejó de la espiritualidad trascendente, perdió sus poderes.
Me viene a la memoria en estos instantes el caso del enigmático y poderoso Conde Cagliostro.
Cuentan viejas tradiciones que, al salir Cagliostro de la prisión de La Bastilla en París, donde estaba preso por el caso aquel del collar de la reina que produjo tanto escándalo, celebró un banquete extraordinario.
Francia entera se conmovió cuando conoció el episodio de este festín.
Notorio fue para los convidados que el conde Cagliostro poseía ciertamente poderes formidables.
La mesa del festín deslumbraba con el oro, la plata y el esplendor de los invitados. Sin embargo, algunos puestos estaban vacíos, pero las viandas servidas.
De pronto, algo extraordinario sucede: los puestos vacíos fueron ocupados por personajes que hacía tiempo habían muerto y los invitados todos se llenaron de espanto, mas viendo la serenidad del conde Cagliostro, hubieron de controlarse a sí mismos para comer y beber ante los espectros que sonreían en el banquete; este hecho se comentó en todo París.
Está completamente demostrado que Cagliostro poseía Poderes Jinas extraordinarios, pues podía sacar a los difuntos de su Mundo (el Astral), para hacerlos venir al mundo físico, y esto es claramente asombroso.
Cuentan por ahí que en otra ocasión, el Conde visitó a una familia pobre con el propósito de cenar con esta. Aquella gente se avergonzó un poco, debido a que no poseían ninguna hermosa vajilla, ni cubiertos, ni vasos como para atender a tan rico personaje, en forma decorosa.
Cagliostro, comprendiendo todo esto, en presencia de los anfitriones sacó del Mundo Astral una riquísima vajilla de oro puro, vasos preciosos y cubiertos magníficos, y luego pidió con humildad se sirviera el banquete.
Todos los asistentes comieron y bebieron asombrados usando tan rica vajilla.
Terminado el festín, Cagliostro obsequió la vajilla a esas gentes, con el propósito de que mejoraran su situación económica.
Aquí en México, durante la época de la colonia, sucedió un hecho Jinas insólito, inusitado.
Se dio el caso de que un soldado filipino, apareció uniformado con el uniforme del ejército de su país, en pleno Zócalo de México, D. F.
El hombre fue detenido de inmediato, y cuando se le interrogó, sólo pudo responder, asombrado, que ignoraba cómo había salido de su tierra, cómo había sido trasladado instantáneamente a esta ciudad de México, y daba datos sobre acontecimientos que habían sucedido en su país la víspera, el día anterior a su captura.
Investigaciones que se hicieron confirmaron exactamente todos los datos dados por aquel soldado. En aquella época no existían los aviones, ni naves que pudieran transportar a cualquier pasajero desde Filipinas a México en pocas horas.
Esto, notablemente fue motivo más que suficiente como para que la Inquisición católica interviniera inevitablemente.
Cuentan las tradiciones que ese pobre hombre fue juzgado; no sabemos todavía si se le quemó en la hoguera o si solo se le encarceló o torturó.
A mí me sucedió otro caso extraordinario. Después de haber puesto mi cuerpo físico en Estado de Jinas, de acuerdo con los métodos y procedimientos que a todos vosotros os he enseñado, suspendido en la atmósfera del mundo volé sobre algunas regiones de Sudamérica.
De pronto, pasando por encima de una hacienda, me sentí atraído por una fuerza magnética muy especial hacia la casa de aquella finca.
Al poner pie en el suelo, pude verificar el hecho concreto de que ciertos vecinos, trabajadores de aquella propiedad, rezaban ardientemente, conjurándome; creían aquellas ingenuas criaturas que yo posiblemente sería algún brujo; es obvio que anhelaban eliminarme, destruirme.
Ya en tierra, los vi avanzar sobre mi insignificante persona, empuñando machetes, mirándome con una ira terrible. Vi un cuarto, aparte, y en él me metí, amparándome tras una mesa. Luego, dando algunos pasos hacia atrás, choqué con una barda o pared. En esos instantes, alcanzaron a golpearme con un palo, hiriéndome un brazo, mas yo hice un gran esfuerzo y metí mi cuerpo dentro de la Cuarta Dimensión. Luego atravesé aquella barda, que ya no fue para mí obstáculo alguno, y flotando en el ambiente regresé nuevamente a casa.
Varios días duré con el brazo inflamado, mas al fin sanó definitivamente.
2.- Nos podría decir, Maestro, ¿cómo fue posible que flotando usted dentro de la Cuarta Dimensión, lo vieron aquellos campesinos y cayera en la tercera dimensión?
R.- Amigos míos: quiero que ustedes sepan que no en todo tiempo la atmósfera se encuentra en las mismas condiciones. Hay instantes cósmicos especiales, determinados por la radiación de los planetas, durante los cuales cosas y objetos de Jinas suelen hacerse visibles y tangibles, ante las gentes del mundo físico tridimensional.
Este es mi caso, y entonces es obvio que fui visto por aquellos campesinos; como quiera que ellos poseen una fe extraordinaria en todos sus ritos y oraciones, fácilmente pudieron hacerme descender a aquel lugar, ¿entendido?
P.- ¿Cómo hizo usted para regresar otra vez a la Cuarta Dimensión y escapar de aquellos campesinos?
R.- Amigos míos, quiero que sepan que en esos instantes, mi cuerpo físico estaba totalmente saturado con las radiaciones del Mundo Astral. Obviamente, sólo me faltaba hacer un gran esfuerzo de voluntad para reingresar a la Cuarta Dimensión.
Como quiera que este caso era tan grave, tenía que hacerlo y lo hice, con magníficos resultados; eso es todo.
En estos momentos surge en mi memoria, el recuerdo de la Mulata de Córdoba, en Veracruz.
Esta era una mujer extraordinaria del Estado de Veracruz, México. La Inquisición le siguió juicio por bruja y hechicera. Ella permaneció serena e impasible, ante estos acusadores y calumniadores.
Se le encerró en un cruel calabozo, y en la madrugada del día fijado para su ejecución, entraron en su calabozo los gendarmes. Estos se quedaron atónitos, asombrados, al verla muy alegre y vestida como para una fiesta.
«¡Cómo! Deberías estar vestida de luto, preparándote para la muerte, pues has de saber que ya vais a la hoguera, donde serás quemada viva con leña, verde y fuego lento, sin derramamiento de sangre».
La Mulata respondió, serenamente: «Todavía hay tiempo, señores; cálmense un poco. Ante todo quiero que ustedes vean cómo sé pintar un muro»
Luego, tomando un gis (trozo de tiza) con su mano derecha, pintó ante ellos, en la barda, un barco con sus velas, amarras, etc., etc., etc.
Dirigiéndose posteriormente a sus guardianes, les interrogó diciendo: ¿Qué les parece este dibujo?» Ellos respondieron: «Como dibujo está muy bien; sólo que a ese barco le falta la tripulación».
«Esto no es problema -contestó la Mulata-, ahora mismo se la voy a pintar, observen, vean». Al dirigir ellos nuevamente la vista hacia el barco, pudieron ver entonces a la Mulata (allí, entre ese dibujo), despidiéndose alegremente de ellos, diciéndoles «adiós, adiós». Y cuando atónitos y confundidos, miraron al lugar que antes ella ocupara dentro del calabozo, espantados vieron que aquella mujer había desaparecido.
Así fue como la Mulata de Córdoba se burló de la Inquisición, mis queridos amigos.
No hay duda de que algo similar tuvo que haber sucedido con el conde Cagliostro, pues todos los datos que se han dado sobre su muerte en un calabozo de la Inquisición, resultan manifiestamente contradictorios. Nosotros, los gnósticos, sabemos que el conde Cagliostro todavía vive con el mismo cuerpo físico que tuvo en los siglos XVI, XVII y XVIII, etc., etc., etc. En nombre de la verdad tengo que decirles que yo soy amigo personal del conde Cagliostro y que le conozco muy bien.
Libro completo del V.M. Samael Aun Weor