MARIO ROSO DE LUNA CABALLERO DEL IDEAL TEOSÓFICO |
(Comentarios biográficos - por varios autores)
INTRODUCCIÓN
Roso de Luna nació el 15 de marzo del año 1872 en un pueblo de la provincia de Cáceres llamado Logrosán y desde entonces hasta la fecha de su muerte, el 8 de noviembre de 1931, su vida está llena de hechos curiosos que él mismo en alguna ocasión menciona, aunque nunca con todo el detalle que fuera de desear.
Se cuenta de él que tenía sólo tres años de edad cuando se quedó con un mechón del cabello de su niñera en la mano, por haberse empeñado ésta en llamar al "Arco Iris", "Arco de Santiago". También solía pedir que le sacasen al balcón de su casa para dedicarse plácidamente a la contemplación de Sirio, deseo nada normal en un niño.
Con estos antecedentes no nos extrañara que a los nueve años le llamen sus mismos profesores"Príncipe". Imitando quizás a los jesuitas que con ese título premiaban a sus alumnos más destacados. Desde entonces podemos decir que este halo de personaje extraordinario no le abandonará nunca.
La familia de Roso de Luna pertenece a esas familias españolas que mezclan en su sangre influencias de varios linajes, dando lugar a una genealogía salpicada de personajes importantes entre sus coetáneos. Hay quien hace mención de las conexiones de su familia con el famoso Don Alvaro de Luna y con el antipapa Luna Bonifacio XIII.
Lo cierto que su padre se llamaba José Roso y Bober, descendiente de los Bober catalanes, ingeniero valenciano que al llegar a Logrosan se dedicó a trabajar en las minas de fosforita que por entonces se explotaban.
Su madre fue Jacinta de Luna y Arribas nacida en Cabeza del Buey (Badajoz) hija del conocido liberal don Julián de Luna, importante polígrafo, maestro, famoso economista y político. El fue sin duda quien más influyó en nuestro personaje, a través de escritos que conoció y publicó, post mortem, su nieto.
Un dato que encierra un particular interés es sin duda el hecho de que fue su madre quien se encargó de su educación y con relativa frecuencia nos recuerda las lecturas que le hacía de niño y las que posteriormente le comentaba y ampliaba cuando el supo hacerlo.
ROSO DE LUNA EN LA ESCUELA
Siguiendo cronológicamente la vida de Roso, vemos que la primera vez que le llevan a la escuela es tres años después de su nacimiento; sólo estuvo una hora, lloró (igual que el nacer) siguiendo este ritmo en sus crisis cada tres años, según el mismo cuenta, fiel a su costumbre de someterlo todo a la geometría y al número. Será al año siguiente cuando ingrese definitivamente en la escuela pública, aunque en él eran más importantes, como decía antes, las lecturas y comentarios que su madre le hacía desde niño de obras como "Nuevo Robison", "Don Quijote" y la Biblia.
Roso estuvo en la escuela durante seis años, pues a partir del año 1884 estudiará por su cuenta en casa, sin profesor, una vez que pasó sus exámenes reglamentarios. Del 1884 al 1887, es decir con 15 años, dice: "Adquirí la primera concepción del Cosmos", "ya sentía el hondo cristianismo", y en los tres años siguientes "Era todo un místico". Es en este momento, que me atrevo a considerar clave en su vida, cuando se nos manifiesta Roso como un hombre que, aunque profundamente religioso, se preocupa cada vez más por solucionar los conflictos entre las ciencias y la religión, yendo de esta manera lenta pero inflexiblemente a entroncar con la tradición cristiana en su línea gnóstica y alejandrina.
En el último de estos años, es decir en el 1890, tendrá, según el mismo cuenta, lo que podríamos llamar una crisis existencial, "la sensación de cuanto no es; la impresión de la nada y del vacío". Esta problemática se centrará en torno a la grave cuestión de la muerte frente a lo caduco de la vida humana. Poco antes, exactamente en 1889, teniendo diecisiete años, sufrió de una meningitis que le puso al borde de la muerte, en opinión de todos,de la cual salió curado en siete días a partir de la aparición o sueño que tuvo en el que pedía a su padre algo de dinero para dárselo a un joven singularmente bello, aunque pobremente vestido, que se cruzó con ellos. Al volver la vista atrás -cuenta él- el joven desapareció misteriosamente.
En este acontecimiento que Roso menciona más de una vez, podemos ver su estado de ánimo y la lucha interior entre la multitud de elementos que iban conformando su personalidad y que antes de ir a Madrid, siendo aún muy joven, le exigían una respuesta; respuesta que él dio a favor de lo que el hombre tiene de espiritual sin por ello descuidar la realidad del mundo.
Quizás por esto quiso estudiar la carrera de ingeniero de caminos, aunque su familia le orientó hacia la abogacía.
En efecto en 1890 se matricula en derecho y cuatro años más tarde se doctora; como abogado fracasa, según él, por altruista, honesto e insobornable, por aplicar el recto criterio en vez de "lo probado por la amenaza caciquil" como expresamente dice; y no es de extrañarse que así fuera en una tierra donde el caciquismo aún hoy sigue siendo la principal de las lacras sociales que impiden el desarrollo y la cultura.
EL COMETA "MARIO ROSO DE LUNA"
Fue en 1893 el año en que descubrió el cometa que lleva su nombre en todas las cartas astronómicas del mundo. Durante la madrugada del 5 de julio yendo como abogado a una diligencia de su profesión. La primera noticia del descubrimiento salió en el diario "El Imparcial", en artículo escrito por el director del conservatorio de Madrid, Sr. Merino, que mandó copia a París y Kiel. Este artículo fue el que posibilitó después reconocerle a Roso de Luna la prioridad del descubrimiento porque un astrónomo norteamericano lo descubrió el día 8 y uno francés el día 9.
El único comentario que se le ocurrió hacer teniendo en cuenta su fracaso como abogado fue: "la Astronomía y los cielos me dieron entonces lo que me negara la tierra: la dicha inenarrable de un descubrimiento científico". Sus dotes científicas y humanísticas le llevaron a viajar por Europa y esto le hubiera permitido acceder a puestos importantes, pero su devoción a las doctrinas que Blavatsky transmitió (a la que no conoció físicamente pero de la que se consideraba discípulo) le cerraron muchas puertas.
Siguiendo con la Astronomía la noche del 8 al 9 de junio de 1918 descubrió antes que ningún otro astrónomo europeo, la última estrella temporaria aparecida ente las constelaciones del "Aguila" y de la "Serpiente", pero el entonces director del observatorio de Madrid, Sr. F. Iñiguez, retrasó la noticia llevado por su disparidad filosófico-religiosa con Roso.
En uno de sus viajes, cuenta que antes de salir de Londres tuvo la experiencia religosa "al verse sorprendido por la celebración de una misa en la catedral de San Pablo" que le marcara para toda su vida. Se sintió tan unido en el espíritu de los fieles anglicanos que participó totalmente en el rito llegando incluso a comulgar bajo las dos especies cuando el movimiento ecuménico Vaticano aún estaba muy lejano. Desde este momento no volvió a considerarse católico en el sentido sectario y restrictivo de la palabra.
En el año 1899 se casó con Trinidad Roman en el pueblo de esta, Miajadas (Cáceres). Su noviazgo fue rápido y comenzó el día en que Roso vio a su futura mujer en las fiestas de Logrosan y dijo "Madre, quiero que esa mujer sea mi esposa". Tuvieron dos hijos, el primero fue una niña llamada Sara, después nació un niño llamado Ismael. Sara, será la mejor discípula de su padre, siendo modelo de mujer culta y de noble corazón, en una época en que las mujeres eran consideradas inferiores y totalmente sujetas al hombre, ya fuera padre o marido.
Roso también representó a la Cruz Roja en Extremadura. Y en 1901 colaboró con Toro y Gómez en la realización del Diccionario Ilustrado de la Lengua Castellana. La Diputación de Cáceres, ante las cualidades tan destacadas de Roso, le concedió una ayuda de estudios y en el año 1901 se licencia en ciencias físicas, viviendo hasta el año siguiente sometido a las dudas de una crisis religiosa sobre el pecado original, que para él es algo mediante lo cual el hombre está en armonía con el Universo, en un sentido profundamente teológico, que busca lo espiritual tras una vida superadora de todo lo material y caduco. A partir de ahora empieza otra etapa en la vida de Roso de Luna; fue en ese último año, en 1902, cuando trabó contacto con las doctrinas de Helena Petrovna Blavatsky.
ROSO DE LUNA CONOCE LAS DOCTRINAS DE HELENA PETROVNA BLAVATSKY
Fue en este último año, en 1902, cuando trabó contacto con las doctrinas de Helena Petrovna Blavatsky. Tenía 30 años exactamente. A partir de marzo de este año, dirá que se vio irremisiblemente arrastrado hacia su amada maestra.
Podemos situar la nueva etapa a partir del año 1904, fecha de la muerte de su padre y en la que viene a Madrid con su mujer y sus dos hijos. De su hogar extremeño, como el mismo dirá, sólo trae la ciencia, el arte, su alma y un puñado de tierra. Y estos son los cuatro puntos cardinales de su vida, ya que, en efecto, antes de venirse a la capital, dedicaba horas enteras a prácticas científicas en el patio de su casa (este es el principal motivo de que sus paisanos le denominaran el Mago Rojo de Logrosan).
El arte lo refiere Roso a la guitarra y el piano que le ayudaron a mantener su pasión por la música. Junto a todo esto era su alma la que sentía y pensaba sin descanso sobre las múltiples cuestiones que los libros y su propia inspiración le sugerían . Y por último, en el puñado de tierra tenemos simbolizado su amor a la casa que le vio nacer y en la que tantos años viviera.
El dirá en frase acertada y en directa relación con lo que será su obra escrita, que se sentía "semita de imaginación, ario de alma". Realmente Roso era la confluencia de muchas límeas, que a él llegaron perdidas a través de la historia. A partir de su llegada a Madrid, Roso empieza pues una nueva etapa, dedicándose con verdadera pasión al estudio de las obras de Teosofía, pero no se limitaba a ellas, sino que a la vez profundizaba constantemente en Historia, Astronomía, Química, etc., con la pasión y provecho de un autodidacta.
Para todos estos estudios, en efecto, él mismo dirá "que sólo reconoce un iniciador en el verdadero sentido de la palabra: la Naturaleza. Y en concreto en el hombre, dice, será la naturaleza humana la que, en el entrecruse de sus tres niveles (el espiritual, el mental y el físico) de lugar al dolor profundo y hondo que es fuente del conocimiento. Por eso el hombre, dirá Roso, es como el loto o el nenúfar."
Desde 1904 está afiliado a la Sociedad Teosófica de Adyar y como tal miembro, debido a su preparación filosófica y científica se le llama desde Buenos Aires, a dar unas conferencias, en sustitución de Annie Besant, cosa que llevará a cabo de inmediato en 1909. Se embarcó pronto recordando el pasado conquistador de los extremeños, dispuesto a una conquista espiritual más anónima y menos cruel de los habitantes del Nuevo Mundo, y cuyo efecto constante es el recuerdo que de él tienen aún en Sudamérica y los dos tomos de su obra "Conferencias teosóficas en América del Sur" que publicó al concluir su viaje. Argentina, Chile, Uruguay y Brasil fueron los países que se beneficiaron de su enorme erudición y su brillante oratoria. Manuel Sáncez Pijuan dijo de él: "No enumera, narra; no impone criterios, expone doctrinas; no imita a nadie, copia su propio estilo".
Como conferenciante tenúa un gran éxito donde quiera que fuese llamado, ya en Madrid, Sevilla el Levante o Barcelona. Para dar una conferencia solo precisaba que le dejasen reflexionar quince minutos sobre el tema. Su elocuencia era tal que muchos acudían a oir sus disertaciones con ánimo de criticarlas, salían desconcertados, reconociendo lo fundado de sus opiniones por más contrarias a sus principios que pareciesen.
Según relata el mismo Roso en una entrevista que tuvo con Annie Besant de la que no salió muy complacido, narra cómo, en un momento, del imperceptible roce de los anillos de ambos apareció un resplandor extraño que les hizo mirarse en silencio con una interrogación en los ojos que ninguno intentó verbalizar.
En 1931 fundó con sus compañeros de la rama Hesperia, el "Ateneo Teosófico", que conoció durante los meses que duró su presidencia un gran apogeo al recibir los personajes de todas las tendencias y establecer con ellos discusiones y conferencias públicas. También escribió numerosas obras que reunió bajo el nombre de "La Biblioteca de las Maravillas".
Ya se dijo anteriormente que sus dotes científicas y humanísticas le llevaron a viajar por Europa y esto le hubiera permitido acceder a puestos importantes, pero su devoción a las doctrinas de Blavatsky transmitió (a la que no conoció físicamente pero de la que se consideraba discípulo) le cerraron muchas puertas.
También le negaron una cátedra prometida anteriormente por el ministerio de Instrucción Pública, aún estando referendada por trescientos catedráticos y ateneístas de prestigio. Uno de los ministros que negó tal concesión dio como única razón que Roso era budista. "Cuanto tengo de budista -le replicará- lo que él de moro, de hotenote o de indio".
Sin embargo Roso de Luna era en general bien considerado en el mundo cultural de su tiempo. Fue citado por Menéndez y Pelayo como el mejor estudioso y explorador científico de Extremadura. Y entre otros personajes ilustres era amigo de Bonilla y San Martín. Alterna esta época de su vida las conferencias, los escritos (sobre todo comentando las obras de H.P.B.) y las charlas en el Ateneo con los intelectuales de la época. A esas charlas acudían Valle Inclán, Cajal, Emilio Carrere, Arturo Soria, Gómez Carrillo, etc. Con Pio Baroja se veía a veces.
Cuando llegó a Madrid Roso ya estaba orientado dentro del movimiento Teosófico, y con las escasas rentas que tenía y sus trabajos en la prensa pudo vivir honestamente él y su familia, dedicándose por entero a la Teosofía, que él consideraba una labor de caballero andante en defensa de su injuriada y amada maestra Helena Petrovna Blavatsky. En el fondo Roso de Luna no fue más que un Quijote.
"Él está seguro en su camino y no basa esta seguridad más que en su vida de estudio y su amor a sus semejantes", pues no otra cosa puede decirse de quien nunca rechazó el diálogo de todo tipo de personas a pesar de que fuesen el polo opuesto ideológicamente, como es el caso de los jesuitas como el P. Fita del que fue gran amigo siendo este director de la Real Academia de Historia.
Por testimonios de amigos personales sabemos del carácter bondadoso y confiado; pero, sin embargo, también señala todo el mundo que cuando de hablar en serio se trataba no había en él más que ciencia, una memoria portentosa y gran capacidad de convencer.
Para todo el mundo tuvo abiertas las puertas de su casa siempre, vagabundos y bohemios, todos eran bien recibidos con temor a veces de su pobre mujer que no podía menos de extrañarse, al ver como su hogar se convertía en consultorio o puerta de convento.
Otra de sus cualidades fue la serenidad ante la muerte. Él es nuestro mejor ejemplo. No quiere lágrimas ni luto. El lunes 2 de noviembre de 1931 cayó en la cama y ya no pudo ir ese día de reunión. Pidió que llamaran al Dr. Alfonso y con los auxilios de éste, se iba recuperando rápidamente, incluso quiso levantarse. El sábado recayó y el domingo por la tarde cambió bruscamente su enfermedad, se puso muy grave y a las doce de la noche, sereno y tranquilo, murió. Sólo queda añadir que antes de morir, las últimas palabras que pronunciara Roso fueron un verdadero mensaje de amor y entrega a lo que fue su ideal durante toda su vida. Ante la tristeza de su familia y amigos, sólo les decía:
"NINGÚN
HOMBRE ES INDISPENSABLE. NO ME LLOREIS.
DE UNA SOLA MANERA HONRAREIS MI MEMORIA:
¡CONTINUAD MI OBRA! ¡SUPERADLA!
En 1981 en un periódico nacional, escribía Juan G. Atienza (investigador e escritor) que "salvar a Roso de Luna del olvido definitivo era una necesidad visceral".
(Extraído de la obra de Esteban Cortijo, "Mario Roso de Luna - Teósofo y Ateneista")
(Libro electrónico con la obra completa de Helena Petrovna Blavatsky). (Edición a cargo de la Editorial Teosófica, España).
ROSO DE LUNA Y EXTREMADURA
Movimiento de íntima orientación teosófica ha querido ser también todo mi pobre esfuerzo hacia Extremadura, aunque lo dormido de la religión no haya podido permitir ningún esfuerzo práctico en pro de la que ha de ser algún día "Rama Teosófica de Extremadura".
"Orientados hacia los ideales extremeños todos mis esfuerzos en el Centro Extremeño, los resultados han sido por completo estériles, igual que mis trabajos sobre higiene en la Revista de Extremadura. El trabajo extremeño que siempre recordaré con placer es el relativo a "Nueve inscripciones romanas" con los que igual que en los relativos de la prehistoria extremeña, mi fortuna ha ido más lejos que mi competencia científica". (unas 200 inscripciones).
Y es que como bien dijo Esteban Cortijo:
Creo que vivía a sí mismo realmente como una persona de índole pasional, por el genio vital de que hacía gala y la polémica intelectual, que tendía a provocar, aceptando realizar cierta noble misión de apostolado social a sabiendas de lo que perdía: subirse al tren de los triunfadores como joven inteligente que estaba muy bien equipado para las letras, el foro o las aulas académicas. Recién llegado a Madrid, como si de un místico se tratara, escribió:
"¿Qué
cosa humana puede darse como compensación al altruista?
Oro, comodidad, honor, todo eso es barro."
En el fondo Roso de Luna no fue mas que un Quijote. A continuación vienen parte de sus escritos recogidos de diversas fuentes, en ellos deja bien reflejados sus sentimientos y sus pensamientos.
"Generalmente, todo hombre que tiene una idea fija acaba convirtiéndose en extravagante para los demás. Lo mismo da que sea vegetariano, espiritista, teósofo, naturista...."
MARIO ROSO DE LUNA TEÓSOFO
"Conocí la teosofía en abril de 1903 e inmediatamente la hice connatural con mi vida misma emprendiendo una labor intensa que si al exterior encierra en los diversos artículos filosóficos publicados desde entonces, en el interior ha sido algo así como la revelación de que mi destino entero y mi éxito o mi fracaso se cifra por completo en ella.
Ella, en efecto, explica mi vida entera: mi instrucción autodidáctica: mis 17 o más años universitarios sin pisar casi en las aulas; mis complejas aficiones, mi suave evolución filosófica desde el cristianismo modernista, que hoy se diría, hasta mi idea definitiva rozando apenas con el protestantismo, el pietismo y el espiritismo, y, en una palabra, el eterno mariposear de mi espíritu ansioso más de verdad, de amor y de paz que de falsas ciencias y riquezas.
Todos los trabajos anteriores a 1903 diríase que son preludios no más de esta idea albergada en mi inconsciente desde que vivo.
En este sentido, la obra iniciadora de mi orientación lo fue la Preparación al estudio de la fantasía humana bajo el doble aspecto de la realidad y del ensueño y los trabajos que la precedieron o sea, los nueve meses de observaciones de ensueños, labor científico-cristiana en apariencia, pero en realidad del inconsciente teosofía.
Mi meningitis de 1889 y el descubrimiento del cometa b de 1893 fueron otro impulso teosófico inconsciente, como se demuestra en el artículo "Varios fenómenos psíquicos de mi vida".
Sócrates al beber la cicuta, Gutemberg al huir de la ciudad alemana, Galileo y Colón ante los rigores de la ciencia oficial por sus intuitivas lucubraciones, Fulton y mil y mil más, tenidos tracias a ellas por locos, demuestran la inevitable pugna que surge ante cualquier destello intuitivo: una reacción de la atrasada razón colectiva hasta que el progreso lleva a la razón hacia aquellas verdades, como la razón antes llevara hacia otras análogas a los sentidos descarriados".
Se trata, pues, usando el título de uno de sus artículos seleccionados, de una concepción sintética del universo en la que contradicciones de ayer y de hoy, como la de la materia y espíritu, van resultando "infantiles y ridículas", según dice en "Iris, Isis" citado.
En sus artículos sobre la obra de científicos contemporáneos evidencia un placer grande en aquellos que se refieren a los esposos Berthelot y a los Curie, porque se recrea en el análisis del papel de la mujer en nuestra cultura, en concreto en el campo científico que es donde más difícil se encuentran nombres femeninos. "Nuestra ligereza olvida siempre -dice- la colaboración de las mujeres en la obra de los sabios". En toda su obra trasluce un respeto enorme al papel de la mujer dentro de una concepción clásica y familiar, pero muy abierta a modas que en aquellos tiempos del modernismo estaba reservada a muy pocos. En otras ocasiones, y en un ámbito más social, llegará a decir que toda nuestra cultura se vería profundamente modificada si se juzgase y tratase igual a la esposa que al esposo en el delicado y universal asunto de la infidelidad matrimonial. "Si admitiésemos, decía, el cristianismo aserto en "La sonata de Kreutzer" de Tostoy, relativo a que los deberes de fidelidad son idénticos en la mujer que en el hombre, cambiaríamos por completo las caducas bases de nuestra sociedad actual".
Sus palabras también eran muy críticas en lo que respecta a la educación sexual que se acostumbraba en la cultura católica tanto con los jóvenes como respecto de las mujeres y el confesionario. Aquí fue de los primeros en ver lo positivo de teorías modernas como el psicoanálisis. "No pagaremos nunca a Freud y a sus continuadores -escribe en uno de sus últimos libros- el haber traído al terreno de la investigación semejantes problemas, despreciando ridículas mojigaterías ancestrales, hijas quizás de esto mismo que condenan y esparciendo sobre ellas la luz meridiana de la investigación sociológica y científica".
El propio Roso responde en la introducción a uno de sus libros a las dudas que su concepto de ciencia provocaba, partiendo por definir al mundo que le rodea de "ignorante y egoísta", incapaz de entender sus propuestas, a pesar de tener sobre la verdad de las mismas "la seguridad íntima de quien las ha estudiado, meditado y aún experimentado". Se siente herido en muchas ocasiones por "ese despectivo trato con que las religiones oficiales y las no menos oficiales ciencias vienen otorgando a estos asuntos, temerosas quizás, en su bien pagado entronizamiento, de que se haga "la luz, la mucha luz", pedida por Goethe al morir, acerca de cuestiones vitales que acaso les convenía a entrambas el que siguiesen, si no en la sombra, sí en una, para ellas demasiado fructífera, penumbra".
"El Hombre, en fin, y con mayúscula, es hoy y lo será siempre, la cúspide del planeta Tierra. Todo en la Tierra es según el plano del Hombre .... porque "el hombre es la medida de las cosas" y no en vano los viejos libros védicos nos hablan de los humanos avatares: del avatar-pez (pez siluriano), el avatar-tortuga (primario), el avatar-dragón (secundario) y los avatares león, ave, mono, hombre (terciario y cuaternario), porque donde hay materia, fuerza a inteligencia, allí hay de hecho (la forma exterior poco importa) un hombre o un embrión de hombre".
"A pesar de ello no debemos ser tan presuntuosos como para pretender eludir las leyes naturales cuando nuestra "psiquis" es "parte de la armonía del Universo a leyes sujeta", porque, en efecto, "la ley cósmica mayor que conocemos no es la newtoniana de la gravitación, ni ninguna de las de la Física, la Química o la Historia. Es otra harto más excelsa: la armonía del Gran Todo y de las integraciones de sus múltiples partes".
"Sabiduría, en efecto, es una palabra de doble alcance, que se refiere por un lado a la mente, como Ciencia, y por otro lado al corazón como amor. Quien aplica el conocimiento para regular los afectos del corazón, y aplica los más puros sentimientos altruistas a la obra de su mente, es el único que merece el nombre de sabio, mientras que se limite a lo uno o a lo otro, será meramente bueno (como tantos creyentes de la fe ciega), o bien meramente culto (como los que con su cultura sin amor desencadenaron la gran guerra), pero ninguno de ellos será sabio".
DON MARIO ROSO DE LUNA (por Pepita Maynadé)
Artículo aparecido en "El Loto Blanco" de enero de 1932, con motivo de la desencarnación del célebre teósofo español, digitalizado por Biblioteca Upasika en noviembre de 2003.
A manera de funeral....
¿Para qué evocar en estos momentos, sobre el horizonte de la Teosofía hispánica, el oscuro sudario de la muerte cuando aparece ésta como transfiguración y ofrenda, como restitución y cambio y no como noche oscura, sino como un alba clara?
Nuestra despedida al maestro en este plano, no puede ir revestida de luto y llanto. ´Él no lo quiso. "No me lloréis, no me guardéis luto" nos dijo sonriendo, antes de expirar.
Tómate, pues, elegía de muerte, hosanna de vida; el "adiós" definitivo de la despedida, el "hasta luego" de la ausencia, que es promesa y esperanza.
Ultra el rasgueo opaco de la pluma, llegue al alma amada de Don Mario, como una promesa fervorosa y densa, desnuda de lirismos, la esencia de nuestro funeral silente que deje en el alma de todos los consagrados la sensación de una barrera derribada y de una áurea bandera izada: la barrera que separa la ilusión de los planes intercósmicos y la bandera que ondeó, gallarda, sobre la obra del maestro ausente....
Nació .....
En Logrosán, pueblecito minero de la áspera región de Extremadura, en 1872, rollizo y rubio como un ángel de Rubens, Mario Roso de Luna, de singularizada e intelectual prosapia.
¿Qué símbolo de anunciación figuraron los astros sobre aquel pedacito de tierra extremeña, al primer grito del infante rubio?
Mäs tarde, aquel mismo pueblecito de Logrosán que cantara sus cándidos arrullos rurales junto a su cuna predestinada, debía estremecerse de orgullo ante su grandeza.
Juan Luis Cordero, el cronista, escribió entonces: "Yo amo en Roso de Luna a mi patria chica y al asociarme a su homenaje quisiera gozar de la suficiente autoridad para convencer a los hombres de ciencia, a los escritores, a la Prensa y a los diputados y senadores extremeños, de que, al honrar a Roso, honramos el espíritu y el símbolo de esta tierra parda y fecunda....."
Y Santiago Sánchez Mora: "La raza extremeña, fuerte y sobria, no ha desaparecido. Se ha transformado únicamente. Hoy no conduce victoriosas mesnadas por los imperios indios. Pero sabe, en cambio, iluminar con lubres de ciencia y de ideal las triunfantes huestes del progreso por medio de este maravilloso "Poeta de las Nebulosas" ..... "
Dio, entre cuidados y mimos, los primeros pasos. Y pronto, la frecuente y temprana visión del cielo abrió su alma, por las ventanas de las pupilas pasmadas en su maravilla, el panorama interior de lo infinito. La luz de unos ojos escrutadores puede encender, a un tiempo, las dos inmensas antorchas en las tenebrosidades que se llaman la noche del cielo y la noche del alma: la Revelación y el Conocimiento.
Y así fue. Cuando después, ya maduro, el cuerpo de las verdades teosóficas llegó a sus manos, poseía ya, por remembranza de su pasado iniciático, la verdad digerida, vivida, sazonada, hecha carne y sangre, magnetismo y lumbre, conciencia y vida. La más absoluta ausencia de títulos y pergaminos no hubieran podido hurtar, a este gran teósofo que se llamó Mario Roso de Luna, la estructuración de unos principios vitales y trascendentes que trajo a este mundo para don de todos impreso en las células de su organismo y formulado subconscientemente en su temprana filosofía y en su fe de niño.
Creció ....
Vivaz y romántico, precoz en el estudio, adelantado en vivir y en comprender. Ansioso de creer y de adorar, vertióse como blanda arcilla en el molde del dogma católico. Tuvo visiones apocalípticas y fervores ascéticos.
Atravesó una honda y persistente crisis de pubertad y en 1889, paseando convaleciente con su padre por una senda de la campiña logrosaniega, vio, por vez primera, a un adepto, de imponente y bellísima figura, pasar a su lado, con tan leve paso, que parecía no tocar el suelo. El contacto de su aura fue tan intenso que el joven Mario, transfigurado, derramó abundoso llanto. Al cabo de siete días se hallaba completamente curado.
"Pocos años después, en 1893 y previa no sé qué especie de premonición, cruzando por aquellos mismos lugares, descubrí un astro nuevo, de cuarta magnitud.... ¡Era el cometa que lleva mi nombre!" relata Don Mario.
Cruzóse otra vez con un perro hidrófobo y al abrir éste la boca para hincar los dientes emponzoñados en su pantorrilla, quedóse milagrosamente parado en esta actitud, sin morderle.
No permiten los límites de unas notas biográficas relatar sus asomos de clarividencia, sus previsiones y, sobre todo, el gran poder protector que tantas veces, oportunamente y en determinados períodos de su vida, se manifestara. De ser así la biografía, sin dejar de ser tal y ajustarse a la verdad más estricta, parecería un cuento de "Las Mil y Una Noches".
¡Tan por cima de los corrientes acontecimientos se deslizara su existencia humana! Al escribir pensamos si, para dar más incisión y arrojo a la pluma, precisaría la lente de los años, el marco de gloria y de justicia que únicamente confiere el tiempo.
Sus estudios universitarios
Trasladóse, ya hombre, a la entonces villa y corte de España y sus asombrosas facultades le aquistaron la amistad y predilección de la intelectualidad madrileña. Logró con poco esfuerzo licenciarse en las facultades de Ciencias Físico-Químicas, Filosofía, Letras y Derecho.
Reconociósele pronto como prominente astrónomo en los Observatorios de Europa y por desgracia, menos en el de España que no coadyuvó a su merecida gloria de descubridor.
Se sumió en la abstracción de las matemáticas y en la filosofía de los clásicos. Compenetróse, viajando, con la psicología de los pueblos europeos
Fue éste el recio y bien cimentado pronaos de su Templo. Pronto el karma levantaría el velo.
Su segundo nacimiento y la noche espiritual
Dejemos que él mismo nos relate en "Conferencias Teosóficas en América del Sur" cómo llegó a su conocimiento la Teosofía y cómo desveló sus ocultas latencias: "Helena P. Blavatsky me había revelado un mundo completamente nuevo tras mis dieciocho años de estudios universitarios, allá en 1902. Convencido entonces de mi ignorancia ilustrada, puedo asegurar que desde aquel día de marzo, una nota secreta, constante como un mantram, dulce y augusta como música pitagórica, avasalladora e indeclinable como kármica voz del Destino, resonaba en lo más profundo de mi ser al modo de aquella otra que al Judío Errante de la leyenda le musitase siempre al oído: "Anda, anda, anda....."
Caminé lo mejor que pude y en los siete primeros años de aprendizaje teosófico, la Noche Espiritual se cernió sobre mí. Una noche verdaderamente hiperbórea, iluminada apenas por las fugaces auroras polares nacidas de mi corazón de impenitente idealista. En lo que podía apreciar, estaba solo, completamente solo. Bien o mal, cumplí mi deber. Estudié, conviví la vida teosófica. Busqué a mis hermanos. Di conferencias. Escribí cuanto pude en periódicos, revistas y libros para comunicar a los demás el santo fuego que en mi pecho ardía. Mas todo en vano. Como teósofo fracasé en mi pueblo, entre los míos. Fracasé en Extremadura, mi región querida y casi me tenía por fracasado en la propia capital de mi patria donde podía continuar parafraseando al poeta cuando dijo:
Mi
vida es un erial;
flor que toco ,se deshoja,
y en mi camino fatal
alguien va sembrando el mal
para que yo le recoja.
Pero cada uno de mis aparentes fracasos era en el fondo un completo triunfo sobre mí mismo pues me impulsaba, a fuerza indómita, a buscar siempre un radio mayor de acción.
Así, desde 1907 había trocado mis mayávicas preferencias patrias por un santo amor a nuestra Raza, esta que se alza gigante sobre las dos orillas del Atlántico y se asoma, llena de esperanzas de bendición, a las vastas soledades del Pacífico. Esta raza en fin, mitad protoamericana, mitad ibera, debida al épico esfuerzo de mis viejos paisanos extremeños a quienes la envidia o la frivolidad o la ignorancia no ha hecho todavía justicia".
Aparte de la doctrina teosófica en la que se embebiera sin cesar durante luegos años enteros, sin dejar la asimilación de una sola cita de "La Doctrina Secreta" de Blavatsky, su gran Maestra, el sentimiento teosófico, el desvelo mater de su alma andrógina fue como una lubre de utopías vividas para muchos. Era un romper con la cáscara egoísta de los convencionalismos, imponiéndose la augusta divisa de dar, de comprender, de tolerar, de achicarse en lo externo para acercarse a la pequeñez, de postrarse, comprensivo, ante toda grandeza.
Y así pronto pareció un niño grande, sin malicias, lleno de arrobos y de fulguraciones. Embrujado lo llamaban unos, Mago logrosaniego los más, Quijote los que oteaban sobre alguna cima su obra perdurable y su significación presente.
Enediel Shaiah nos dice de él: "Como el gran matemático Wronski, Roso de Luna, profundo conocedor de la ciencia de la cantidad, elévase desde este campo al de las más altas concepciones de la Metafísica del Ocultismo. Como los ilustres Zollner, Gauss, Helmotz, Lobatschewsky, Riemann y Spotiswode, el estudio del Álgebra y de la Geometría le lleva al de la cuarta dimensión de los cuerpos y otras sucesivas y así Roso de Luna halla una feliz demostración de los diversos planos de la existencia substancial, demostración matemática de un valor definitivo que nunca los teósofos lo podrán agradecer bastante.
Como el renombrado Crookes aplica a la Física el estudio de las seriaciones numéricas y halla formada por la naturaleza misma la prodigiosa pauta de fuerzas conocidas y de lugares de la serie que corresponden a las ignoradas, estableciendo una elocuente identidad entre lo que la ciencia ya sabe y entre lo que la doctrina esotérica descubre. Como los ilustres químicos Wendt y Mendeleef, pide al número y a la serie el gran misterio de la unidad de la materia y al hallarle redime a los alquimistas, con elocuentes razonamientos, de un injustificado desdén."
Como astrónomo, el autor de "En el Umbral del Misterio" que goza de una reputación bien merecida y es descubridor de un cometa que lleva su nombre, establece las bases de una científica explicación del origen y desarrollo de los mundos donde impera el criterio del Ocultismo y como antropólogo y arqueólogo halla en ciertas piedras de Extremadura muy curiosas revelaciones legadas por una remotísima antiguedad en raros monumentos jeroglíficos y paleográficos donde por el análisis de hábiles cronologías sidéreas, Roso de Luna descubre el testimonio histórico de la Humanidad que pobló el famoso continente de la Atlántida.
Sí, puedo asegurarlo, Roso de Luna obtuvo esa iniciación en los más altos misterios de la ciencia por esfuerzo propio antes que nadie oyera hablar de la Teosofía ni del Ocultismo. Y cuando supo lo que predicaban tales doctrinas, cuando leyó algunas publicaciones de esta clase, regocijado por la tan, al parecer, sorprendente coincidencia de opiniones, buscó con ansia a sus desconocidos hermanos en creencias y apresuróse a brindarles su más incondicional adhesión y concurso.
Así fue como Roso de Luna vino a llamar a las puertas de la Sociedad Teosófica en España; así fue como se incluyó en las huestes de los teósofos y así fue cómo los teósofos pudieron incluir en sus cuadros un nombre digno de tanto respeto.
La labor de Roso de Luna en la Sociedad Teosófica
Don Mario Roso de Luna ha sido la más legítima gloria de la Teosofía hispánica. Por él interesáronse en los estuidos trascendentes lo más selecto de la intelecutalidad española y, merced a su envergadura enciclopédica y poligráfica, la Teosofía ha ocupado honorable lugar en tribunas y en la Prensa, hasta, alguna vez, durante el pasado período oscurantista.
Enediel Shaiah pudo decir por él de la Sociedad: "Cuando Roso de Luna llamó a las puertas de la Sociedad Teosófica, ésta pudo sentir la más legítima de las satisfacciones. Demandábale el paso un hombre de ciencia, un sereno y original contemplador de las verdades universales, un teósofo iniciado, no por las rapsódicas enseñanzas de cualquier propagador de luz que en la mente engendra la alta reflexión de los misterios del Universo, cuando asciende a las ignotas regiones de lo infinito, pidiendo fuerza a la inspiración del genio y alas a la lógica y al saber".
Y Arturo Soria y Mata, el cultísimo autor de "El Origen Poliédrico de las Especies", estas palabras que ojalá devinieran perpetuamente incisas como divisa, en el dintel de toda Rama Teosófica:
"Los teósofos españoles constituyen, entre los heterodoxos, un grupo de gran peso específico e intelectual. Son hombres de gran sabiduría, excesivamente modestos quizás, que en vez de exhibir y pregonar lo muchísimo que saben, tienen a gala ocultarlo. Pero lo cierto es que el que se tenga por más docto en cualquier materia no puede hablar con ellos sin reconocerles una extraordinaria profundidad de pensamiento, una erudición vastísima, en suma, una superioridad intelectual y moral que se insinúa con suavidad imperceptible y subyuga nuestro ánimo con las mieles de una franca y encantadora cortesía. Son pocos, pero sabios y buenos.
Uno de ellos es Roso de Luna, un niño de cuarenta años (1), criatura adorable con barbas. Yo advierto en él los chispazos del genio pero el genio no es nunca entendido por la multitud...."´
Roso de Luna, escritor
La desconcertante fecundidad de la pluma de Roso, apenas concebible, que ha dado origen, con frecuencia, a peregrinas leyendas, no ha sido en mengua de su profundidad. Pluma en ristre, curvado en cuerpo en forma de interrogante, planeando por los espacios sidéreos, rozando sus pies la leve mole de la Tierra, lo vio simbólicamente Vidal, el caricaturista chileno.
Aparte de la pluralidad incompendiable e inarchivable de la colaboración periodística de Roso de Luna en ambos continentes, solamente su "Biblioteca de las Maravillas" constituye una especialización bibliográfica única en el mundo.
Sus "Conferencias Teosóficas en América del Sur" son su misal, el más puro venero de su ética teosófica.
"Hacia la Gnosis" y "En el Umbral del Misterio" develan la arquitectura de su grande edificio oculto y esquematizan maravillosamente su plan teosófico y la senda del iniciado.
"El Libro que mata a la Muerte" o "El libro de los Jinas" y "De gentes de otro Mundo" son el mayor panorama entrevisto de los mundos invisibles.
"La Esfinge", "Simbología Arcaica", "El simbolismo de las religiones del Mundo y el problema de la felicidad" son una glosa interpretativa del simbolismo trascendente del pasado así como "La ciencia hierática de los Mayas" lo es de los oscuros códices mexicanos del Anahuac, que el maestro interpretó como un don de las antiguas civilizaciones a nuestros días.
"Por el Reino encantado de Maya", "El árbol de las Hespérides" y "El Velo de Isis" (Las Mil y una Noches Ocultistas) son contribuciones del autor a aquellos descubrimientos de índole folklorística que entrañan la historia secreta de todos los pueblos engalanados y el donaire del gran estilista.
"El Tesoro de los Lagos de Somiedo" ha sido llamado con razón por la crítica, "El Quijote del Ocultismo" y junto con "De Sevilla al Yucatán" aparece como una psicometrización, amparado en descubrimientos recientes de índole geológica y esotérica, de lo que fue un tiempo Iberia, en el gran continente atlántico, y lo que será, en sus altos destinos, en elfuturo, cuando imperen, hechas vida, las verdades teosóficas y que sólo bajo esta pomposa veste imaginativa podría entrever la humanidad de hoy.
"La Dama del Ensueño" es un búcaro de psíquicos lirismos, una revelación de misterios de trascendentalismo romántico y sentimental. "La Humanidad y los Césares" es una estructuración y crítica de la historia humana bajo principios platónicos.
En "Una Mártir del Siglo XIX" se desbasta, esculpe y pule la gran personalidad de Blavatsky, bloque áureo, mojón viviente que el karma alzó entre su vida de erudito y su vida de teósofo.
En "Wagner, mitólogo y ocultista" aparece la esencia simbólica del inicático panteón escandinavo en los mitos wagnerianos. El oculto significado de los Eddas muestra, bajo la interpretativa clave de Roso de Luna, la batuta del genial creador del drama musical como una antorcha para los espíritus, alzada en el paraíso incomparable de sus sinfonías.
Y otras obras científicas como el "Kinethórizon", clave del conocimiento de las sidéreas constelaciones y "Evolution solaire et series astro-chimiques", en francés, constituyen en conjunto una biblioteca vastísima, profunda al par que amena, densa en su significación, en su forma y en su contenido.
Cada uno de sus libros parece un magno fruto póstumo, la coronación de toda una vida. Y sin embargo, la mente privilegiada y proteica de Roso de Luna nos ofrecía, con una frecuencia inusitada, los enormes frutos de su trabajo, uno tras otro y la muerte le sorprendió sin que pudiera cumplir una promesa que nos hizo un día: la publicación de su "Autobiografía" que hubiera sido la más digna rúbrica del tesoro intelectual cuya grandeza puede sellar tan solo nuestra ignorancia.
El proceso íntimo
La fecunda intelectualidad de Roso de Luna manifestada a través de su oratoria o de su pluma y que al comienzo de su hombría le llevó al conocimiento de toda ciencia humana que solo el arte endulzaba, a trechos, como un lampo del cielo, cedió paso, en el sazonado descenso de su madurez, a una suerte de misticismo que en nada se parecía a sus fervores juveniles pero que era, sin embargo, fruto dulcísimo de aquel maridaje primero del corazón y de la mente, de la fe atesorada y del conocimiento ganado.
Callada aurora de su espíritu que se iba manifestando en su rebosar de amor infinito, en un pleno vivir en la renuncia, en el grato saboreo de la igualdad fraterna, que dio paso a la postrera faceta de su actuación en este plano.
El "Ateneo Teosófico de Madrid"
Hace un año (la Parca cortó el hilo de su vida vísica sin que pudiera saborear la celebración de su primer aniversario) alzó el Mago de Logrosán, con su prestigio, una nueva tribuna en la capital española. Cenáculo de los griegos, conventículo de los neoplatónicos, en la tribuna libre, en el hogar de amigos que se llama "Ateneo Teosófico" no apareció nunca la valla del erutidismo egotista sino un eclecticismo que se abría a todo estudio y a toda tenencia espiritualizadora. La ciudad y sus más preclaros talentos corearon la obra de Roso en su Ateneo que actuó y seguirá actuando mientras la benéfica sombra del padre Roso, nuestro Jina en su lenguaje, se alce, viva y resplandesciente, como un soplo que anime el hogar intelectual que abandonara y la llama de la primitiva ideología con que lo inflamara.
En su Nombre
¿Una oración? No es bastante. Una oración en tal caso es un pasajero lirismo sentimental. Un juramento. Pero no un juramento espectacular, alimentado por estos momentos dolidos. Que sea silencioso como silenciosa es la esencia consagratoria de la vida, la aceptación interna de un deber sublime. Los estados supremos del alma no pueden manifestarse más que a través de la voz del silencio. Si se hce en nosotros esta calma, esta elocuencia augusta, invoquemos la presencia del maestro y prometámonos seguir su senda.
Yo veo ya florecer la reciente huella de su paso de escolta. Yo veo, precedida por el buen padre Roso, la futura ruta de nuestros destinos. ¿No nos dijo, en los umbrales del Más Allá, con voz que la muerte velaba?:
"Ningún hombre es indispensable. No me lloréis.
De una sola manera honraréis mi memora:
¡Continuad mi Obra!"...
NOTA: Soria y Mata escribía estas líneas en 1916, en La ciudad Lineal de Madrid.
TEOSOFÍA Y SOCIEDAD TEOSÓFICA (DIÁLOGO TEOSÓFICO) FRAGMENTOS DE ALGUNOS INTERVIÚ HECHOS A DON MARIO ROSO DE LUNA EN MADRID Y EN BUENOS AIRES, ÉSTAS ÚLTIMAS EN 1900 Y 1910, O SEA CUATRO AÑOS ANTES DE LA GRAN GUERRA.
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- ¿Qué significación asignan ustedes al movimiento teosófico en el mundo?
- Pura y simplemente el de una avanzada de una nueva era para la Humanidad, pues que el objeto fundamental de la Sociedad Teosófica es el de crear el núcleo de una fraternidad universal sin distinción de razas, sexo, credo, casta ni color. Una selección con todos aquellos hombres que, sean cuales fueren sus ideas, sientan viva en su pecho la llama de la fraternidad universal.
- No obstante, parece que la tendencia del mundo es la de adquirir nuevos acorazados y aumentar los efectivos de cada ejército.
- Tras la guerra viene la paz, como tras la tempestad la calma. ¡Quién sabe la reacción que se producirá en el mundo después de la probable conflagración futura! Roosvelt, sentado a su mesa a un negro sabio contra los prejuicios de su raza, blanca, realizó uno de los actos más excelsos de confraternidad, mientras que esas naciones qeu venden alcohol a negros e indios para exterminar su raza, realizan un crimen quizás más grave que el de la trata de blancas y la piratería. La Sociedad Teosófica, si no tuerce mañana sus objetivos, es a la futura Humanidad lo que el núcleo es a la célula en biología, pues gracias a aquella ésta se desdobla y multiplica por cariocinesis para constituir los órganos y aparatos de los cuerpos vivos.
- ¿Cuáles son, pues, los objetos que persigue dicha sociedad?
- Ya lo he dicho: el de la humana y más amplia fraternidad; la práctica de la virtud por la virtud misma, cual todos los grandes Iniciados del pasado nos aconsejasen semejante objeto es el único obligatorio. Todo el que le siente es teósofo, pertenezca o no a la Sociedad Teosófica, donde quizá ni son teósofos todos los que están ni están todos los que son.
- El segundo objeto de dicha Sociedad, ¿es, en efecto, el estudio comparado de las religiones, ciencias y filosofías?
- Sí, y de semejante comparación surgen verdades absolutamente nuevas en apariencia, pero, en realidad, tan antiguas como el mundo mismo, y que fueron enseñadas en el secreto de los recintos iniciáticos de Samatracia, Eleusis, Mitra, Tebas, Bibractis, Alexia, Gades, etcétera, etcétera.
- ¿Y a qué punto pretenden llegar con esos estudios comparados?
- En las religiones, por ejemplo, puede llegarse así a descubrir, tras la corteza en ellas sedimentadas por los siglos y tras los velos echados sobre las Grandes Verdades de la sabiduría Primitiva por sacerdocios explotadores, estas grandes verdades perdidas que eran ciencia y religión -la Ciencia Una y la Religión Una- al mismo tiempo. Es ello una especie de paleontología psicológica y científica cuyas raíces pueden ser tan antiguas como el planeta mismo. No olviden, por ejemplo, que el propio Jesús, como todos los Grandes Iniciados anteriores y posteriores a él, nos dejó dicho en el capítulo trece del Evangelio, según Mateo, que "a los vulgares él les habla en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan (misterio iniciático), mientras que a ellos, sus discípulos, los hablaba claramente (de boca a oído= acerca de los verdaderos y ocultos Misterios del Reino de los Cielos. Hay, pues múltiples religiones vulgares, a pretexto de las cuales las pasiones de los hombres han ensangrentado al mundo; tras de cada religión vulgar o exotérica (jainismo, brahmanismo, zoroastrismo, buddhismo, judaísmo, cristianismo o mahometismo) yace oculta la religión Una, iniciática y esotérica ya dicha, y aún todavía hay para cada hombre una Religión Inefable, que es la de su conciencia moral, Cristo en el Hombre, que diría San Pablo.
- ¿Y en cuanto a las ciencias?
- Que todas ellas no son sino ramas múltiples y hermosas de una Ciencia Una, tronco de donde han brotado todas ellas. Verdadero Árbol del Mundo, que dirían las leyendas bárdicas de los Eddas glosadas por el sublime Wagner en sus dramas musicales, al dicho gran tronco que tiene sus raíces en lo Eterno y Absoluto, podemos acercarnos indefinidamente con las disciplinas comparadas. ¿Qué de frutos nos llevan ya dados, por ejemplo, la Legislación comparada, la Filosofía comparada, la Astroquímica, la Mecánica físico-química, etc.? Verdaderamente sólo así podremos caminar en indefinido progreso hacia algo efectivamente universal, a un como pensamiento colectivo, cual si la Humanidad fuese el pensamiento mismo del planeta Tierra. Claro es que tal meta se tardará eones sin cuento en llegar, como no se llega nunca a las verdaderas metas, por aquello de que el ideal es como una asíntota de las hipérbolas, con su punto de tangencia en lo infinito.
- ¿Y el tercer objeto?
- Estudiar las leyes inexploradas de la naturaleza y los poderes aún latentes en el hombre.
-¿Esta es, por lo tanto, la tan ridiculizada Magia?
-Justamente, y por eso sólo una pequeña parte de los asociados pueden dedicarse a tamaño objetivo. Pero aquí es preciso hacer dos salvedades muy importantes. Una, que la existencia de la moneda falsa de las ridiculeces que con el nombre de magia corren por el mundo, presuponen la existencia de la moneda legítima, que es aquella. Otra, la que ya cuidó muy mucho de consignar la maestra H.P. Blavatsky, fundadora de la Sociedad Teosófica, al decir en la introducción misma de Isis sin Velo, clave de los Misterios Iniciáticos antiguos y modernos, de que "no admitimos magia alguna que exceda la capacidad y alcance de la inteligencia humana, ni milagro alguno, sea divino o diabólico, si tal cosa implica una trasgresión de las leyes naturales instituidas desde la eternidad. No obstante, admitimos la opinión del sabio autor de Festus, el cual dice que el corazón humano todavía no se ha revelado a sí mismo, ni jamás hemos alcanzado ni a comprender siquiera la extensión de sus poderes, por lo que no resulta exagerado el creer que el hombre puede desplegar nuevas facultades sensitivas y adquirir una relación mucho más íntima en la Naturaleza, como la lógica de la evolución se encargaría de decírnoslo si la llevamos hasta sus legítimas conclusiones. Si recorriendo las líneas de ascensión desde el mineral o la mónera hasta el hombre más perfecto el alma ha evolucionado, llegando a adquirir las elevadas facultades que hoy posee, en manera alguna será desacertado inferior que en el hombre se está desenvolviendo igualmente una facultad de percepción que le permite indagar hechos y verdades más allá de nuestra visión ordinaria. Con todo, no vacilamos en admitir la opinión de Biffé, según la cual "lo esencial es siempre lo mismo" y ora procedamos hacia dentro cercenando el mármol para descubrir la estatua encerrada en su masa, ora templo, nuestro nuevo resultado no es más que una antigua idea. Por ello la última de todas las eternidades encontrará en la primera su alma gemela".
-El estudio de esas leyes inexploradas y esos poderes latentes, ¿constituye entonces la parte ocultista de la Teosofía?
- Ciertamente. La Teosofía constituye lo que podríamos llamar Ocultismo teórico, exento de todo peligro, pues que tiene su base en el estudio de la historia y en aquellas disciplinas comparadas, hay un precepto hermético de que el mineral evoluciona en vegetal, éste en animal y el animal en hombre, el hombre es un espíritu y el espíritu un dios, porque el hombre no es sino una gota desprendida del Océano Incognoscible. Además la evolución ascendente de las formas en el universo está siempre correlacionada o en razón inversa de la involución de la Energía Inteligente o Logos que al cosmos anima.
- Sin embargo, aún la persona de evidente cultura siente cierta repugnancia por las prácticas ocultistas.
- Y es natural que la sientan, puesto que suele deputarse como Ocultismo no aquella teurgia de Jámblico que exige del ocultista una previa y sobrehumana pureza, sino un cúmulo de prácticas necias, infantiles cuando no criminales, impulsadas por el egoísmo, que es el padre de todas las pasiones, en tanto que el verdadero Ocultismo inmortalizado por los repetidos Misterios Iniciáticos sólo pueden basarse en un desenvolvimiento simultáneo de las tres facultades superiores del hombre: mente, sentimiento y voluntad, empleadas siempre con absolutos móviles altruistas en pro de la Humanidad entera. El temor al mal empleo de las tremebundas fuerzas ocultas, de las qu nuestra electricidad es mero juguete, es lo que hizo secretas aquellas enseñanzas iniciáticas.
- ¿Se ha consagrado usted a prácticas ocultistas?
- No, porque no me creo bastante puro, ni tengo la inteligencia suficientemente desarrollada para ello.
- ¿Cree usted en la pureza de cuantos entre nosotros los occidentales se dedican a esas prácticas?
- Entiendo que casi la totalidad son unos desgraciados, simplemente.
- ¿Tiene la Sociedad muchos adeptos?
- Hay como un millar de ramas esparcidas de polo a polo.
- Nos parecen muy pocas ramas.
- Las levaduras son siempre infinitamente más pequeñas que la masa que han de hacer fermentar.
- Todo esto supone la existencia de ciencias perdidas que retornan ...
- Sí, pero las doctrinas de la Teosofía o Religión primitiva de la Naturaleza no son patrimonio de ningún tiempo ni país, sino que yacen como adormecidas u ocultas en todas las grandes ideas. Se conservan simplemente más puras entre gentes orientales de gran elevación espiritual e ignoradas para el mundo, gentes conocidad como Maestros o Mahatmas (literlamente "grandes almas") y cuya actuación en los momentos críticos de la vida del mundo es bien notoria. Las doctrinas orientales satisfacen al espíritu más elevado y crítico porque son un fruto maduro de pueblos que al llenar su misión histórica han sido raídos de la faz de la Tierra, mientras que la ciencia occidental, joven y pujante, temeraria y vanidosa, no es hoy más que una eflorescencia incipiente que el cierzo helado del escepticismo puede marchitar en flor. Ella está, sin embargo, cargada de dulces promesas de fructificaciones futuras para el día en que tome en cuenta los problemas del sentimiento, juntamente con los de la voluntad y la inteligencia, y busque tras el Velo de Maya o de Isis la Naturaleza más inteligente energía o alma de las cosas que la ilusoria materia; mas las grandes cuestiones capaces de mejorar la condición humana y sus seguros destinos allende la tumba, que el mero acrecentamiento de las riquezas materiales para fines egoístas de placer o de vanidad ...... La Sabiduría Antigua es inconmensurablemente superior a la cultura occidental, quien se halla respecto de aquella en análoga relación a la de lo joven con lo viejo.
- Por lo que veo en el hombre, tal como ustedes lo conciben, hay verdaderamente tres corrientes evolutivas; la física o darwiniana, de abajo a arriba o del átomo del hombre; la espiritual, o de arriba a abajo, del Logos hasta el hombre y una tercera o intelectual, que sirve de nexo, y por la cual digámoslo así, el Logos se hace consciente en la Materia por el Hombre.
- Exactamente, y la ciencia contemporánea, sin darse cuenta, no está muy lejos de admitirla. Veámoslo. Que todo vive y todo evoluciona, desde el átomo hasta el hombre y desde el hombre hasta el astro, es ya un hecho demostrado. No es preciso engolfarse en la sabia obra de Spencer sobre "Evolución de la vida y de la forma" para apreciar este hecho tan notorio. Basta con hacer unarecopilación sumaria de las conclusiones mássalientes de las ciencias naturales, desde los trabajos colosales de Lamark, Wallace y Darwin. Empezando por el átomo, Croques, Ostwald, Arrhenius, le Bon y otros se han visto forzados a admitir que es un universo ultramicroscópico, compuesto de uno o varios iones positivos, oficiando de centro atractivo o de Sol infinitesimal, que está rodeado de innúmero cortejo de electrones negativos, a guisa de planetas. Sus masas respectivas, que constituyen por su reunión la materia ponderable que conocemos, son en sí a manera de imponderables organizaciones o condensaciones del éter planetario, sujeta a leyes cinéticas parecidas o iguales a las del microcosmos solar. Por este camino, se va en derechura hacia una ciencia futura que estudie, por decirlo así, la Astronomía por leyes químicas y la Química por leyes astronómicas o, para expresarlo mejor, que lleve a estas ciencias a la cinemática o matemática del movimiento y de la fuerza. Semejante vida interatómica es la más ínfima pero la más admirable de las organizaciones.
El siguiente homenaje, apareció en una revista por los años treinta y tantos, con motivo de cumplirse cuatro años de su desaparición física. Es muy grato para mí revivir este sentido recuerdo redactado por quien solamente aparecieron sus iniciales. Y en el cual me siento identificada en el sentir por tan sabio SER:
HOMENAJE
Mario Roso de Luna
- Se ha cumplido un nuevo aniversario de la desencarnación del sabio teósofo, cuya ingente figura se agiganta al alejarse el tiempo, porque era de esas grandes almas (Mahatmas, en sánscrito), que tienen pasta de conductrices de hombres, y a quienes estos, agradecidos, inmortalizan en los altares de la cultura, en los poemas de su tradición, o en los mitos que condensan la flor de la sabiduría.
Todo lo supo, todo lo amó, todo pudo serlo: se contentó con ser llamado teósofo. Sus discípulos de ambos continentes no podemos olvidar su saber estupendo, su bondad franciscana, su extraordinaria fecundidad intelectual, su actividad infatigable, asombro de su ambiente. ¡Quién pudiera imitarlo, aunque fuera en miniatura!
¡HONOR ETERNO A SU MEMORIA!
H.
P. BLAVATSKY Mario Roso de Luna
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Siempre me ha parecido que el teósofo que no es librepensador y rebelde, como lo fue siempre la Maestra H.P. Blavatsky, sólo es teósofo a medias, cuando no un hipócrita más de los que a través de la Historia han ido dando traste o volviendo exactamente del revés las divinas enseñanzas de los grandes Iniciados: Melchisedec, Rama, Krishna, Hermes, Orfeo, Buddha, Apolonio, Jesús, Mahoma y tantos otros.
Creo por ello que la mejor manera de celebrar la fiesta del LOTO BLANCO tras una lectura del Bhagavad-Gita, que es también lucha y rebeldía, es recordar cómo la Maestra vivió siempre en eterna rebeldía contra las religiones oficiales pasadas o futuras y contra la ciencia infatuada y positivsta, de ese segundo clero más peligroso que ninguno, pueso que con su cultura ha desencadenado la horrible catástrofe que llora el planeta y ha suscitado con sus falsos perfeccionamientos la más antihumana guerra que en el mundo ha habido (1).
Y como no pretendo que se me crea bajo mi palabra, haré este artículo con sólo textos de la Maestra, empezando por las primeras palabras de su Isis sin Velo, que "Ante el Velo", dicen:
"Según se nos dice, hace 19 siglos que la divina luz del cristianismo disipó las tinieblas del paganismo y dos siglos y medio que la resplandeciente lámpara de la ciencia moderna empezó a brillar entre la oscura ignorancia de los tiempos. Se afirma que en estas épocas respectivas se ha realizado el verdadero progreso moral e intelectual de la raza. Que los antiguos filósofos eran lo bastante sabios para su tiempo; pero eran poco instruidos, comparados con nuestros modernos hombres de ciencia. La moral del paganismo era suficiente para las necesidades de la inculta antiguedad, pero ya lo lo fue desde que la luminosa "Estrella de Belén" mostró el camino para la perfección moral, y allanó el de la salvación. En la antiguedad el embrutecimiento era regla; la virtud y el espiritualismo, excepción. Ahora, el más empedernido puede conocer la voluntad de Dios en su palabra revelada; todos los hombres desean ser buenos y mejoran constantemente".
"Tal es la proposición: ¿qué nos dicen los hechos? Por una parte, un clero materializado, dogmático y con demasiada frecuencia corrompido; un ejército de sectas y tres grandes religiones en guerra; discordia en lugar de unión; dogmas, sin pruebas; predicadores efectistas; sed de placeres y de riquezas en feligreses sojapados e hipócritas, por las exigencias de la respetabilidad. Esta es la regla del día: la sinceridad y la verdadera piedad, la excepción. Por otra parte, hipótesis científicas edificadas sobre arena; desacuerdo completo en todas las cuestiones; rencorosas querellas y envidias; impulso general hacia el materialismo; lucha a muerte entre la ciencia y la teología por infalibilidad."
Un conflicto de épocas.... Entre estos dos titanes en lucha, ciencia y teología, hay una muchedumbre extraviada que pierde rápidamente la fe en la inmortalidad del hombre y en la Divinidad, y que aceleradamente desciende al nivel de la existencia animal. ¡Tal es el cuadro de la actualidad, iluminado por la meridiana luz de esta Era cristiana y científica!" (2)
Por esto en el prefacio de Isis sin Velo, decía la Maestra, aterrada por la enormidad de la empresa de rebeldía que echaba sobre sus hombros: "Acaban ya los tiempos en que el dogma dominaba al hombre.... no será extraño que los sectarios arremetan contra nosotros. Los cristianos verán que ponemos en tela de juicio la pureza de su fe. Los científicos advertirán que medimos sus presunciones con el mismo rasero que las de la Iglesia romana, y que en ciertos asuntos preferimos a los sabios y filósofos del mundo antiguo. Los sabios postizos nos atacarán furiosamente desde luego. Los clericales y librepensadores verán que no admitimos sus conclusiones, sino que queremos el completo reconocimiento de la Verdad. También tendremos enfrente a los literatos y autoridades que ocultan sus creencias íntimas por respecto a vulgares preocupaciones. Los mercenarios y parásitos de la prensa, que prostituyen su poderosa eficacia y deshonran tan noble profesión... pero nosotros dirigimos la vista al porvenir... Trabajamos para el alboreante provenir."
"Y al considerar la acerba oposición que ha de darnos en rostro, creemos que el mejor mote para nuestro escudo al entrar en el palenque, es la frase del gladiador romano; ´"¡Ave César, morituri te salutant!". Cuales deben ser las creencias del teósofo, cuyo único dogma debe ser el de la "Fraternidad Universal de la Humanidad, sin distinción de sexo, raza, credo, casta y color", están de mano maestra expresadas en estas palabras de "La Doctrina Secreta" (Tomo III, páginas 97 y 137), de la edición española, a la que siempre nos referimos:
"El teósofo no cree en milagros divinos ni diabólicos... Para él no hay santos ni brujos ni profeas ni augures sino tan sólo Adeptos u hombres capaces de realizar hechos de carácter fenoménico, a quienes juzga por sus palabras y acciones.... El estudiante de ocultismo no ha de profesar determinada religión, si bien tiene el deber de respetar toda opinión y creencia para llegar a ser Adepto de Buena Ley. No debe supeditarse a los prejuicios y opiniones de nadie y ha de formar sus propias convicciones de conformidad con las reglas de evidencia que le proporcione la ciencia a que se dedica.... sin atender a encomios de fanáticos soñadores ni a dogmatismos teológicos... Jesús predicó una doctrina secreta y "secreta" en aquel tiempo, significaba "Misterios de Iniciación que han sido repudiados por la Iglesia".
La eterna rebeldía de Blavatsky en demanda de la Suprema meta espiritual está expresada en estas palabras de dicho libro:
"Hay una Ley Eterna en la Naturaleza, que tiende siempre a ajustar los opuestos y a producir una armonía final. Merced a esta Ley de desarrollo espiritual, que se sobrepondrá a la física y a la puramente espiritual, la humanidad se verá libre de sus falsos dioses y se encontrará finalmente redimida por sí misma".
No otra cosa dijo Beethoven, el incomprendido teósofo (3), cuando al llevarle cierta partitura en laque el autor había puesto "fin, con ayuda de Dios", tachó esta frase el maestro, substituyéndola con esta otra, que parece escrita para todos: "¡Oh, hombre, ayúdate a ti mismo!" donoso complemento al "Nosce te impsum" de Delfos. No otra cosa dijo Wagner en todas su maravillosas obras de rebeldía, desde la de Tanhauser, el discípulo de Venus, cuya vara florece a pesar de la maldición papal, hasta la divina rebeldía de Sigfrido en el Anillo del Nibelungo, como tampoco dijo otra cosa Esquilo en su sublime trilogía de "Prometeo".
El origen de las religiones y de los sacerdocios está resumido en estos otros conceptos:
"Se nos dice que en un principio no hubo Misterios Iniciáticos. El conocimiento (Vidya) era propiedad común y predominó universalmente durante la Edad de Oro o Satya-yuga. Como dice el comentario: "Los hombres aún no habían producido el mal en aquellos días de felicidad y de pureza, porque su naturaleza más bien era divina que humana". Pero, al multiplicarse rápidamente el género humano, se multiplicaron también las idiosincracias de cuerpo y de mente y el espíritu encarnado manifestóse en debilidad. En las mentes menos cultivadas y sanas arraigaron exageraciones naturalistas y sus consiguientes supersticiones. De los deseos y pasiones hasta entonces desconocidos nació el egoísmo, por lo que a menudo abusaron los hombres de su poder y sabiduría, hasta que, por último, fue preciso limitar el número de conocedores. Así empezó la Iniciación"
"Cada país se impuso un especial sistema religioso acomodado a su capacidad intelectual y a sus necesidades espirituales; pero como los sabios prescindían del culto a simples formas, restringieron a muy pocos el verdadero conocimiento. La necesidad de encubrir la verdad para resguardarla de posibles profanaciones, se dejó sentir más y más en cada generación; y así el velo, tenue al principio, fue haciéndose cada vez más denso a medida que cobraba mayores bríos el egoísmo personal, hasta que, por fin, se convirtió en Misterio. Estableciéronse los Misterios en todos los pueblos y países, y se procuró al mismo tiempo evitar toda contienda y error, permitiendo que en las mentes de las masas profanas arraigasen creencias religiosas exotéricas inofensivas, adaptadas en un principio a las inteligencias vulgares, como rosado cuento de niños, sin temor de que la fe popular perjudicase a las filosóficas y abstrusas verdades ensenadas en los santuarios iniciáticos; porque no deben caer bajo el dominio del vulgo las observaciones lógicas y científicas de los fenómenos naturales que conducen al hombre al conocimiento de las eternas verdades que le consienten acercarse al dintel de la observación libre de prejuicios y ver con los ojos espirituales antes que con los del cuerpo... Con el rodar de los tiempos, en la quinta raza, la aria, algunos sacerdotes poco escrupulosos se prevalieron de las sencillas creencias de las gentes y acabaron por elevar dichas Potestades a la categoría de Dioses, aislándolos completamente de la única y universal Causa de las causas.... En aquellos días primitivos no constituían los brahmanes o sacerdotes una casta aparte, sino que cualquier hombre podía ser brahmán por méritos propios y en virtud de la iniciación. Sin embargo, poco a poco fue prevaleciendo el despotismo y la dignidad de brahmán pasó de padres a hijos como herencia. Los derechos de sangre (nepotismo) suplantaron al verdadero mérito, y de esta manera se instituyó la poderosa casta de los brahmanes... Voltaire caracterizó en pocas palabras los beneficios de los Misterios, al decir que "entre el caos de las supersticiones populares existía una institución que siempre evitó la caída del hombre en absoluta brutalidad: la de los Misterios".
"Verdaderamente, como Ragón dice de la Masonería: Su templo tiene por duración el tiempo eterno y por espacio el universo entero.... Dividamos para dominar, (habían dicho aquellos astutos perversos), ¡Unámonos para resistir! (dijeron los primeros masones)". Pero estas últimas frases, más que los masones mismos, las pronunciaron los primeros Iniciados, a quienes los masones consideraron siempre como sus primitivos y directos Maestros... "Los Hijos de la Voluntad y del Yoga" se unieron para resistir las terribles y siempre crecientes iniquidades de los magos negros de la raza atlante, y esto determinó la fundación de escuelas todavía más esotéricas, de templos de instrucción y de Misterios impenetrables hasta después de haber sufrido tremendas pruebas. Dice Ragón, al tratar de la Iniciación masónica: Estaban en lo cierto los sacerdotes egipcios al decir: "Todo para el pueblo, nada por el pueblo". En un país ignorante, la verdad ha de revelarse únicamente entre personas fieles....En nuestros días vemos seguir el falso y peligroso sistema de "todo por el pueblo y con el pueblo". Mas a fin de realizar esta reforma, las masas han de pasar por una transformación dual: 1) Divorciarse de todo elemento supersticioso y de falsa piedad; 2) Educarse hasta el punto de evitar el peligro de ser esclavos, de ningún hombre ni idea" (La Doctrina Secreta, Tomo III, páginas 224 y siguientes).
No en vano era una iniciada la principesca fundadora de nuestra Sociedad Teosófica, tanto que las palabras transcriptas de "¡Unámonos para resistir!" puestas por ella en labios de los primeros Magos Blancos Iniciados, fueron sus también últimas palabras al dejar la grosera envoltura de su cuerpo físico, enel día que conmemoramos, del año 1891: "¡Manteneos siempre unidos, paraque esta mi última encarnación no resulte estéril para el mundo!", dijo a sus discípulos palabras de pavorosa responsabilidad para todo teósofo que, derivando hacia mojigaterías, nuevas o viejas religiones, regímenes autocráticos, falsos prejuicios, excomuniones más o menos embozadas bajo la hipócrita máscara de tachar a los demás de "personalistas" y demás abusos de índole idéntica a los por las religiones cometidos, trate de romper esa unidad indispensable entre los teósofos, y de apartarse de los verdaderos rebeldes, o sea de los predilectos hijos de Blavatsky; de los rebeldes "welsungos o lobeznos", hijos predilectos también del divino Wotam en "El Anillo del Nibelungo"....
Porque nosotros, los teósofos ocultistas, no podemos comulgar ya en religión positiva alguna, debiendo sí respetar la religión de los demás, pero no respetarla ya en nosotros mismos bajo capa positiva alguna, de hinduismo, sintoismo, budismo o cristianismo, etc. pues nuestro único dogma es el de la Fraternidad y nuestro único Maestro Supremo, es nuestro Divino Ego, cuya voz es la Conciencia emancipada y libre, ya que Blavatsky ha dicho (4):
"Si se prescinde de las enseñanzas secretas, queda la religión reducida a un fraude. Sin embargo, las masas necesitan de un freno moral, porque el hombre está siempre ansioso del más allá y no puede vivir sin un ideal cualquiera que le sirva de faro y de consuelo. Al mismo tiempo, ningún hombre vulgar, aun en esta época de cultura general, puede satisfacerse con verdades demasiado metafísicas y sutiles de difícil comprensión, de lo que proviene el peligro de suplantar con el absurdo y cerrado ateísmo la fe en Dios y en sus santos. Ningún verdadero filántropo, y por consiguiente, ningún ocultista, supondrá ni por un momento que la humanidad pueda subsistir sin religión, y aún en nuestros días, las religiones de Europa, limitadas a la santificación de los domingos, vale más carecer de ellas. Pero si, como dijo Bunyan, "la religión es la mejor armadura del hombre", no es menos cierto que es "la peor capa", y contra esta capa de hipocresía luchan ocultistas y teósofos. Si no apartamos esta capa tejida por la fantasía humana y arrojada sobre la Divinidad por la artera mano de sacerdotes ávidos de dominación y poderío, no le bastará al hombre el verdadero ideal de Divinidad, el único Dios viviente en la naturaleza. La primera hora de este siglo anuncia el destronamiento del Dios de cada país y la proclamación de la Única y Universal Divinidad: el Dios de la inmutable Ley, no el de la piedad; el Dios de la justicia distributiva, no el de la misericordia, que es sencillamente un incentivo para cometer el mal y reincidir en él. Cuando el primer sacerdote inventó la primera oración de súplica egoísta se perpetró el más nefasto crimen de lesa humanidad..." (Doctrina Secreta, T. III, pág. 48)
Además, si para el teósofo, como para el Maha Rajá de Benarés "no hay religión superior a la verdad" (satyat nasti paro dharma) es nuestra obligación primera cantar un himno a Satán, a manera de aquellos grandes rebeldes que se llamaron Leopardi y Carducci, pues en la "Doctrina Secreta" nos dice:
"El sistema cristiano no es el único que ha degradado estos dioses en demonios, (los Suras o Dioses en Asuras o No-Dioses). El zoroastrismo y aún el brahmanismo se han aprovechado de ello para imponerse a la mente del pueblo. Hasta en el exotericismo caldeo los seres que rehúsan crear son también denunciados como Espíritus de Tinieblas. Los Suras que obtienen su independencia intelectual, los supuestos ángeles rebeldes, luchan con los Suras que carecen de ella y que parece como si pasaran sus vidas en inútiles cultos basados en la fe ciega.... Larazón del porqué rehusaron estos "Dioses" crear hombres no es, como declaran los textos exotéricos, por su orgullo, sino por los motivos expresados.... Los supuestos "Rebeldes" eran sencillamente aquellos que, obligados por la ley kármica a beber hasta la última gota de hiel, tuvieron que encarnar de nuevo la caída, convirtiendo así en entidades pensantes responsables a los hombres...." (Doctrina Secreta, T. II, pág. 85 y 86).
Luego, hablando de estos "Rebeldes", Kabires, Fuegos Sagrados o Satanes, dice:
"Las diversas ramas de la raza aria, la asiática y la europea, la india y la griega, hicieron lo posible por ocultar la verdadera naturaleza, ya que no la importancia, de dichos "Rebeldes" o Kumaras, cuatro de los cuales son los alter egos de Sanat, Sananda, Sanaka y Sanatina, "o séase de los divinos Satanes tan envilecidos por las pecadoras religiones exotérics". (lb.97)
Hablando después de los "Edenes" religiosos, dice: "Los cristianos sostienen que el Jardín del Edén es el santo Paraíso profanado por el pecado de Adán y Eva. El ocultista, al negar la interpretación de la letra muerta, demuestra todo lo contrario". (lb. p.186)
"La Biblia, desde el Génesis al Apocalipsis, no es sino una serie de anales históricos de la gran lucha entre la Magia Blanca y la Negra; entre los Adeptos del Sendero de la Derecha o Profetas, y los de la Izquierda o Levitas, el clero de las masas brutales". (Lb.195)
"En el exotericismo religioso indo, los Asuras son también denunciados como enemigos de los dioses, que se oponen al culto y a los sacrificios de los Devas. En la Teología cristiana se mencionan como "Espíritus caídos", diversos héroes paganos. La "Serpiente tortuosa" de los primitivos judíos tuvo siempre un significado completamente distinto, astronómico en un sentido, antes de que la Iglesia romana lo desnaturalizase" (lb. p. 211). El Logos es Sabiduría y también Lucifer o Satán.... el rayo de luz y de razón; que caía del cielo como un rayo..... (Lucas X, 18).
En los corazones y mentes de los convertidos a la antigua Religión de la Sabiduría, presentada entonces bajo una nueva forma por el sabio Adepto galileo, fue desfigurada hasta el punto de no ser reconocible, como lo fue también su propia personalidad, arreglada para amoldarla al más cruel y pernicioso de los dogmas teológicos... y cuando Jesús observa en el pasaje citado que "ha visto a Satán caer de los cielos como un rayo", es una simple declaración de sus poderes clarividentes y una referencia a la encarnación del Rayo Divino-Angeles o Satanes- que cayeron en la generación (lb. 212 y 213, nota)... "El verdadero punto de vista exitérico acerca de "Satán" y la opinión que sobre este asunto tenía toda la filosofía antigua, hállase admirablemente presentada en un apéndice titulado: "El Secreto de Satán", de la segunda edición del "Perfect Way" de la Dra. A. Kinsford (p. 214). En él se dice "En el séptimo día (o creación) prodújose de la presencia de Dios, un Angel poderoso lleno de ardimiento y Dios le dio el dominio de la esfera extrema."
La Eternidad produjo el Tiempo; el Ilimitadio dio nacimiento al Límite; el Ser descendió a la generación. Entre los Dioses no hay ninguno que se asemeje a aquel en cuyas manos están depositados el reino, el poder y la gloria de los mundos....
Pues, como dice Hermes, Satán es el guardián de la puerta del "Templo del Rey" y en el Pórtico de Salomón guarda las "Llaves del Santuario" para que no penetre en él profano alguno y sí sólo los ungidos que poseen el arcano de Hermes .... Temedle y no pequéis: pronunciad su nombre temblando.... pues Satán es el magistrado de la Justicia de Dios (Karma). Él tiene en sus manos la balanza y la espada, pues a él le están encomendados el Número, el Peso y la Medida.... Satán es, en suma, el ministro de Dios, el Señor de las siete mansiones del Hades y el Ángel de los mundos manifestados". (lb. 214 y 215). "Satán es el Dios de nuestro planeta y el Dios único yesto sin ninguna sombra ni metáfora de perversidad, pues es uno con el Logos.... Por lo tanto, cuando la Iglesia maldice a Satán, maldice el reflejo cósmico de Dios; anatematiza a Dios manifestado en la Materia o en lo objetivo; maldice a la Sabiduría por siempre incomprensible, revelada como Luz y Sombra, Bien y Mal en la Naturaleza, en la única forma comprensible a la limitada inteligencia del Hombre (Id. 216). "Todos los cabalistas y simbologistas han demostrado sumarepugnancia a confesar el significado primitivo de la Caída de los Ángeles.... Desde que la Iglesia en su lucha con el maniqueismo inventó al Demonio, colocando un velo teológico entre los hombres y Lucifer, la Divina Estrella, o sea el "Hijo de la Mañana", creó la más gigantesca de todas sus paradojas; una Luz negra y tenebrosa..."(lb. 219).
No continuaremos con las citas, porque habría que copiar todos sus libros, desde el primero hasta el último, como otros tantos cantos de una rebeldía como la de Satán, la de Prometeo, la de Fausto, la de Sigfrido y la de tantos y tantos personajes ora reales, ora simbólicos, desde que el mundo es mundo. El que quiera saber más acerca de la eterna rebeldía de la heroía que en Mentana luchó contra el poder papal al lado de Garibaldi y doquiera contra las más variadas formas de ignorancia, ambición e hipocresía de los hombres, que pase la vista por la preciosa obra de Sinnett "Incidentes de la vida de Blavatsky" o por las inmortales páginas de "Old Diary leaves" (5) de su queridísimo compañero H. S. Olcott, en que el bizarro caballero pone en relieve las características heroicas de aquella mártir de la Verdad tradicional, que pasó incomprendida para muchos de sus contemporáneos y que nunca será bastante estudiada y seguida por los que nos preciamos de teósofos o de ocultistas.
Tomado de "El Loto Blanco" de Mayo de 1917 y digitalizado por Biblioteca Upasika www.upasika.uk.
NOTAS:
(1) Se refiere a la Primera Guerra Mundial.
(2) ¿Qué habría dicho la Maestra ante la horrible consecuencia bélica de este conflicto? Lo que nosotros, sus discípulos decimos es, a saber; "que una religión que no ha sabido evitar esta catástrofe y una ciencia que la ha hecho más sangrienta y cruel con sus inventos, están juzgadas por sí mismas".
(3) Ver Roso de Luna, Mario "Wagner, mitólogo y ocultista".
(4) Por esto Blavatsky se mantuvo siempre alejada de todas las religiones positivas pues como se desprende de todas sus obras y especialmente de la de "Por las grutas y selvas del Indostán" (mal tenida hasta aquí por una mera obra de literatura y de viaje), su única creencia fue la de la primitiva Religión Sabiduría o de la Edad de oro, que fue anterior a nuestros tiempos históricos; Religión Única de la que son pobres facetas todas las conocidas. Por esto, sin duda, llevó a mal que Olcott se marchase a su viaje a Ceilán (2da. serie de la "Histoire authentique de la Société Théosophique") y no obstante acompañarle luego y felicitarle por su obra.... buddhista, buena sin disputa como buddhista, y mala en el sentido de que la Teosofía no es el Buddhismo de Gautama el Buddha (Véase "Doctrina Secreta", T.I, introducción). Por esto no llevaría a bien tampoco, si viviese, que llamándonos teósofos y ocultistas, mostrásemos preferencias ningunas ora por el induismo, ora por el mazdeismo, ora por el cristianismo, etc.
HELENA
PETROVNA BLAVATSKY
UNA
MÁRTIR DEL SIGLO XIX
FUNDADORA DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA
A LA
HONRADA Y SUBLIME MEMORIA DE
HELENA PETROVNA HANN FADÉEFF BLAVATSKY, INCOMPRENDIDA MÁRTIR DEL
SIGLO XIX,
COMO PROTESTA CONTRA LAS CALUMNIAS AUTORIZADAS RESPECTO DE ELLA, POR UNA PARTE DEL CLERO ANGLICANO Y POR LA "SOCIETY FOR PHYSICAL RESEARCH OF LONDON EN 1885.
MARIO ROSO DE LUNA
DÍA DEL ANIVERSARIO XXXI DE LA DESENCARNACIÓN DE LA MAESTRA, 8 DE MAYO DE 1922
"¿Por qué asombrarse de que Gautama Buddha muriese con plena serenidad filosófica? Como acertadamente dicen los cabalistas, "la muerte no existe y el hombre jamás sale de la vida universal. Aquellos a quienes creemos muertos, viven todavía en nosotros,como nosotros vivimos en ellos..... Cuanto más uno vive por sus semejantes, tanto menos temor debe tener en morir". A lo cual añadimos nosotros que el que vive por la Humanidad hace más aún que aquél que muere por ella".
(H.P. BLAVATSKY - ISIS SIN VELO)
El Dr. Hartmann y H.P.B.
H.P.B. no fue ni una santa ni un demonio, sino un ser humano con muchas cualidades agradables y tal vez una pocas desagradables, pero ella fue una Iniciada y, sobre todo, una persona de muy extraña constitución psíquica, que la habilitaba para vivir a orilla de los dos mundos, el astral y el físico, visitándolos ambos a voluntad y poniéndolos en comunicación entre sí. A pesar de lo mucho que se ha escrito acerca de su relevante personalidad, podemos decir que quien no la ha conocido personalmente no está habilitado para juzgarla, y que el único modo de apreciar a fondo su verdadero carácter es estudiar sus escritos, los cuales demostrarán claramente a toda inteligencia libre de prejuicios, que ellos han sido inspirados desde una elevada fuente, y no se deben a su propio estudio personal o especulativo. Las cosas que ella escribió le fueron enseñadas o dictadas por una Inteligencia Superior. Si semejante Inteligencia era su propio Ego Superior, o, como ella lo pretendía, era algún adepto viviente en el Tibet, no podemos saberlo con certidumbre, y menos aún probarlo a otros. Yo creo que es perfectamente cierto lo que ella dijo, esto es, que gran número de cosas que escribió le fueron dictadas mientras su cuerpo estaba dormido. Ella, en efecto, escribía en latín, griego, hebreo, sánscrito y otras lenguas, siempre correctamente, todo lo que ella ni siquiera podía leer en su estado normal, y yo dudo mucho si en su oculta personalidad entendería completamente cuando escribió su "Doctrina Secreta", si se emprendiese su estudio.
El objetivo de la vida de tan admirable mujer fue indudablemente el de propagar las enseñanzas teosóficas por todo el mundo; excitar a las gentes a dar cumplimiento a su levantado propósito y así guiarlas en el camino hacia la verdad. Semejante objeto fue para ella superior a toda otra consideración. Su vivaz anhelo de conducir a la Humanidad hacia su más elevada concepción de la vida, a demoler las supersticiones religiosas a impulsar al hombre a sentir en sí propio la presencia del Santo Espíritu, que a nuestras almas cobija, la obligación de divulgar la elevada filosofía de Oriente y a prescindir de aquella sabia enseñanza evangélica (Mateo VII, 6) de "no dar los tesoros del Reino de Dios a los cerdos", cosa de la que hubo de arrepentirse amargamente hacia el fin de sus días.
H.P.B. era e poderosísima imaginación, impulsiva y voluntariosa, lo que hubo de ocasionarle no pocos sinsabores. Pero en su inmortal personalidad ella fue sólo la servidora de un Poder elevado, acerca de cuya verdadera naturaleza sólo podemos juzgar por lo que enseñó a través de ella, usándola como dócil instrumento. Sus defectos personales, si algunos tenía, le eran propios y característicos, empero sus enseñanzas corresponden al mundo. Por su mente hemos perdido una inteligencia magistral, que adaptó cuanto pudo a nuestra comprensión y capacidad mental las altas verdades espirituales, dándonos las enseñanzas sublimes de los antiguos sabios y místicos en una forma moderna y comprensible (Franz Hartmann, en su célebre carta al periódico The World, a raíz de la muerte de H.P.B.)
P.D.: es esta nota extraída de la genial obra que lleva por título "HPB una mártir del siglo XIX", por el otro genial hombre (M.R.de Luna) para quien en la actualidad poco se le reconoce y que por supuesto, le sobran méritos para llamarle Gran Hombre, y por sobre todo Gran Teósofo, nuestro amado amigo y hermano espiritual Mario Roso de Luna.
MARIO ROSO DE LUNA y Soria
Hace ya bastantes años que me empeñé en la tarea de descubrir una visión de Soria apartada de la nutrida legión de tópicos que han conformado y desgraciadamente conforman la imagen que de Soria posee el resto de España (y hasta del mundo, caso de que la tenga).
Es difícil y duro afirmar que Machado se equivocó, que no vio nada de Soria, salvo lo que quiso ver; lo que ya traía en su cacumen de turista andaluz. Ni pudo ni quiso profundizar en la Soria Eterna: se conformó con un rancio tipismo noventayochista que, no cabe duda, existía en el ambiente, pero que no definía el alma soriana.
Huyendo de Machado como de la peste, pero sobre todo de la rancia y lengua estirpe de los "machadistas", es como he buscado y encontrado testimonios y visiones de otros autores y, en consecuencia, de otras "sorias", ninguna de las cuales es, quizá, la verdadera, pero cada una sirve para aportar algo nuevo. Como decía el propio Machado (en "Juan de Mairena"), "el diablo no tiene razón pero tiene razones".
En este libro nos referimos a la Soria de don Ernesto Giménez Caballero, a la de Juan García Atienza, a la Sánchez Dragó, a la de José María de Areilza, a la de Eugenio Noel y a la de tantos otros. En su día pretendí que el conocimiento de estas otras "sorias" fuera refrescante y que valiera de destacador mental para limpiar las vías de acceso a una Nueva Visión de Soria, distinta a la de machado, sí, pero sobre todo a la de los "machadistas".
Hablamos ahora de un gran visionario español, de la estirpe de la Blavatsky, pionero y abridor de caminos de lo que, muchos años después, será la España Mágica. Me refiero a Mario Roso de Luna, autor bastante desconocido hasta la reedición de algunos libros que llevaron a cabo sus herederos en los años ochenta. En varios de estos libros he encontrado referencias a Soria.
Pero digamos primero algo acerca de Roso de Luna, periodista, arqueólogo aficionado, astrónomo profesional y, sobre todo, gran develador del esoterismo patrio. Recorre las citanias extremeñas, de donde era originario (Logrosán, provincia de Cáceres) y los cientos de lagos y montes asturianos en busca de los secretos templarios. Obras como las de Dragó y Atienza no serían concebibles sin la previa existencia de Roso de Luna.
En su libro "El simbolismo de las religiones del mundo" dedica un capítulo a "Los íberos o vascos y su culto ofita", en el que se ocupa de Soria. Para comenzar nos aporta una etimología de los "arévacos", que si bien nos guardaremos de tomar demasiado en serio, transcribimos por lo original. Are-vacos serían para Roso los arios adoradores de la vaca y ello explicaría la pervivencia en tierras de Soria de cultos táuricos. Más adelante habla del Paso del Fuego de San Pedro Manrique, compara a los sampedranos con los bramanes, a las móndidas con vestales de Ceres, "con Amazonas de Monomatapa o con las Mamaconas incas ofrendadoras del pan solar".
Luego, citando viejos artículos del Noticiero de Soria (1924) afirma "hay que mencionar también otra costumbre de aquel pueblo que consiste en locionarse y friccionarse el cuerpo muchos de los asistentes a dicha fiesta con excremento de vaca". Dato este que nos es desconocido y que, de ser cierto, aportaría mucha luz a trabajos como los de J.C. Bermejo Barrera sobre el uso de excrementos como medicina y antiséptico en los antiguos pueblos íberos. También a obras en el mismo sentido, como la de José Manuel Gómez Tabanera.
Roso habla de cultos al fuego similares a los de San Pedro Manrique existentes en Duruelo, en Durango (?), Bracos (¿Blacos?) y en Uxama, que denomina también "Oxama" y traduce por "la ciudad de OX", Buey o Vaca sagrados. Chúpate esa....
"Las mujeres de este pueblo son las más valientes de la comarca y no le van en zaga a los hombres en el arte clásico de exponerse al fuego de las hogueras, sino pisándolas, saltándolas" (Se refiere a Uxama-Osma)
Ocupóse también Roso de Luna de los topónimos sorianos, tema éste que ha llamado la atención de numerosos eruditos nacionales y extranjeros, desde Menéndez Pidal a Chelsey Baity. Se dio cuenta ya de la similitud entre los nombres de ríos, ciudades y montes sorianos y los topónimos de las cercanías del Mar Negro y el Cáucaso, donde ya Plinio y Estrabón hablaron de la existencia de "Otra Iberia".
Por último nos habla del inmortal Toro Jubilo de Medinaceli:
"Sentado estoy, y añadido que aún hoy día hay pueblos castellanos del corazón de la antigua Celtiberia, como Medinaceli (Soria), en donde se corren vacas a la manera de los testimonios antiguos, y sobre todo la noche de ánimas, perseverando en un rito absolutamente íbero, denominado con palabra íbera neta, como es la "fiesta del Toro Jubilo" que es constumbre inmemorial, según el cronista popular del concejo medinalicense del siglo XVIII, no es muy aventurado afirmar, como nos place hacerlo, que el origen de las corridas actuales es una degeneración cruel y maligna, una burla del culto a la Vaca entre los fundadores de Iberia".
Táurico, pero no taurino, nos salió el bueno de Roso....
Este tema, el de las relaciones de Amor-Odio existentes entre los hombres y los toros de España es también de larga tradición y son muchos los autores que han opinado, con Roso de Luna, que hay un odio subyacente en las corridas y capeas hacia el toro. Por mi parte no comparto esta opinión.
En sus "Cuentos teosóficos españoles" (El Jardín de las Hespérides) tiene Roso un cuento que dedica en gran parte a Soria y, por extensión, a la Sierra de la Demanda. Incluso, en los años veinte, escribiría en la revista de la Casa de Soria en Madrid un elogio encendido sobre nuestra provincia. Que sepamos, Roso estuvo en Soria en 1905, en su categoría de astrónomo (llegó a descubrir algunas estrellas, una de las cuales lleva su nombre), con motivo del famoso eclipse de sol que retuvo en el Burgo el mismísimo Menéndez Pidal que celebraba su Luna de Miel, pero esa es otra historia.
Algún tiempo después de escribir estas líneas un amigo me comentó que había oído hablar de otro libro de Roso de Luna donde se hablaba de nuestra provincia. Por desgracia en aquellos años (década de los ochenta), la obra de Roso de Luna se venía reeditando (durante 40 años había sido prácticamente inencontrable) muy lentamente y en diferentes editoriales, por lo que era muy difícil dar con el libro, del que además desconocía el título. Por una feliz casualidad pude encontrarlo en la madrileña librería Kier, especializada en temas esotéricos. Se trataba de "El árbol de las Hespérides (Cuentos teosóficos españoles)", reeditado por Edicomunicación S.A. y cuya edición original era del año 1923. Es un verdadero recorrido literario por la geografía mágica de la península. Muy especial atención presta Roso a Castilla, a la que dedica tres capítulos. Comienza por su viaje a Segovia y lo hace por un medio novedoso para la época: el aeroplano. Por cierto que Roso, poco dado a deslumbrarse por los prodigios de la modernidad, se declara sin embargo rendido admirador de la aeronave:
Nada de polvo, nada de lentitud arcaica de coches y caballos; nada de cruces peligrosos de autos y de motos; nada de curvas ni de duras pendientes de carretera; nada de lugareños curiosones saliendo a vernos como bichos raros en las aldeas del tránsito; ni de perros que agresivos nos ladren ni de accidentes del suelo que dificulten la velocidad.
Roso tiene como un sexto sentido para calar la "verdadera Castilla verdadera" y su meollo, o uno de sus meollos, ya que como hemos dicho en otras ocasiones, Castilla puede que tenga una sola cabeza (Burgos), pero corazones tiene muchos. Roso da con la Sierra de la Demanda y enseguida la interpreta como zona mágica que es (Atienza le seguirá en ello, muchos años después, y hasta yo mismo trazaré -despu{es- su eco en nuestra provincia: la Sierra del Almuerzo, donde muere la leyenda de los Siete Infantes de Lara, que naciera en la Demanda y en el Alfoz de Lara). Demanda, pues, del Santo Grial o Graal.
Dejemos para otra ocasión la "Segovia Mágica" con la que nos deleita Roso (Riaza, Sepúlveda....) y lleguemos al capítulo que titulado POR TIERRAS DE BURGOS Y SORIA nos lleva a nuestra tierra.
Un aldeano del pueblecito burgalés de Tormo confiesa a Roso de Luna ser la reencarnación de don Ginés de lara, último templario de San Polo y a través de tan pintoresca relación llega Roso a Soria....
Es español a medias el que no haya visitado, con la devoción del morabito a la Meca, esa divina curva del Duero y Soria, que le hace dirigir sus aguas hasta el Oeste y el Atlántico después de correr hacia el Este y el Mediterráneo, cual un afluente más del Ebro; el que no se haya extasiado ante el imafronte románico de Santo Domingo o los purísimos claustros, románicos también, de San Juan de Duero por bajo de la ciudad, el que no haya esparcido su vista desde la altura de los derruidos murallones del Monte Oria o Moria, que denomina a la "Soria pura, cabeza de extremadura" de los viejos textos; el que, después de leer las iniciáticas leyendas de Bécquer relativas al lejano Moncayo y al cercano Monte de las Ánimas, no haya recorrido a pie, por bajo de San Juan, la veguita de páramos que antaño fuese la opulenta huerta templaria del Santo Polo, junto a la cueva de San Saturio o "San Saturno". No es español, en fin, el que, estando en Soria, no se haya alargado unos kilómetros más visitando las ruinas de Numancia, la ciudad de Numa, la mágica urge celtíbera o las romanas de Uxama y Termancia, no lejos del Burgo de Osma.
¿Y qué decir del Duero mismo, río que aquende los montes de Urbión corre a más de mil metros sobre el nivel del mar, al que ha de bajar luego en Oporto? Es un río digno por este solo hecho de ser parangonado con el Indo, que corre a más de tres mil metros entre el Tibet y el Indostán. El es, además, el río de mayor y de más elevada cuenca de toda la Península, porque, incluyendo en ella la del Mondego, su afluente portugués, es de 113.000 kilómetros cuadrados, en cuya extensión, superior casi a la del Guadiana y el Tajo juntos, se arborizan, a derecha e izquierda, el Duratón, el Arlanzón y el Arlanza; el Eresma, el Adaja y el Pisuerga, el Esla y el Tormes, haciéndole deslizarse a veces dulce y melancólico, a veces estrepitoso, con esa misma tristeza del Tarín tibetano al norte de los Himalayas.....
Antonio Ruiz Vega.
DIÁLOGO CON ROSO DE LUNA
Esteban
Cortijo.
Director el Centro de Estudios "Mario Roso de Luna".
Llamo a esta
aproximación a la obra del escritor extremeño "diálogo"
para recurrir al método que en él era habitual.
Tanto en las distintas tertulias y actos culturales del Ateneo de Madrid, como cuando salía por el resto de España -en una ocasión por Iberoamérica- en sus frecuentes giras de conferencias por ateneos culturales, círculos obreros, teatros, etc. el escritor extremeño supo entablar una fluida comunicación con toda lcase de personas y clases sociales siempre que les guiara un recto deseo por saber, una inquietud no manipulada por las eternas preguntas que muy pronto él tuvo que recoger en su libro La Esfinge.
Roso representó a su tierra extremeña en varias ocasiones, incluso ante el rey, le quisieron incluir en las listas socialistas en las elecciones de 1931 los andaluces de Algeciras, gran número de teósofos de toda España, en especial catalanes, quisieron que presidiera una escisión de la Sociedad Teosófica Española, durante mucho tiempo se le ha considerado asturiano por su conocido libro "El Tesoro de los lagos de Somiedo" y el periódico de Valencia "El Telégrafo" publicó los artículos que constituyen una de las visiones más lúcidas de la primera guerra europea y que forman el volumen "La Humanidad y los Césares".
Situar la figura de Roso de Luna en la historia del pensamiento español requiere tener presentes varias claves para interpretar su voluminosa obra.
Una de ellas sería el espiritualismo no confesional cuyo cultivo fue raro en su España dominada por el más arcaico de los clericalismos. otra estaría situada en torno a la superación de la corriente positivista europea del siglo XIX. Corriente que en nuestro país apenas rompía entonces los moldes del dogmatismo social y cultural con la ayuda prestada por destacados intelectuales a distintos gobiernos republicanos, y cuyo esfuerzo les hizo ciegos a un panorama conceptual menos mecanicista que aparece cuando el progreso deja de entenderse como réplica a una sociedad teocrática y medieval.
Una tercera línea de interpretación vendría dada por su vinculación a entonces bastante conocida mundialmente Sociedad Teosófica, muy extendida a pesar de los escándalos que desde un principios rodearon a su errática fundadora, la rusa H.P. Blavatsky. En particular sería del más interés contemplar el intento resolución no de presentar lo que genéricamente podemos denominar ocultismo o esoterismo desde esta perspectiva teosófica que no coincide con la del espiritismo la época ni tampoco, a pesar de su plácido ritual e ideológico, con la de ninguna religión concreta.
Por último cabría una lectura de obra rosoluniana desde la crítica literaria del modernismo de fin de siglo. En efecto, aunque su producción literaria mueve más en clave decimonónica toda ella es un intento desesperado de presentar a sus contemporáneos el simbolismo latente en las obras clásicas la literatura y el arte en general, especial la música, convencido de que salvando las distancias, pues nunca un retrógrado, en estas obras se recogen la sabiduría del hombre a lo largo del caminar incesante de millones que no hemos de negar, como nuevos ilustrados, por el esplendor de bambalinas pintadas y frusilerías pasajeras.
Por ello resultará de gran interés cómo sus opiniones sobre diversos temas de actualidad -estamos de nuevo en un fin de siglo- pueden sorprender por su ocngruencia y, desde luego, porque nos catapultan a una concepción de la vida donde el materialismo, el imperialismo, y, en suma, el egoísmo, desaparecerían en favor de un reto personal a desbrozar el propio sendero, hacer camino al andar como decía el poeta, pues, según Roso, regeneración espiritual e iniciación son términos sinónimos.
No en otro sentido hay que entender su ingreso o iniciación en sociedades como teosofía o la masonería. El hará explícita la dimensión espiritual de ambas enfrentándose con frecuencia por ello a otros que tenían una visión más pragmática y política de las mismas.
Esto podría sonar a cualquier suerte de doctrina con su jerarquía y sus administradores, sus sacerdotes y su feligresía, pero no. "Jamás somos absolutamente buenos ni completamente lúcidos", escribe en "Hacia la Gnosis" (2°, Pueyo, Madrid, 1921;245) y por eso es preciso poner freno a quienes se consideren con cualquier clase de verdad para todos. El freno no es otro que el marcado por los derechos civiles universales y orientados a las más altas cotas de libertad y justicia posibles.
La constitución de la asociación Centro de Estudios Mario Roso de Luna tiene como objetivo fundamental la edición de la obra de este autor, satisfaciendo así una deuda histórica con un pensador independiente y rebelde que pudiendo haber sido de los poderosos de su tiempo, optó por una labor sencilla, dialogante y estudiosa dejando a la posteridad una obra sugerente que bebía de las fuentes más limpias de la tradición de todos los tiempos en sus mitos, sus religiones y sus proyectos científicos más evolucionados.
OBRAS COMPLETAS DE MARIO ROSO DE LUNA (Los títulos señalados con * son inéditos)
Vol. 1
La realidad y el ensueño.
Preparación al estudio de la fantasía humana bajo el doble aspecto
de la realidad y el ensueño. La dama del ensueño.
Aberraciones psíquicas del sexo o El Conde de Gabalis.
Por el Reino encantado Maya.
Vol. 2
Ciencia y Teos.
Hacia la Gnosis.
En el Umbral del Misterio.
La Humanidad y los Césares.
La Ley XV de Toro.
Vol. 3
España y América.
Conferencias teosóficas en América del Sur.
De Sevilla al Yucatán.
Por el Reino encantado de Maya.
Vol. 4
Arqueología y Astronomía.
Kinethorizon.
Evolución Solar y series astroquímicas.
La Ciencia hierática de los Mayas.
El Juego chino del Mah-Jongg (*).
Códices de Anahuac y la Baraja Española (*).
Una Maravilla Prehistórica (*).
La Magia y la escritura (*).
Vol. 5
La Asturias Tenebrosa.
El Tesoro de los Lagos de Somiedo.
Don Roberto Frassinelli. El alemán de Corao. (*).
Libro de Bitácora de mis viajes a Asturias (*).
La Xana (*).
Vol. 6
Simbolismo y religión.
Simbolismo de las religiones del mundo.
El Libro que mata a la Muerte o Libro de los Jinas.
Vol. 7
Música de las estrellas.
Wagner, mitólogo y ocultista.
El Libro de Oro de la Pianola (*).
Vol. 8
La Esfinge.
La Esfinge.
Por las grutas y selvas del Indostán.
De gentes de otro mundo.
Vol. 9
Helena Petrovna Blavatsky.
Una mártir del siglo XIX. H.P. Blavatsky.
Páginas ocultistas y cuentos macabros.
Vol. 10
El Velo de Isis.
El Velo de Isis.
Simbología arcaica.
Significación filosófica de la teosofía.
Vol. 11
Artículos.
En la Prensa de Madrid.
Prólogos.
Del Árbol de las Hespérides.
Novelas Cortas.
Logrosán: un legajo histórico.
El Mago Rojo de Logrosán.
Vol. 12
Teosofía.
El Tíbet y la Teosofía (*).
Comentarios a la Genealogía del hombre de A. Besant (*).
Comentarios al libro de "Las estancias de Zyan".
Correspondencia teosófica y ocultista.
Cartas al hijo.
Otras cartas (*).
LO QUE DIJERON SOBRE EL......
"Roso de Luna es uno de los pocos entusiastas de corazón que hay en nuestra patria y todo entusiasta sincero y profundo tiene siempre algo de sagrado, sea cual sea su inspiración". Bonilla
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"Era un hombre buenísimo y creía en la Teosofía a pies juntillas. Había escrito una inmensidad de libros". (J. Caro Baroja)
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"Un hombre perfectamente bueno y sabio" (M. Sánchez Pizjuán)
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"Niño de cuarenta años, criatura adorable con barbas". (Arturo Soria y Mata)
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Su pensamiento.....
La vida de los genios tiene, en verdad, cosas harto extrañas y dolorosas a los ojos de la filosofía. Diríase que es ley inexorable de la que sólo el dolor puede engendrar las obras maestras, y que el temple de las grandes almas, como el temple del acero, no puede ser adquirido sin el brutal contraste del frío con el fuego.... A la manera como la corriente eléctrica no puede dar calor sino cuando sus impetuosidades chocan con resistencia a su paso interpuestas, ni puede dar luz en la lámpara incandescente sino cuando sus energías intensas se ven forzadas a circular aprisionadas por tenuísimos alambres de platino, esa otra electricidad vital trascendente de los genios, idéntica a la que el Cosmos llama Fohat la linterna sánscrita, no puede irradiar sus luces en el mundo si no ha brotado del choque rudo del pedernal brutal de la realidad externa con el humano acero del corazón templado por el dolor, que, al finl, todo potencial eléctrico o dínamo no puede nacer sino del desequilibrio, y todo diamante tiene que cristalizar bajo la crueldad mineral de las presiones más tremendas... Esto es también una de las facetas del gran tema humano de la Justificación. Esto demuestra también al filósofo, sin dejar lugar a dudas, cómo hay una ley oculta, por virtud de la cual, cuando el paroxismo del dolor, de la rebeldía o del esfuerzo se llega al límite, o a lo que con su concepto gráfico tomado de la química podríamos llamar el estado crítico de las almas esforzadas, estas rompen al fin el círculo de hierro que la aprisionaba saltando a una nueva dimensión, es decir, creando una realidad nueva por verdadera obra de magia.
REFLEXIÓN SOBRE SU VIDA
Después de leer la vida de Roso de Luna, veo en su lectura dos etapas cruciales. La primera, marcada por el ser, que le dio vida, su madre, mujer altamente sensible y con no pocos conocimientos. La segunda etapa de Roso (a partir de los 30 años) está marcada por su maestra H.P.B. "su madre espiritual". Si su madre física le abre las puertas a este mundo, su madre espiritual se las abre a la Eternidad, al "Todo".
* Su madre forma su alma ........................ H.P.B. forma su espíritu
* Su madre le da la forma ..........................H.P.B. se la quita
* Su madre le da la fuerza para volar ...... H.P.B. le pone las alas...
Si uniéramos a sus dos Madres en una sola, llegaríamos a lo que él mismo tanto pregonaba, a la síntesis, a la unión de la Materia con el Espíritu. Roso la denominaba "ciencia espiritual". Él mismo dirá que sólo reconoce un iniciador en el verdadero sentido de la palabra: la Naturaleza. "La Gran Madre", ella es la Madre poderosa de Todo lo que vive y también es el principio de la muerte; pues el dador de vida en la forma, es también el dador de muerte, la forma deberá morir. La muerte y el nacimiento son las dos caras de la misma moneda. "La respuesta de Roso de Luna fue a favor de lo que el hombre tiene de espiritual sin por ello descuidar la realidad del mundo".
Esteban Cortijo en su obra "Mario Roso de Luna - Teósofo y Ateneista" nos dice: "En opinión de Roso el mero hecho de ser estudiante de la teosofía se tiene una expectativa nueva, una nueva jerarquía de valores. El camino que comienza aquel que acepta esta más amplia interpretación del mundo es una especie de iniciación o generación espiritual, ya que ambos términos son sinónimos".-
El mismo nos indicó:
En "Conferencias Teosóficas en América del Sur" cómo llegó a su conocimiento la Teosofía y cómo desveló sus ocultas latencias:
"Helena P. Blavatsky me había revelado un mundo completamente nuevo tras mis dieciocho años de estudios universitarios, allá en 1902. Convencido entonces de mi ignorancia ilustrada, puedo asegurar que desde aquel día de marzo, una nota secreta, constante como un mantram, dulce y augusta como música pitagórica, avasalladora e indeclinable como kármica voz del Destino, resonaba en lo más profundo de mi ser al modo de aquella otra que al Judío Errante de la leyenda le musitase siempre al oído: "Anda, anda, anda....!"
Bien o mal, cumplí mi deber. Estudié, conviví la vida teosófica. Busqué a mis hermanos. Di conferencias. Escribí cuanto pude en periódicos, revistas y libros para comunicar a los demás el santo fuego que en mi pecho ardía.
"Las
almas grandes se inician por sí mismas.
Estas almas se salvan, según el oráculo de Delfos"
(Proclo)"
J. Martín, 24/04/2004